Según la denuncia de su representante legal, Juan Carlos Guerrero Cuartas, el contrato fue suscrito el 5 de octubre del año pasado, con lo que se dio inicio a la instalación de 33 micropilotes.

Los trabajdos registraron varios traspiés debido a la falta de previsión desde el contratante, denuncia el afectado.

Guerrero destaca que se presentó un estudio de suelo como normal, cuando en realidad el terreno es rocoso, imprevisto que conllevó a hacer un reajuste al valor del contrato y a la cotización presentada para ejecutar los trabajos.

El subcontratista señala que le llamó la atención este hecho, ya que que los estudios no describían esta situación y la entrega de los mismos es responsabilidad de la Gestora Urbana.

El representante añade que al ejecutar el 75 por ciento de los trabajos (instalación de 25 micropilotes), suspendieron las labores por tres días, como mecanismo de presión para que Ávila firmara el otrosí al contrato, reconociendo el ajuste en el valor.

Una vez se reanudaron las obras y fue ejecutado en su totalidad el contrato, fue suscrita el acta final con el gerente de Ávila, el arquitecto Isidro Salcedo.

Al radicar los soportes para el pago de lo adeudado ante la constructora en Bogotá, ha sido imposible el pago del saldo, factura que venció el pasado 6 de enero.

Quién responde

De acuerdo con el subcontratista, la pagadora de Ávila, Paula Orozco, y la abogada Melissa Delgado Santacruz, le han remitido para que efectúe el trámite en la sede principal en Riohacha, donde niegan el manejo del tema, ya que corresponde al área administrativa en Bogotá.

Llamado a la Contraloría

Guerrero radicó la queja ante la Contraloría municipal, para que a través de la entidad se le informe si la Gestora Urbana exigió al contratista la póliza de garantías a la sociedad Ávila S.A.S. que respalde su reclamación. y de ser así, se haga el pago con cargo a la póliza o en su defecto sea asumida por el socio gestor, en este caso la Gestora Urbana.