Buenaventura, un territorio de reconciliación

Buenaventura García es el esfuerzo y liderazgo de mujeres que buscando mejorar sus condiciones de vida, deciden cambiar la historia de su comunidad.

El barrio Buenaventura García está ubicado en la comuna Ocho, y con más de 44 años de existencia lleva consigo una historia de conflicto, lucha, liderazgo y hermandad.

Historia

El nombre fue puesto por el dueño de los predios en esa época, que se llamaba Juan Buenaventura García, aunque también figuraban como dueños el padre Oviedo, el capitán Galindo y el capitán Matallana. En 1972 este territorio fue invadido por 10 mil personas aproximadamente, siendo la invasión más grande de Ibagué, y conllevó a que dichos propietarios tuvieran que vender los predios para empezar a urbanizar.

El barrio Buenaventura era de propiedad del padre Oviedo, quien al fallecer dejó los predios en manos de su hermana Rosa Elvira Oviedo y junto con Juan Buenaventura García unen sus capitales y empiezan a vender lotes.

Antes de ser urbanizadas, estas tierras eran arroceras, por tal motivo no había caminos para transitar.

La situación de habitabilidad del terreno llevó a que los nuevos propietarios se unieran para mejorar las condiciones y construir lo que hoy es el barrio Buenaventura García y, de paso, toda la comuna Ocho.

Los lotes de estos predios costaban alrededor de 500 mil pesos y se podían pagar por cuotas de acuerdo con las capacidades de pago, además, los mismos propietarios tenían ferretería y fiaban los materiales destinados a la construcción de las viviendas.

Según Luz Marina Martínez, una de las propietarias más antiguas y líder comunal, “por los caminos que hicimos sólo transitaban el camión de gas y el de gaseosa, y como el suelo era de tierra, cuando llovía se convertía en un lodazal y debíamos salir todos los vecinos a ayudar a sacar los camiones. Era terrible. Así que, con esas condiciones, tuvimos que conformar un comité pro-desarrollo, que se llamó Pro Sardineles”.

Posterior a la construcción de sardineles, se consiguió electrificar toda la zona con la gestión de los propietarios y ayuda de los auxilios parlamentarios. Con esto consiguieron el trasformador que aún suministra energía al barrio.

Debido a la unión de los propietarios por mejorar su barrio, en los 90 se creó la Asociación Prodesarrollo del barrio Buenaventura, con la que pudieron mejorar las vías con maquinaria pesada. Con ayuda de un político, y la gestión compartida, lograron conseguir el cemento, materiales de río y obreros.

Las vías que en aquel momento se construyeron, se han convertido en las trochas que hoy se pueden observar en todo el barrio.

Territorio para la reconciliación

En 1997 se creó la Junta de Acción Comunal, debido a que los líderes son informados de que personas de la zona La Martinica y reinsertados del M-19 serían reubicadas en sus barrios.

Y apareció Fundación Social, una organización que se encargaba de organizar diversos gremios de trabajadores, que llegó a la zona a ofrecer talleres de resolución de conflictos, pero parecía muy sospechoso debido a la información que había obtenido sobre los exguerrilleros.

Efectivamente, exintegrantes de las Farc, el M-19, Carlos Pizarro, Tulio Varón y de las AUC son reubicados en los territorios que hoy son la comuna Ocho. Entonces, los líderes debieron empezar a dialogar con los reinsertados, pese a que en la época se reafirmaba la violencia como único mecanismo para solucionar los conflictos.

Debido a esto, se abrió la Casa de Justicia y dentro de ella un centro de conciliación. Las líderes Luz Marina Martínez, Gabriela Enciso y Consuelo Casto emprendieron unos espacios de diálogo con los excombatientes.

“A través de los nuevos mecanismos de resolución de conflicto que habíamos aprendido en los talleres de Fundación Social, creamos un comité de conciliación en la junta y un día, temerosas por nuestra seguridad, iniciamos el primer diálogo con ellos, pero quedamos sorprendidas. Creíamos que con ellos no podríamos hablar y que en cualquier momento serían violentos. Le avisamos a la Policía de lo que haríamos para que estuviera pendiente. Pero, ¡vaya sorpresa! Ellos llegaron con propuestas de organización para la comunidad que nos dejaron con la boca abierta y empezamos a trabajar juntos”.

De ahí, empezaron a reconocer los conflictos que había en la comunidad. La falta de educación frente al control de los perros y sus excrementos, las humedades en las viviendas, los altos niveles de ruido y las basuras, y se empezó a promover una idea en todo el barrio: el dialogo.

“Hablemos y trato hecho” se convierte en el lema de los vecinos para solucionar sus dificultades. Según Luz Marina, muchos de los conflictos se solucionan escuchando a otro. “El poder expresar a los vecinos sus problemas permite que ellos mismos encuentren la solución y reconozcan sus causas”, reitera.

Problemáticas

El barrio presenta problemas ambientales debido a que la microcuenca Hato de la Virgen colinda con la parte sur del barrio y genera malos olores y focos de infecciones, pese a las intervenciones que han hecho la Alcaldía y Cortolima.

Además, personas no residentes del barrio utilizan el polideportivo como espacio para consumo de drogas, lo que impide que los niños puedan acceder a ellos.

Todas las carreteras están en mal estado, y, como lo afirmó Luz Marina, no les han hecho mantenimiento ni arreglos desde que se construyeron hace más de 40 años.

Ficha Técnica

Barrio: Buenaventura García
Comuna: Ocho
Estratos: Tres
Rutas de acceso: ninguna

Credito
DIANA MELISSA DELGADO

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