Las melodiosas voces de su madre y hermanos acompañadas de tiples y guitarras fueron introduciendo en el mundo de la música al abogado Armando Polanco Urueña, cuando apenas era un adolescente.
Él, que dice no fue dotado con buen oÃdo sino de una extraordinaria memoria auditiva, tiene el privilegio de escuchar las hermosas canciones del pasado que perdurarán por siempre, gracias a su amplia colección.
Este hondano de nacimiento, e ibaguereño por adopción, atesora en su casa 78 mil temas, almacenados en miles de discos de vinilo, que empezó a adquirir desde 1957.
“Yo hablo de temas, porque cada disco contiene entre dos, cuatro y 20, y todos suman 78 mil, de variados génerosâ€, explicó al asegurar que tiene tango, música argentina, milongas, folclor suramericano, música ecuatoriana, mexicana, corridos, huapangos, sones huastecos; americana interpretada por las big band de los años 20, 30 y 40; francesa, española, italiana, venezolana y, por supuesto colombiana, de la cual se desprenden pasillos, bambucos y cumbias.
Según contó, a esta afición llegó siendo Juez de la República en Fresno, con la compra en Manizales de un LP que contenÃa la canción Por si no te vuelvo a ver, compuesta por MarÃa Grever e interpretada por Néstor Mesta Chayres.
“Siempre sentà un gusto especial por la música antigua, pero fue en aquella década que, con el inicio del long play, empecé a adquirirlos, luego de haber escuchado por años cantar a mi madre y hermanos temas de antaño, asà como los programas que se difundÃan en Colombia, a través de las emisoras Nueva Granada y Nuevo Mundoâ€, mencionó.
Y agregó que: “Ese gusto se convirtió realmente en mi pasión en 1945, oyendo los boleros de Leo Marini, Fernando Torres, Hugo Romani, Gregorio Barrios, Pedro Vargas, Fernando Fernández, Néstor Mesta Chayres, Alfonso Ortiz Tirado, Elvira RÃos, Lupita Palomera y Eva Garzaâ€, artistas que engalanan su colección.
Un museo para los oÃdos
La biblioteca del hogar de Armando Polanco Urueña y su esposa LucÃa Cuartas está convertida en un museo para la memoria, tanto por los libros, registros fotográficos de Ibagué del siglo XIX y su vasta serie de discos de larga duración, cuyo número resulta incalculable.
Su colección comprende desde 1906 hasta entrado 1960 cuando hizo un alto en el camino, dejando de comprar, debido a la salida del mercado de estos discos. Tanto asà que “no colecciono música del 70 para acá, ni me interesa oÃrlaâ€.
“Todo este tesoro lo adquirà en tiendas que distribuÃan discos, otras en almacenes de antigüedades y en discotecas caseras, a estas últimas yo iba y compraba los discos que quedaron descontinuados y que a la gente no le interesaba conservar, hoy dÃa esto no se puede hacer porque no se consigue por ejemplo una versión de la orquesta de Pedro Biava y de Luis Felipe Sosaâ€, indicó.
Como suele suceder, los miles de discos fueron adquiridos por Polanco Urueña poco a poco y con mucho esfuerzo, pues en sus inicios sus ingresos eran precarios, pero ni asà podÃa evitar la tentación.
Ahora todo su legado se resume en piezas adquiridas en todas partes del mundo, entre las que destacan de ParÃs, Francia, Inglaterra, España, Italia, Portugal, Argentina, Chile, Ecuador, México, Nueva York y San Francisco, este último donde encontró en el puerto de pescadores cintas magnetofónicas del séptimo arte, entre ellas, las que contenÃan la banda sonora de El Mago de Oz, cantando Judy Garland, y de Serenata Argentina y Volando a RÃo de Janeiro.
¡Qué organizado!
Si bien es cierto, al hablar de sus discos Armando Polanco Urueña demuestra que tiene una memoria fotográfica, el verla también evidencia lo meticuloso que es con los detalle: cada disco ha sido numerado en orden ascendente, lo que le permite encontrar en cuestión de minutos el tema de su preferencia.
Para llegar a ello, ha hecho uso de la tecnologÃa, creando una base de datos en el computador, en la cual está el número del disco, la posición dentro de la repisa, el tÃtulo de cada tema y el intérprete.
“Con este sistema yo busco en el computador el tÃtulo de la canción y éste lo manda al sitio donde está. Por ejemplo Vereda Tropical, es un bolero que tiene unas 55 versiones y todas las poseo, y cuando deseo escucharla busco y me sale los distintos intérpretes, orquestas y años, y yo sólo debo escoger cuál quieroâ€.
Melómano consagrado
Armando Polanco no sólo tiene sus discos para verlos organizados en dos amplias estructuras de madera sino que los escucha a diario, desde las 5:00 de la mañana.
Sumado a ello, pasa horas enteras grabando los temas en CD para compartirlos en cada reunión de amigos. De hecho, cada viernes al caer la tarde junto con su esposa, se reúnen en el CÃrculo Social de Ibagué, para escuchar distintas piezas y artistas con un grupo de allegados.
“En todas las reuniones nos vamos turnando quien lleva la música y pasamos unas veladas maravillosasâ€, indicó.
Y es que con sus amigos, además de compartir de las canciones, hablan de las estrellas de esa época, de ahà que como buen coleccionista investigue y conozca todas las biografÃas de la discografÃa, que le ha dejado bellos recuerdos, entre ellos, el haber conocido a dos grandes Ãdolos: Fernando Torres y Eduardo Farrés, durante un viaje a Buenos Aires.
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