Urbanización La Cima

REDACCIÓN – EL NUEVO DÍA
En medio de los problemas que dejaron los proyectos inconclusos, la urbanización La Cima se ha convertido en un lugar amable y acogedor.

Con 13 años de fundación, la urbanización La Cima de la comuna Ocho, ubicada entre los barrios La Esmeralda y el Nuevo Combeima, se ha convertido en un lugar de ambiente fresco y tranquilo, conformado por 500 habitantes y 100 casas, aproximadamente.  

Está dividida por cuatro manzanas, A, B, C y D. Sus casas están separadas por frondosos árboles de pomarrosa, que dan sombra durante estos días de calor, que según el Ideam, ya superan los 30 grados centígrados.


Todas las casas son de dos pisos, alineadas entre sí. Están adornadas con colores vistosos como el amarillo y el zapote. Hay cuatro tiendas, una de ellas es la de la señora Nohora Gil de Belahara, quien es fundadora de la urbanización.


Otros barrios aledaños a La Cima son el Nuevo Combeima y Nueva Castilla, también La Cima II y La Cima III; estos dos últimos fueron construidos hace dos años, como un proyecto de interés social.


Según los anfitriones de está edición, fue un proyecto que se llevó a cabo sobre terrenos donde se les había prometido alrededor de 500 viviendas, un polideportivo y una piscina.

El presidente de la Junta de Acción Comunal, JAC, Luis Alfonso Jaimes Montañez, expresa que como líder se ha involucrado en muchos procesos que buscan el bienestar y una mejor calidad de vida para su comunidad.

Sin embargo, ha tenido inconvenientes con las administraciones municipales, “ante las necesidades que tenemos, nunca nos han dado respuestas; es más, cada día aparece un nuevo problema”, manifestó Jaimes.

Los problemas de La Cima

El proyecto que no se realizó

La junta directiva informó que cuando se llevó a cabo el proyecto de la urbanización La Cima, les prometieron un conjunto cerrado de 500 casas con un polideportivo y una piscina, pero esto no se cumplió, y el lote que se tenía para culminar la obra fue vendido, donde luego construyeron La Cima II y La Cima III.

Además, expresan que cuando se construyeron las viviendas de interés social, (Cima II y III) los escombros fueron arrojados a una quebrada, lo que genera malos olores por el agua estancada y fuertes corrientes de agua cuando llueve, porque el líquido no tiene por donde desembocar.


“Las aguas no están canalizadas y no hay un buen sistema de alcantarillado en este sector; por eso algunas casas se inundan y se forman esos charcos”, dice el presidente de la JAC.


El lote de la discordia

Hay un lote donde la comunidad de La Cima ha querido construir un parque para los niños y un salón comunal para llevar a cabo eventos o reuniones, pero la Alcaldía, según ellos, unos días dice que este lote es propiedad privada, otros que pertenece al Municipio e incluso que no tiene dueño.

Sin embargo, este terreno abandonado, continúa siendo un problema. Jaimes cuenta que “algunos jóvenes maleantes se ubican en este lugar para consumir drogas. También, nos hemos dado cuenta, de que algunos vienen hasta acá a tener relaciones sexuales”.


Sumado a esto, “tenemos un problema de salubridad muy grande, el lote se ha convertido en criadero de gusanos, roedores y culebras, generando un peligro para todos los que habitamos en este sector”.


Los vecinos peligrosos

La Junta de acción comunal también expresa su preocupación porque en algunos barrios aledaños, existen expendios de drogas, y los consumidores compran y fuman en los terrenos abandonados y en la zona se han presentado varios casos de hurto.

“Para prevenir cualquier hecho lamentable, colocamos alarmas en todas las casas y ha funcionado.

“Además, la Policía Metropolitana ha hecho presencia en el sector constantemente”, informó el líder comunal. Sin embargo, manifiestan los habitantes que el CAI más cercano es el que está ubicado en el Jardín, muy retirado para ellos.

La malla vial

Por otro lado, las vías no tienen mantenimiento, están sin pavimentar y llenas de huecos.

Además, sobre la vía principal, los habitantes de este sector piden que la Administración local les ayude con un reductor de velocidad y un paradero.


El reductor, porque se han hecho frecuentes los accidentes en la zona y preocupa la seguridad de los niños que tienen que trasladarse a otros barrios como el Jardín, para ir a la escuela y, en el caso de los jóvenes, hasta el Centro de la ciudad para asistir al colegio.


El paradero, porque en el sector no hay un lugar donde esperar las rutas; las personas quedan expuestas al sol o a la lluvia, por largo tiempo, mientras alguna buseta pasa, que por la lejanía del barrio, son demoradas.

    
Medio ambiente

Con Interaseo tienen otro inconveniente, “Se les han solicitado cestas para la basura, bolsas y no han llevado nada.

Además, cuando se saca la basura, los recicladores rompen las bolsas y convierten los terrenos en basureros completos, donde se meten los perros”, dijo Jaimes.


Asimismo, tienen problemas con los árboles; expresan que no los podan lo suficiente y en las noches no se ve el alumbrado público, quedando el sector oscuro y expuesto a los ladrones.


Un barrio acogedor

Pese a los inconvenientes que han tenido los habitantes, consideran que la urbanización también ha sido portadora de buenas cosas para la ciudad.

Debido a que están en medio de varios barrios que han tenido problemas de seguridad, como Nueva Castilla, la unión y el apoyo entre vecinos ha logrado convertirlo en un lugar tranquilo para sus hijos, quienes son la causa primordial de lucha para que sea agradable habitar allí.

    
Los proyectos

Hay un centro integral comunitario que presta apoyo a las personas de la tercera edad de los barrios que conforman la comuna Ocho; de la Cima, asisten  cuatro abuelitos quienes reciben todos los días clases de manualidades y alimentación.

También para los niños hay un espacio de recreación, danza, cultura y próximamente se abrirá un espacio para los adultos.

La Policía también ha desarrollado jornadas de socialización con la comunidad y algunos días a la semana invitan a los niños a jugar saltarín, “un deporte sano y que motiva a los casi 80 niños que hay, a la formación sana de sus personalidades”, concluye Luis Alfonso Jaimes Montañez.

Credito
EL NUEVO DÍA

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