Ibagué, ciudad de ‘silleros’

En 1801, viajando hacia Quito por Panamá, Alexander von Humboldt, por accidente llegó a Cartagena. Acepta el consejo de seguir el viaje a través del Nuevo Reino de Granada y de paso visitar a Mutis en Santafé.

“Yo había escrito desde Turbaco al famoso Mutis que el sólo deseo de verle y de admirar su obra me habían movido a preferir el camino por Popayán al inmensamente más corto por Panamá y Guayaquil” (42,a).

En su recorrido por el río Magdalena estudió la cañabrava, planta que usaron los nativos para confeccionar sus lanzas y que los Chimilas llamaron [la_ta]. Asciende a Santafé por Honda-Guaduas. Desciende al Valle del Magdalena por Fusagasugá. En Pandi estudia un ave que los Panches llamaban [ka_ka]. El río Magdalena lo cruza por el paso de la Guayacana. En la hacienda Contreras admira los cañaduzales de Luis Caicedo.

“Don Luis Caicedo y sus queridos hijitos (Domingo y Andrés) nos acompañaron hasta el otro lado del río Luisa en cuyas cabeceras, no lejos del Sapo, se encuentra el famoso cerro del Imán” (81,a).

A Ibagué llegó a finales de septiembre. “Ibagué es una mísera aldea en la que probablemente el número de habitantes apenas alcanza a 1000 personas. …El clima es excelente, más suave que el de Fusagasugá;…el suelo es magnífico y produce cuanto se cultive; …el valle es extremadamente agradable y hermoso.” (82,a).

Se hospedó donde Nicolás Buenaventura, quien para la época del virrey Manuel Antonio Flórez había dado mantenimiento al camino Ibagué-Cartago y con el alboroto del Socorro de 1781, las mejoras fueron destruidas.

“Levantó en esa época, acertadamente, mapas especiales del Quindío y del valle del Magdalena desde Honda hasta Neiva, mapas que yo copié” (83,a).

El 28 de septiembre, tomó la altura del Nevado del Tolima desde el llano de Carvajal, al otro lado del Combeima. “Un puente de caña de bambú conduce al Valle de Carvajal. No existe casi ninguna obra colgante tan esbelta, y uno prefiere generalmente atravesar el río que confiarse en la bamboleante caña y a los bejucos” (83,a).

En la ciudad de Ibagué residía un ejército de “silleros” o “cargueros” que subsistían de andar en la montaña, llevando y trayendo viajeros entre Ibagué y Cartago. “Los padres llevan a la montaña a los muchachos de 8 a 9 años cargados con 15 libras. Con la edad, la carga aumenta; no se abandona una profesión a la cual se ha acostumbrado tan temprana edad” (83,a).

Humboldt ensayó cargar a su espalda a la persona que se ofreció llevarlo, pero no pudo caminar más de tres pasos. Demasiadas advertencias recibió, sobre cruzar la cordillera. “La realidad es completamente diferente. Para gentes como nosotros que caminamos 6-9 leguas a pie, vadeamos ríos y permanecimos meses entre indios en las selvas, el viaje no tiene nada de extraordinario.” (111,a).

Bibliografía

Humboldt, Alexander von. Extracto de sus diarios. Bogotá, 1982.

Humboldt, Alexander von. Vues des Cordillères et monumens des peuples indigènes de l’Amérique. Paris, 1810.

Vergara, Francisco Javier. Atlas de geografía colombiana. Bogotá, 1910.

Credito
POR: FLORIBERTO CARDONA

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