De esta manera, jóvenes provenientes de Alemania, Bélgica, Francia, Estados Unidos, Eslovaquia, Suiza y Brasil se encuentran en Ibagué y Honda desde hace varios meses, compartiendo aulas con estudiantes de su misma edad y enamorándose de la Capital Musical.

Estos participantes que se convierten en ciudadanos del mundo, expresaron sentirse muy emocionados con su estadía en Colombia, donde han forjado amistades y logrado cumplir con los objetivos del programa como desenvolverse mejor para convertirse en líderes.

“Llevo siete meses aquí. Colombia es un país muy hermoso y diferente, me gusta mucho porque puedo aprender el español y tengo una nueva familia acá”, afirmó Marek Cech, de Eslovaquia, quien está cursando grado once en el Gimnasio Campestre.

Cabe destacar que dentro de los requisitos del programa está tener entre 15 y 19 años, y quienes desean un intercambio a largo plazo duran un año lectivo en el país escogido, por lo que deberán asistir a colegios de la localidad y se alojan con familias anfitrionas.

Así sucede con todos los jóvenes intercambistas radicados en este momento en Ibagué, se encuentran cursando el último año escolar en colegios como San Bonifacio, Champagnat, María Inmaculada y Gimnasio Campestre. La mayoría regresa este año a su país natal.

Más territorio

Aparte de Ibagué, clubes rotarios de diferentes municipios se vinculan a este programa, como el caso del club rotario de Honda que recibió a Philipp Luig, intercambista de Alemania, quien gracias al programa también ha conocido diferentes partes del país, “He ido a Mariquita, Bogotá, Cartagena y más ciudades. Colombia me parece muy interesante porque hay muchas regiones diferentes, se ve desierto, selva y montaña, además tiene mucha historia”, comentó el joven.

Por otro lado, la joven Felice Henderson, de Estados Unidos, mencionó estar cautivada por la gastronomía y cultura colombiana, y especialmente la ibaguereña, que destacó por ser personas sonrientes y amables.

Labor social

A parte de participar en actividades de integración y turismo, organizadas por los clubes rotarios, los jóvenes se vinculan a labores sociales.

“Desarrollamos actividades humanitarias como compartir con los niños en los colegios. También, fuimos cerca al Cañón del Combeima a pintar una escuela”, contó Tigist Moris, de Bélgica.

Y en el caso de Jonas Rohrer, de Suiza, comentó haber visitado un municipio cercano para desarrollar labores de acompañamiento en un ancianato y haber vendido agua para ayudar a los niños con polio.

Barrera del lenguaje

Todos los jóvenes manifestaron que lo más complejo que debieron enfrentar recién llegaron al país fue el idioma.

Sin embargo, la mayoría que ya superó los seis meses de permanencia, comentaron tener un gran avance y comprender mejor las conversaciones, por lo que no descartan volver.

“Me gusta la ciudad porque hay cosas para hacer y es pequeña, todo queda cerca; amo Colombia, no quiero volver a Francia y creo que volveré en vacaciones porque la gente es muy amable”, agregó Pauline Richard, de Francia.

Sobre el programa

Los propósitos del intercambio es que los participantes adquieran destrezas de liderazgo y fortalezcan el idioma que se encuentran estudiando. Además de ahondar en las diferentes culturas, convirtiéndose en ciudadanos del mundo.

El programa está presente en más de 100 países, dentro de los beneficios que ofrece está el alojamiento con familias anfitrionas, cupo en un colegio y alimentación.

Los jóvenes intercambistas deberán asumir con los gastos de pasajes

aéreos de ida y regreso, seguro de viajes, tramitación de documentos y dinero para gastos personales, excursiones y paseos.

Quienes deseen participar de un intercambio puede acercarse a un club rotario y solicitar más información.

Cabe resaltar que la mayoría de los clubes rotarios de la ciudad cuentan con intercambistas en este momento.