El ovillo del Acueducto Complementario, I parte

JORGE CUÉLLAR - EL NUEVO DÍA
Compra de tubería sin haber iniciado las obras y adjudicación de un contrato para la instalación con dudas en los diseños, son la punta del ovillo que apenas ha empezado a desmadejarse con más posibles implicaciones que las que hasta ahora apuntan a improvisación en la gestión del Ibal.

Compra de tubería sin haber iniciado las obras y adjudicación de un contrato para la instalación de la misma en el que hay disparidad de criterios sobre la actualización de los diseños, han empañado desde su inicio la construcción del acueducto complementario en Coello - Cocora.

Sumado a ello, en el acto contractual suscrito entre el Ibal y el consorcio Acualterno en el periodo de Libardo Gutiérrez Díaz (exgerente del Ibal), se le dio potestad al contratista para que iniciara los trabajos y sobre la marcha reajustara los diseños de un túnel y  de unos pasos subfluviales, entre otros trabajos, para que posteriormente dijera cuál era el valor real.

Esto, a juicio del actual gerente de la empresa, Carlos José Corral, tiene una connotación especial, en el sentido de que pocas veces en la ingeniería se contrata una firma para que haga diseños y ejecute obras.

“La empresa tenía unos diseños de 1996, que hizo la firma Estudios Técnicos, los cuales se actualizaron en 2002 y 2005 (entre otros), pero en el contrato suscrito con Acualterno se acordó  ejecutar diseños y reactualizarlos”, dijo Corral.

 ¿'Micos' en el contrato?

El contrato, por seis mil 296 millones de pesos, se firmó el 8 de noviembre de 2011 y tenía por objeto la obra civil e instalación de tubería y accesorios de 36 pulgadas de diámetro, incluyendo un túnel de 90 metros.

Partiendo del objeto del contrato, pareciera que no se tenía certeza sobre todas las obras adicionales que se tenían que hacer en la instalación de los primeros cuatro mil 700 metros lineales.

Como lo explica Fernando González Roa, interventor del contrato en mención, aparte del túnel, se deben construir tres viaductos (aunque el Ibal y el contratista dicen que son cuatro) y unas obras de estabilización de talud, que no se definen claramente en el acto contractual.

De igual forma, en el presupuesto de obra civil aparecen los ítems de paso subfluvial, pasos elevados, túnel, plan de manejo ambiental, obras de drenaje y conservación de la vía existente, con un asterisco.

Y dentro de una nota en letra menuda, se indica que estos ítems tendrán un valor fijo a manera informativa, que sería incluida por el proponente en su propuesta. “El verdadero valor se ajustará al plan resultante de los estudios y diseños”.

Lo que significa que “cuando arrancó el contrato con Acualterno, no se tenía la certeza de cuánto costaría toda la obra, ni cuál era el verdadero valor de los trabajos adicionales”, según explica Ricardo Arroyo, secretario General del Ibal.

Y entonces surgen varias preguntas. ¿Hubo improvisación? ¿Por qué el Ibal se afanó en adjudicar un proceso si no tenía todos los diseños? ¿O acaso fue error del contratista por recibir un proceso sin tener todas las garantías?

Para el abogado Orlando Arciniegas, apoderado de Acualterno, la falencia no fue del consorcio. 

“Nunca entendí y de eso dejé constancia en el Ibal, de cómo adjudicaban un proceso para instalar la tubería sin tener los diseños.

“Sin embargo, en ese entonces el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial obligó al Ibal a invertir los recursos y ellos (Ibal), bajo unos estudios viejos de 1996, elaboraron el proyecto y eso se evidencia porque en el primer ítem del contrato se habla de los diseños.

“En cuanto a la pregunta ¿si fue error del contratista?, debo decir simplemente que el Ibal armó el proyecto y le informó que arrancara con ese presupuesto”, puntualizó.

Otro aspecto, que según otro ingeniero vinculado al acueducto de Bogotá es “curioso” dentro del contrato, es el precio fijado por metro lineal para la construcción de los pasos elevados o viaductos. 

Según el acto contractual se tienen que construir 230 metros lineales, y el precio total se fijó en mil 296 millones de pesos, es decir que el metro lineal saldría a seis millones 300 mil pesos, aproximadamente. 

“Esto es un super precio, si se tiene en cuenta que en este momento el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) está pagando por metro lineal de viaducto tipo Transmilenio tres millones 200 mil pesos. Luego, es un valor exagerado el que se fijó en el contrato, mucho más si fueron precios de hace dos años”, dijo el ingeniero, que pidió reserva del nombre.

¿Qué pasó con la obra?

El 2 de diciembre de 2011 se firmó el acta de inicio de obra, pero en dicho documento dejaron constancia de que el contratista, a esa fecha, no había recibido oficialmente las memorias de los diseños ni los planos de proyecto. Y se acordó que el contrato debía concluir el 2 de octubre de 2012.

El acta la firmaron Miller Suárez, suplente de Acualterno; Nelson Alfonso Casas, interventor, y Luis Ricardo Salcedo, jefe de la División Técnica del Ibal.

Llama la atención que Salcedo firmó está acta cuando el 2 de agosto de 2011, él mismo dio el visto bueno de un análisis de conveniencia, donde se indica que “el Ibal contrató un estudio hidrológico y geotécnico de la cuenca y la línea de conducción”.

El 8 de febrero de 2012 se firmó un acta de suspensión de la obra. En ese entonces, los contratistas argumentaron que la fuerte ola invernal desprendió la banca de la vía y que era imposible el ingreso de vehículos y de personal para la instalación de la tubería. 

“Para todos los efectos legales, la presente acta de suspensión no modifica las condiciones en el contrato de obra número 060, tales como plazo contractual, precio y ajustes”.

El 3 de septiembre de 2012 se firmó el acta de reiniciación de la obra, alegando que se habían superado los inconvenientes. En ese documento se modificó la fecha de terminación del contrato y se dejó para el 28 de abril de 2013. 

Después de esta acta de reinicio, no aparecen más actas de suspensión, por lo que se asume que las obras deberían estar en marcha. 

Y surgen nuevamente las preguntas. ¿Qué paso con la obra? si se evidencia un retraso de al menos siete meses. ¿Qué han instalado de los 4.7 kilómetros contratados con Acualterno?

Según Ricardo Salcedo, actual Director Operativo del Ibal, existen dos kilómetros en tramos intermitentes, y los retrasos de deben a fallas geológicas y problemas en el terreno. 

Pero, ¿son esas las verdaderas razones en la demora de la fase uno de este proyecto?, o ¿tiene el Ibal alguna responsabilidad en los retrasos y por eso ahora se habla de adiciones al contrato? 

Ese es uno de los interrogantes que EL NUEVO DÍA tratará de despejar mañana, en el segundo informe del acueducto alterno.

Credito
ANA LUCÍA RIVERA Q. REDACCIÓN EL NUEVO DÍA

Comentarios