A pedazos se cae la Institución Educativa La Sagrada Familia

HÉLMER PARRA – EL NUEVO DÍA
La preocupación en la comunidad educativa es latente, pues en algún momento una pared puede caerse y suceder alguna calamidad; los estudiantes temen ingresar a algunos salones.

Las paredes agrietadas del salón de profesores de la Institución Educativa La Sagrada Familia, obligaron a que los maestros tuvieran que desplazarse a un salón y por ende hacinar a los alumnos en otra aula.

Este problema, se suma a otros que tiene la infraestructura construida hace más de 50 años, y que no cuenta desde hace mucho tiempo con el respectivo mantenimiento tanto en los edificios, como en las zonas verdes y de recreación.

El peligro latente y que tienen que soportar los vigilantes en las noche, es que existe un muro, ubicado sobre la calle 70, que tiene un hueco por donde puede ingresar cualquier persona a hurtar algún elemento tecnológico.

“La sala de docentes está en alto riesgo, a punto de caerse y, para evitar una catástrofe, decidimos trasladarnos de ahí y quitar un espacio importante a los alumnos.

“Ahora estamos arrumados, los escritorios pegados uno de otros, y para poder salir, toca pedirle permiso al maestro que esté enseguida”, contó Liliana Ortegón.

Esta profesora también agregó que es imposible usar nuevamente ese espacio y que es necesario volver a construir el salón, pues el terreno parece ha cedido y la pared se está yendo de lado.

Pero aparte del espacio donde los maestros descansan o preparan las clases, la sala de comerciales tuvo que ser evacuada por el mismo problema. Según el profesor José Israel Díaz, las columnas están deterioradas, perdiendo otro espacio, puesto que no hay aulas para reemplazar.

Junto a estos dos salones, la infraestructura de la Sagrada Familia está agonizando, pues los muros también representan un peligro en cuanto a seguridad (ver cuadro) y, a pesar del espacio que tiene el colegio, los muchachos no tienen un campo de fútbol, ni escenarios dignos para ejercitarse.

El aula máxima tiene el techo destruido, pues las tejas plásticas, debido al calor, se levantaron y cuando llueve se entra el agua, inundando y averiando este espacio del colegio.

Los profesores esperan que pronto les solucionen los problemas, porque no quieren que se registre un suceso que pueda dejar a algún estudiante herido, o en el peor de los casos, muerto.

Sin muros

 Los muros que separan el colegio y el exterior se está cayendo a pedazos, incluso, hay una zona donde no hay pared y los educadores tuvieron que colocar unos alambres para evitar intrusos en cualquier horario. Además de esto, las personas que juegan microfútbol en las canchas contiguas, se meten al colegio para sacar los balones cuando estos cruzan sobre los muros que son demasiado bajos para evitar el paso de objetos o personas, añadiendo que las mallas están en la peores condiciones.

“Estos muros fueron construidos con bloques de cemento y, por la antigüedad, los golpes de las personas que juegan en las canchas aledañas lo han ido derribando para entrar por el balón”. 

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EL NUEVO DÍA

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