Los almuerzos y desayunos de trabajo y de negocios

En la gestión de las empresas e instituciones es común invitar a almorzar o desayunar a personas consideradas claves, ya sean colegas, clientes o prospectos de clientes, para tratar proyectos o cerrar negocios. Cualquiera que sea la situación deberá ser un momento amable donde se den condiciones para avanzar y generar confianza entre las partes.

Por lo anterior es importante que el anfitrión sepa cómo actuar en tales circunstancias y tenga en cuenta unas normas básicas para que se den las mejores condiciones en esa actividad.

Si es usted quién invita, elija un lugar que ya conozca y que ofrezca el ambiente apropiado, que ofrezca la comida aceptable y buen servicio. No es el momento para experimentar un restaurante nuevo; si es posible, reserve con anticipación.

El invitado es quien primero deberá decidir qué va a tomar. Si se trata de un almuerzo del tipo anotado, en general se supone que no se acompaña con alcohol, pero sería posible un vino. Si usted no quiere que se tome licor deberá advertirlo en el restaurante para que el mesero no ofrezca, de otro modo, si ofrece y el invitado decide aceptar una copa, se  deberá atender su pedido.

Igual ocurre con la selección del menú. Es el invitado quien deberá decidir en primer término qué desea comer. Usted, que se supone conoce la oferta del lugar, puede hacerle sugerencias si hay especialidades que amerite probar. Si tienen un presupuesto limitado y la carta ofrece productos que lo sobrepasan, deberá hacer un acuerdo previo en el restaurante para que el mesero ofrezca solo algunos platos. O, en este caso, seleccionar otro lugar que se ajuste al presupuesto, puede ocurrir que el invitado escoja el plato más costoso.

Tenga en cuenta lo que pide el invitado para no pedir más platos que éste, así podrán comer al mismo ritmo y recuerde que, si bien es un evento de negocios o de trabajo, no debe excederse en la conversación para que también puedan disfrutar la comida.

Sea un buen compañero de mesa y recuerde las reglas de oro al comer, no solo porque hay personas que se incomodan con los malos modales de sus acompañantes en la mesa, también porque hace parte de la imagen que usted proyecta. Por tanto, debe tener en cuenta: masticar con la boca cerrada y no hablar con la boca llena. Evite hacer ruido con los cubiertos, si es el caso, espere a que se enfríe el alimento pero no sople, ni incline el plato de la sopa para tomar hasta la última gota, ni raspar con el pan la salsa que queda en el plato. 

Las servilletas se usan para limpiarse la boca y las manos, pero no para limpiar el sudor o sonarse. El finalizar la comida no la deje sobre el asiento o el plato, póngala a un lado del plato sin dejarla vuelta un rollo.

Pida la cuenta y revise, si algo no está correcto dígalo al mesero con mucha discreción. Siempre tenga en cuenta que los temas de mesa sean amables y evite aquellos que puedan generar discusión. Una actitud positiva y amigable acompañada de una sonrisa serán siempre los mejores ingredientes para acompañar estos momentos. 

Credito
MARTHA CRUZ

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