Julián Andrés Atehortúa Hincapié tiene solo 14 años, pero todo un legado proveniente de su abuelo, que ha aplicado en las tres ocasiones que ha tenido en la Capital Musical para armar las tradicionales silletas con su familia y demás pobladores del corregimiento Santa Elena, en Antioquia.

“Hay que tener el amor y la pasión por las silletas, querer hacerlo”, es para él lo más importante dentro de esta práctica que, aunque se da por ciertas temporadas, cada año los visitantes del Festival Folclórico Colombiano guardan en su mente por siempre.

Será por la paz

Reconciliación y colorido serán los dos motores fundamentales de este desfile, y más cuando en las silletas que saldrán mañana en el Desfile Nacional del Folclor se agrupará el clamor de la paz que se firma en La Habana.

Por eso la variedad nunca ha de faltar. Además de las 30 instalaciones con los logosímbolos de los patrocinadores del Festival, los observadores podrán deleitarse con dos creaciones que se denominan monumentales, en las que se usa más de 30 especies de flores.

“Implica más belleza, porque no haces una imagen, sino algo libre, más espontáneo, con flores diferente porque no hay que respetar fondos blancos o amarillos”, comenta por su parte Fabián Atehortúa, otro de los expertos en esta excepcional práctica.

Unos tres mil paquetes de solidagios, pinochos, margaritas, gladiolos, girasoles, gerberas, siemprevivas, anturios y orquídeas llegaron para ser elaborados por estas manos antioqueñas que esperan dejar ese mensaje que también invade a Medellín para la Feria de las Flores.

“Cuando llega la Feria salen más o menos 500 silleteros, de ellos son 420 adultos y 80 entre niños y jóvenes, pero detrás de un silletero hay toda una familia”, afirma.