Retirado de la vida pública y después de padecer por cerca de 10 años de demencia senil, la vida de Mario Laserna Pinzón, se apagó ayer, en la tranquilidad de su hogar, en Ibagué.

De acuerdo con su exesposa, Liliana Jaramillo, el corazón del padre del senador Juan Mario Laserna dejó de latir sobre las 7:20 de la mañana, en casa de su hija mayor, Dorotea.  

“Estaba muy grave, llevaba mucho tiempo enfermo”, refirió al mencionar que verlo en ese estado era angustioso, a la vez que recordó que él hasta su último aliento amó al Tolima, tierra de la que se proclamaba hijo.

“Siempre dijo ‘Nací en París y me siento tolimense’”, expresó su exesposa y madre de sus cinco hijos: Dorotea, Catalina, Liliana, Carmen Julia y Juan Mario Laserna, minutos antes a una eucaristía a oficiarse en la Catedral de Ibagué, a la que amigos, familiares y autoridades municipales y departamentales asistieron a darle su último adiós, pues sus honras fúnebres se cumplirán mañana en la Capital de la República. 

Esperanza Velásquez Soto, quien durante los últimos cuatro años lo cuidó con dedicación y esmero, refirió que la partida de don Mario fue tranquila y apacible.

“Empezó a respirar muy suave, y al final ese respiro cesó. Se fue tranquilo y en paz”, dijo con voz temblorosa y los ojos aguados, al recordar los continuos paseos que daban juntos por la Plaza de Bolívar y los alrededores de la finca La Palma.

Legado

Mario Laserna, quien este 21 de agosto cumpliría 90 años, fue senador por la Alianza Democrática del M-19, embajador de Colombia en Francia y Austria, rector de la Universidad Nacional y fundador de la Universidad de los Andes.

Estudió Matemáticas en la Universidad de Columbia, en Estados Unidos e hizo un posgrado en filosofía en Princenton, Nueva Jersey.

Fue docente de centros educativos europeos como el Philosophische Institüt de Viena o la Universidad Maximiliano de Münich.

Entre los múltiples hechos que lo catapultaron fue su amistad  con el genio Albert Einstein, originada durante un encuentro en la Universidad de Princenton. De su cercanía no solo quedaron fotografías sino, también, cartas que el científico le hizo llegar a don Mario, con diversos tratados de física, muchos de los cuales están en manos de su exesposa.

Según su hijo, el congresista conservador Juan Mario Laserna, son muchos los recuerdos que rondan su cabeza tras la partida de su padre, los cuales solo logra resumir en una frase “fue una fuente de inspiración para lo que estoy haciendo”.

Igualmente lo calificó como uno de los primeros filántropos de Colombia, “siendo una persona nacida en una familia acaudalada decidió que su fortuna iba a ser puesta al servicio del país, así como su talento”.

Ilustre hombre

A Liliana Jaramillo le sobran las palabras para despedir al hombre con el que estuvo casada por 30 años, y a quien define como un hombre ilustre, que dedicó cuerpo y alma al desarrollo del país.

“La vida al lado de Mario fue muy interesante porque tenía una persona muy crítica, inteligente, siempre informada, que cuando decía esto no se puede hacer era con fundamentos de peso”, mencionó, al recordar dos situaciones que gracias a su terquedad, visión y conocimiento de causa permiten a los bogotanos poseer dos importantes escenarios: el primero, el parque Simón Bolívar; el segundo, el barrio La Candelaria.

Lo anterior, según recuerda la señora Jaramillo, como concejal de Bogotá se opuso a que el alcalde de la época, Jorge Gaitán Cortés, vendiera el parque, y tiempo después evitó que el barrio histórico fuera demolido para construir una circunvalar.

“Nos enseñó que la gente debe defender y colaborar con el gobierno para que el país prospere, pero su mayor obra fue la revolución que dio a la educación universitaria en Colombia, a través de la fundación de una universidad en la que impulsó el desarrollo científico a partir de una sólida enseñanza de las matemáticas, siguiendo el modelo de la academia norteamericana”.