Controle su mal genio

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
Nadie puede ser feliz si vive malhumorado o malgeniado, si se amarga por cosas insignificantes, si es incapaz de tomar con calma las contrariedades del día y si le falta serenidad para encontrar solución a sus problemas.

Tampoco podrá sentirse feliz si desgasta su tiempo amargando a los demás aún por pequeñas cosas, si no es capaz de entender que las personas pueden fallar sin quererlo, incluido usted también, pero que pueden corregir y prevenir faltas si se les ayuda a identificarlas con gentileza y con la orientación adecuada.

Hay quienes piensan que ser duro, agrio, autoritario, destructivo, descalificador, déspota, es necesario para afirmar una personalidad fuerte, para demostrar que se tiene carácter y para ganar respeto. También hay quienes piensan que esa es la mejor forma de ejercer la autoridad como jefe, como padres, como superiores. Quienes así piensan están muy equivocados; con ello sólo logran amargarse a sí mismos y amargar a los demás, además de crear un entorno difícil y ganarse la imagen de gruñón, inseguro, acomplejado, porque detrás de esa máscara es muy posible que exista un ser frágil, atemorizado que oculta muchas cosas.

Los “malgeniados” harían bien en preguntarse, qué ganan cargándose de malos sentimientos, si con ellos se hacen daño a sí mismos principalmente, no sólo porque afectan su salud y como mínimo se ganarán una úlcera y muchas arrugas, además de que amargan la vida a otros. Ese tipo de comportamiento se nota de inmediato a través del lenguaje, del tono de su voz, gestos y miradas; afectan en forma negativa su relación con el entorno y, por supuesto, deterioran la imagen que otros se hacen de usted, y serán muchos quienes prefieren mantenerse a distancia para no ser víctimas de ese tipo de actitud. O, acaso, no ha oído decir de alguien “... a esa persona, es mejor tenerla lejos” o “Vive envenenado”, o “como si se lo llevaran los diablos”.

Entre tanto, muy seguramente usted se queja de que tiene pocos amigos, de que se mantiene muy solo o sola, que no lo quieren, que no le colaboran... etc., etc., etc. Entonces, pregúntese y responda con total sinceridad, si esto no es el resultado de comportamientos que bien pudiera cambiar, con la certeza de que las cosas podrían mejorar. Por supuesto que implica hacer un esfuerzo consciente, y persistente, pero puede tener la certeza de que los resultados premiarán ese esfuerzo.

Y no se trata de ser conformistas, pero sí de entender que no es cuestión de esperar esa lejana y esquiva felicidad, porque así como la sueña no existe; hay otra forma y está al alcance de su mano. Dispóngase entonces a observar su entorno desde otra perspectiva, a disfrutar cuanto tiene, más que a sufrir por lo que le falta. Ocúpese de entender a los demás y aportarles al menos comprensión, compañía, orientación, y sonrisas, con la certeza de que ellos le retornarán con creces; y, recuerde, es válido trabajar para que las cosas, las situaciones y las personas cambien y mejoren, y a ello no puede renunciar, pero es inútil amargarse la vida y amargar a los demás, porque las cosas y los otros no son como usted quiere que sean.

 

Dejo una invitación para trabajar en tres propósitos:

Controle sus emociones, evite el “mal genio” sólo le genera úlceras, arrugas y mala imagen.

Aprenda a sonreír, hasta de usted mismo. Así sea en secreto, reconozca sus errores y en cambio de darse látigo, haga un esfuerzo por no repetirlos. Ofrézcales a los demás una cara amable.

Contribuya con su buena disposición para que otros disfruten su tiempo en el trabajo, en el hogar, en su entorno y con ello de ejemplo para que los otros hagan lo mismo. Así, su vida y la de quienes le rodean será mucho más grata.

MARCRUZTOL@YAHOO.COM

Credito
MARTHA CRUZ

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