Lleva el periódico en el alma

JORGE CUÉLLAR - EL NUEVO DÍA
Es común verlo en la calle con un maletín lleno de recibos y siempre portando el carné que lo identifica como asesor de ventas de EL NUEVO DÍA, incluso en su propio puesto porta con orgullo la identificación de la empresa a la que sirve desde hace 23 años.

La perseverancia ha sido uno de los máximos valores de Jorge Enrique García Palma para convertirse en el asesor de ventas con más de 20 años de trayectoria en EL NUEVO DÍA, incluso fue esa constancia la que lo llevó a obtener su empleo en el Periódico de los Tolimenses.

Recuerda este profesional universitario que en la tarde del 15 de noviembre de 1992, mientras colaboraba con el informativo Actualidad Tolimense en las ventas, escuchó que existía EL NUEVO DÍA y decidió pedir trabajo en este rotativo.

“Cuando iba a entrar para intentar entrevistarme con el jefe de la época, el vigilante (Hélmer Parra) no me dejaba entrar, pero yo quería que me dieran la oportunidad y en descuido del celador, me entré y logré hablar con Jesús Lozano, quien era el coordinador y venía del periódico Vanguardia Liberal.

“Este santandereano me dijo: ‘Si usted no vende hoy una suscripción, no entra a trabajar acá. Hágala y lo recibo’; ese día le cumplí el reto, pues la primera venta fue al Club Ejecutivo, que quedaba en el octavo piso del centro comercial Combeima; desde ahí van 23 años de retos y trabajo en equipo”, cuenta.

Al ver el jefe de ese entonces que había logrado lo encomendando, le indicó que preparara un contrato como civil como agente comercial e inmediatamente fue a la Notaría Segunda, donde legalizó los documentos.

Insistiendo

Con su espíritu de vendedor, comenzó a visitar empresas, bancos, oficinas de abogados, sedes políticas y otros gremios; en esas correrías vendió la suscripción a quien sería el próximo gerente de EL NUEVO DÍA, así como a uno de sus accionistas.

“Como no conocía a los socios del periódico, entonces terminé en la oficina de Fernando Meléndez, le insistí tanto, que lo convencí de adquirir una suscripción de su propia asociación.

“En otra ocasión fui a la gerencia del antiguo Banco Industrial Colombiano, BIC, y hablé con Antonio Melo Salazar, también logré la venta y luego me dijeron, ‘le vendió el paquete al próximo gerente de EL NUEVO DÍA; es que yo acostumbro a entrar a todas partes y ofrecer el producto. De esa venta, recuerda el exgerente de esta casa editorial, que en efecto cuando estaba en proceso de tomar las riendas de EL NUEVO DÍA, compró esta suscripción, que le cedió a su padre, pues como nuevo gerente del periódico, tenía asegurada su edición diaria.

Cuenta este administrador egresado de la Universidad del Tolima, que hizo una de las máximas ventas al Congreso e incluso a la institución donde salió graduado como universitario, así como otras personalidades del Departamento.

“Le vendí al abogado Germán Barberi, al exdirigente Liberal Alberto Santofimio y cuando estuvo como presidente de la Cámara Emilio Martínez les vendí 120 suscripciones, así entré a vender a la Capital de la República para visitar otras empresas.

“Recuerdo también que antes de graduarme, en 2001, yo hablaba bien con el rector de ese entonces de la Universidad del Tolima; para ese tiempo salieron unos escándalos por unos contratos y los publicó EL NUEVO DÍA, se dañaron las relaciones con el doctor Israel, pero aún así le vendí su suscripción”.

La Ley 550

Para inicios del nuevo milenio, EL NUEVO DÍA entró en el proceso de la Ley 550 o de quiebra, cuenta García Palma que fueron momentos difíciles para la empresa, pero con trabajo se logró salir de esta situación.

“En 1999 y 2000 fueron momentos duros, pero aún así había que trabajar; la gente me decía: ‘Pero para qué le compro si el periódico se va a acabar’, pero nosotros creíamos en este producto y nunca llegué con las manos vacías.

“Le respondía a la gente: ‘Si se acaba, se va, pero yo me hundo con ellos’, y se logró el objetivo, la gente ayudó, muchos se pusieron la camiseta y nos compraron suscripciones y el trabajo de la gerencia sirvió para salir de ese estado.

“Es que esta empresa es el segundo hogar y si yo no lucho por lo que me está dando la comida, entonces quién, yo lucho hasta donde más puedo”, sentenció.

Su día a día

Desde hace poco más de tres años Jorge García hace parte del equipo de Clasificados; según él, un proceso un poco más difícil pero que logra debido a su interés por el trabajo.

“Hay que volar y sacar lo máximo al tiempo; hay abogados que me llaman que tengo que estar de una vez o si no, no me comprar y tengo que‘volar’; además Ibagué ya no es el pueblo de hace 20 años, el tráfico hace las distancias más largas”.

En este aspecto también lo recuerda Antonio Melo Salazar, quien dice que a Jorge la gente lo ve en el centro por la mañana vendiendo, pero si se registra una manifestación en la calle 42 allá está y si hay un concierto en el Conservatorio también es común verlo; “casi todo el mundo lo conoce”, señala Melo Salazar. “Su éxito también se debe a que sabe lo que va a suceder en la ciudad, conoce a quienes participan de los sucesos en Ibagué, siempre está informado. Se puede decir que es fidelidad y entusiasmo con el periódico”, sostiene Antonio Melo.

Y es estar enterado de todo lo que lo caracteriza, sabe lo que sucede en la política tolimense y de temas de interés; hasta trae informaciones a algunos periodistas y algunas han resultado ser ‘chivas’ noticiosas; pero aunque conoce del mundo político, dice no haber querido estar metido en este.

La exjefe de Redacción de EL NUEVO DÍA, Martha Myriam Páez Morales, concuerda con Antonio Melo sobre la fidelidad de Jorge hacia el diario, además lo define como “un hombre persistente, insistente, que lleva el periódico en el alma”. Fuera de sus labores, un domingo, García Palma dice que sale con los amigos que tiene, algunas veces comparte con los periodistas o sale a cine: “Me gusta mucho la naturaleza, así como la música y escucho Radioactiva o La W”, puntualizó. Es común escuchar la risotada que lo caracteriza, así como su gusto por las mujeres, donde se muestra como ‘picaflor’ pero respetuoso y dentro de la sede del Diario de los Tolimenses hace sus rondas y, como si pareciera un jefe de Redacción, recorre la sala y da una que otra previsión.

Credito
ANTONIO GUZMÁN OLIVEROS

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