César Ospina no deja de hacer que bailen sus sueños

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
Por causa del Síndrome de Guillain-Barré, el director de Expedición de Líbano debió disminuir su intensidad, sin dejar de querer bailar.

Hace tres meses se redujeron sus pasos, pero no sus ganas de seguir bailando a la vida: si bien el Síndrome de Guillain-Barré llegó a interrumpir la carrera de César Augusto Ospina Enciso, no logra mermar su condición del líder que ha tenido la Corporación Folclórica Expedición, de Líbano (Tolima), y, de paso, la cultura de su municipio.

Es solo una pausa, ya que, para fortuna de muchos a su alrededor, este libanense dio todo de sí para frenar el impacto del mal que llegó como consecuencia del Zika, con inyección de inmunoglobina, fisioterapia intensiva y una medicina muy especial.

“Droga exacta no hay, pero esto es de mentalidad, ganas de salir adelante y motivarse, y la motivación mía son estos muchachos. Incluso la enfermedad ha servido para salir más fuerte a los sitios”, cuenta Ospina, de 36 años.

Y continúa: “Es frustrante que no tenga una cura, es algo que puede durar años. Se duermen los pies, las manos y la cara, y si me levanto, tengo que volver a empezar, entonces es difícil de sobrellevar. Hay días buenos y días malos".

Premio a la constancia

Por ejemplo, esta prueba fue más que aliciente para romper las barreras y triunfar en concursos en Anapoima (Cundinamarca) y en Ibagué, al conseguir la representación del Tolima en el 29° Festival de Festivales ‘Guillermo Giraldo’.

Esto es solo un poco, porque la agrupación ha triunfado también en certámenes en Murillo, La Jagua de Ibirico (Cesar), Bucaramanga, Mariquita y Puerto Boyacá.

No detenerse en el proceso de la Corporación Expedición tiene una justificación muy fuerte, y así lo explica Ospina: “Esto es para no dejarlos solos, y que vean en mí un ejemplo de vida, para que más adelante no se dejen abatir por cualquier cosa”.

Por eso ni en la danza ni en la vida se puede dar por vencido. No puede bailar, mas sí caminar, por eso, gracias al acompañamiento recibido, “más del que yo esperaba”, en su pueblo natal, ha desafiado todo impedimento.

“Este ha sido un trabajo muy duro. Vinimos a Ibagué a hacer las cosas bien y, de paso, a dar lecciones de vida”, puntualiza.

En la actualidad, el maestro Ospina se apoya en los coreógrafos Jairo Rodríguez y Eduar Cortés, mientras que su motor de vida, además de los niños y jóvenes que dirige, está su hija Tifanny, de 13 años.

"Estoy tratando de salir adelante, y trayendo a los muchachos a que representen bien al Tolima y a Colombia, dándola toda para que ellos no vean en mí una persona débil, sino que hagan siempre las cosas bien", concluye.

Credito
HERNÁN CAMILO YEPES VÁSQUEZ CULTURALES@ELNUEVODIA.COM.CO

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