El respeto y la paz comienzan por casa

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
Las estadísticas nos muestran que el mayor número de víctimas de la violencia es generado por la delincuencia común, por las confrontaciones por intolerancia y por la violencia doméstica.

Igualmente, parece que no incluimos en nuestras consideraciones los actos de violencia e injusticia que cada uno de nosotros protagoniza, porque, como lo señala el adagio popular: es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga que cubre el nuestro.

Hoy, para caminar por un proceso de superación del conflicto armado, resulta imperativo que revisemos de qué manera cada uno de nosotros vamos a aportar para que ese clima de paz efectivamente se haga realidad porque, por supuesto, no basta con suscribir los acuerdos, eso es solo el inicio, el resto, es responsabilidad de Todos.

A manera de ejemplo de lo que podemos hacer me refiero en esta ocasión a la necesidad de ser justos y tratar con sumo respeto a quienes nos rodean: a su cónyuge, a sus hijos, a los mayores, a sus compañeros de trabajo, a quienes trabajan para usted, aceptando que la justicia y el respeto comienzan por casa y que solo si allí se practican y se enseñan estos valores, podremos tener un entorno y un país en paz.

Asombra observar cómo hay tantas personas, inclusive con altos niveles de educación y recursos económicos, que abrumadas por complejos de superioridad (que siempre denotan profunda inseguridad), asumen posturas arrogantes y maltratan de palabra y hasta de acción, a quienes les sirven como empleadas en el hogar o en la empresa, o le atienden en el restaurante; a los porteros, guardas de seguridad, a los administradores del condominio o edificio donde habitan.

Esto es, a personas en un cierto nivel de indefensión y a quienes, con frecuencia, solo les queda el llanto y la rabia como respuesta porque necesitan del trabajo, y eso lo saben quienes les agreden y se convierten en abusadores, sin que, en general, haya alguien que les llame la atención, bien porque actúa de igual manera, porque no les importa, o porque no quieren meterse en problemas.

Resulta entonces muy difícil entender que personas como las mencionadas hablen de justicia y paz si personalmente no las practican.

En teoría todos anhelamos avanzar hacia la superación de la violencia que por tantas décadas nos ha afectado y aprovechar tantas oportunidades de crecimiento y desarrollo que se han perdido, por ello cabe convocar a una reflexión seria y profunda, que nos permita responder con sinceridad si con nuestras actitudes y comportamientos estamos contribuyendo al logro de esa sociedad justa y en paz que anhelamos.

Reiterando que la justicia, el respeto y la tolerancia son valores, actitudes y comportamientos que comienzan en casa y que exigen que las apliquemos todo el tiempo, en todos nuestros actos, con la naturaleza y con todas las personas, muy especialmente con las más débiles e indefensas. Si no lo hacemos de ese modo, no solo no aportamos al gran logro de vivir en paz, sino que estaremos malogrando las posibilidades que hoy vislumbramos.

Credito
Martha Cruz

Comentarios