La licitación para la fase I del Complementario, ¿se tejió para sacar ‘tajada’?

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
Catorce meses pasaron entre la resolución que suspendió la licitación para la instalación de la tubería en la fase uno del acueducto complementario, que llevaba José Alberto Girón, y la adjudicada por Libardo Gutiérrez. El acto contractual es criticado, entre otras cosas, por la “gabela” que le dejaron al contratista.

El contraste de información entre los actores involucrados en el proceso de construcción del acueducto Complementario (Coello - Cocora) ha dejado al descubierto algunas dudas como los estudios de Inpro, en donde el exgerente del Ibal José Alberto Girón argumenta con documentos que sí existen, pero en la empresa ibaguereña sostienen que esta firma no cumplió con la totalidad del contrato.

También se habla de ‘micos’ en el acto contractual con el consorcio Acualterno, porque se dejaron ítems para unas obras, a manera informativa, lo que ajuicio de críticos fue una especie de cheque en blanco que el Ibal le dejó a los contratistas.

Y, hace poco, surgió el tema de una presunta adición de 10 mil millones de pesos para unas obras de estabilización de terreno, en el contrato de seis mil 200 millones  de pesos para la instalación de los 4.7 kilómetros de tubería a cargo de Acualterno, entre otros cuestionamientos.

Pero, ¿qué pasó antes y durante el proceso de licitación para la instalación de la tubería de esta primera etapa?

Petición para aumentar la licitación de cuatro mil millones

El 21 de junio de 2010, publicaron los pliegos definitivos para la obra civil conducción - bocatoma - PTAP Boquerón, entre el kilómetro cero y el km 4+700 (es decir para los primeros 4 mil 700 metros), para la instalación de tubería y accesorios de 36 pulgadas, incluyendo un túnel de 98 metros. Esa licitación se fijó en $4.709’225.713.

El 22 de junio, el entonces gerente del Ibal, José Alberto Girón, fue declarado insubsistente por el alcalde de turno, Jesús María Botero; al día siguiente, su reemplazo, Libardo Gutiérrez, expidió una adenda informando que “en el proceso de referencia, se encuentra una serie de situaciones técnicas y jurídicas, que requieren ser analizadas detenidamente (…) por lo cual la presente solicitud pública de oferta se suspende hasta nueva orden”.

Pero, sólo hasta el 26 de agosto, se emitió la resolución 00630 con la cual se revocó el  proceso. 

“La revocatoria tiene como propósito dar a la autoridad la oportunidad de corregir lo actuado”.

Pero, ¿qué pasó entre el 23 de junio y el 26 de agosto? Según explicó el ingeniero Girón, en ese lapso despidieron a sus funcionarios de confianza.

Ellos eran María Victoria Bobadilla, secretaria General; Harold Rodríguez, jefe de Acueducto; Andrés Hurtado, jefe de Alcantarillado, y José Cabrera, jefe de Planeación, personas que conocían “muy bien” el proyecto, “especialmente  la parte técnica”. 

El 27 de octubre de 2010, el exalcalde Botero envió un oficio a Édgar Pulecio, director de Inversiones Estratégicas del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, para pedirle que se modificara el plan financiero de la primera fase del Acueducto Complementario.

“Se solicita que se estudie la posibilidad de modificar el plan financiero de la primera fase, en el sentido de que los recursos inicialmente destinados a la adecuación del lote para la construcción de la planta de Boquerón, sean priorizados para la primera fase de la línea de conducción”, reza el texto.

Sumado a ello, el 6 de diciembre de ese año, la Alcaldía pidió al Ministerio prorrogar un convenio de apoyo financiero firmado en 2007 para este proyecto. 

En ese documento llama la atención que se hacen algunas observaciones como que esta licitación arrancó sin que el Ibal contara con la totalidad de permisos y escrituras públicas de servidumbres. Además, la empresa no había contestado las observaciones de los prepliegos. 

¿Es decir que se cometieron errores en el proceso licitatorio que llevaba Girón?

Por lo menos eso dan a entender los argumentos de este documento. 

Se elevan los costos 

El 20 de diciembre, el Ministerio de Ambiente respondió a la Administración que la solicitud para el ajuste al presupuesto de obra se hizo de forma muy general.

“Dicho documento no está suscrito por ningún personal idóneo, que asuma la responsabilidad como consultor a dichos ajustes presentados”, explica.

En el mencionado escrito, Minvivienda comparó los precios unitarios presentados el 5 de febrero de 2009 y 28 de octubre de 2010, es decir los nuevos.

Y mencionó: “Evidenciamos profundos cambios en dichos precios, originando un gran valor final del proyecto”, por ejemplo, el metro cúbico de concreto 4000 PSI estructura pasó de 450.000.00 a $745.598.00.

Y concluye el documento: “No nos parece prudente el incremento propuesto en el costo del componente instalación de la línea de conducción para los primeros 4.7 km de longitud”.

La nueva licitación

El 3 de noviembre de 2011, 14 meses de que se declaró desierta la licitación, lo adjudican al consorcio Acualterno, pero el valor pasó de $4.709’225.713. a $6.296’806.920,00, aunque el objeto era el mismo.

Adicionalmente, dicho contrato, que se licitó en la gerencia de Libardo Gutiérrez, dejó unos asteriscos para unas obras, pero no fijaron el valor, sino que lo dejaron a manera informativa.

Este hecho, para el abogado Orlando Espinosa, “fue un monumento a la corrupción”.

Además, consideró: “Con esos asteriscos que le pusieron al contrato estaban preparándose para cuando llegara el momento de pedir una adición”.

Sobre el particular, el exgerente del Ibal José Alberto Girón sostuvo: “Al contratista se le dieron muchas gabelas, y yo como gerente no hubiera firmado algo así”.

¿Asteriscos con fondo oscuro?

Este año se conoció que Acualterno necesitaría unos 10 mil millones de pesos adicionales para obras de estabilización de terreno.

El 2 de junio, el ingeniero Miller Suárez, representante legal de Acualterno, dijo a EL NUEVO DÍA que “podríamos terminar siempre y cuando al contrato se le adicione el presupuesto que hace falta para poder lograr la meta física contractual”.

Sin embargo, a juicio del ingeniero Girón, la norma obliga a que el interventor debe elaborar un informe y justificar si una adición se requiere.

Adicionalmente, sostuvo: “Para mí, el proyecto no requiere de mayores recursos y antes se hace con menores plata. Además, el contrato no obliga al Municipio a contratar estas nuevas obras”.

No obstante, Ricardo Salcedo, jefe Operativo del Ibal, refirió que los asteriscos se dejaron pero eso fue concertado con Fonade. 

“Los asteriscos no se dejaron  para robar, lo que pasa es que no teníamos detalles de pasos elevados y subfluviales; y la plata de convenio 059 (suscrito entre la Alcaldía y el Ministerio de Ambiente por $7.000’000.000), se podía perder. 

“Así que para tener avance nos tocó adjudicar el contrato, dejando tales asteriscos. Pero, los contratistas están generando presión para que se haga la adición”.

El gerente del ente descentralizado, Carlos José Corral, explicó que Acualterno sí puede terminar las obras, porque existen las garantías para que se ejecuten los trabajos contratados.

“El túnel está condicionado a la estabilización del terreno, pero esto no puede servir de excusa al contratista para no seguir con lo que se le contrató”.

Las presuntas irregularidades en el cambio de presupuesto de la licitación adjudicada por seis mil 290 millones de pesos, y definir si fueron legales o no los asteriscos del contrato 060, entre otras cosas, serán competencia de los entes de control.

Mientras tanto, el alcalde Luis H. Rodríguez confirmó que sigue estudiando si se haría la adición directa con Acualterno o las obras de estabilización se ejecutarían por aparte.

Credito
ANA LUCÍA RIVERA Q. REDACCIÓN EL NUEVO DÍA

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