No hay nada mejor que casa

A pesar de vivir fuera de su tierra natal durante tantos años, varios ibaguereños recuerdan con cariño aquellos días en que disfrutaron de la magia que tiene la ciudad, y que ahora, estando lejos, no dejan de añorarla y pensarla como un terruño proyectado, sin perder las tradiciones.

Camila Palma (Alemania)

Soy ibaguereña, tengo 27 años y desde hace cuatro (2015) vivo en Alemania, exactamente en Fráncfort del Meno. Vine porque quería un cambio, nuevas experiencias; y creo que como todo joven, con aspiraciones tanto personales como académicas.

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Soy egresada de la Universidad del Tolima en Dibujo Arquitectónico y estudio ahora Arquitectura, trabajé por tres años en Ibagué y Bogotá, y de ahí tomé la decisión de seguir con mi carrera fuera de Colombia. Después me quedé aquí un tiempo, pero luego de un año decidí radicarme en Alemania para entrar a la universidad.

De Ibagué extraño muchas cosas, creo que una de las más importantes es mi familia: mi mamá, mis hermanas, y por supuesto mis amigos. Creo que aunque aquí he conocido a muchas personas de una gran calidez humana, me hacen mucha falta los míos.

Aquí he conocido varios lugares, aprendido otro idioma, conocido muchas personas, pero definitivamente las montañas, el verde de mi ciudad aunque Fráncfort es muy moderna y cosmopólita, extraño su calorcito y la comida, en especial.

Lo que más recuerdo es cuando salía del colegio y veía sus camino lila por los Ocobos; cuando Ibagué estaba así moradita era muy linda, la disfrutaba mucho. Me hace falta recorrer sus calles, reunirse con amigos y otras tantas cosas.

Espero que Ibagué cambie en muchas cosas, en especial en el sentido público, mejor transporte; que la movilidad sea más agradable para la gente, que tengan más espacios para hacer diferentes actividades; que la educación mejore para el bienestar, y que logremos alcanzar esas metas. Que haya un mejor futuro y pueda regresar a mi ciudad.

 

Ximena Romero (Australia)

Vivía en un conjunto residencial que quedaba frente a Ocobos Quinta etapa, cerca a Multicentro. Me fui el 22 de junio de 2012 y ya cumplí siete años viviendo en Australia. Me desempeño como profesora de Natación, que es mi deporte preferido porque solía ser Selección Tolima cuando estaba en el colegio.

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Lo que más extraño de Ibagué es levantarme en las mañanas y mirar Los Andes; he tenido la oportunidad de viajar por muchos lugares y ningún verde se compara como el que nosotros tenemos. Lo das por sentado cuando vives allá, pero es incomparable, maravilloso.

Y por supuesto mi familia, así como la parte culinaria. Los desayunos de los sábados en la mañana, ese que tienen todas las familias con sus costumbres y algunas diferencias, eran en mi casa los fines de semana los desayunos más gigantes: el tamal con arepa, el chocolate caliente (y eso es otra cosa, el chocolate colombiano es delicioso que con un bueñuelo me fascina), también la lechona, pero todo esto compartiéndolo con ellos.

¿Mi ciudad imaginada? Sinceramente, una sin tanta corrupción. Aquí también ocurre, pero el nivel en Australia es supremamente bajo y muy bien castigado, en caso de que se llegue a encontrar que algún político está haciendo un mal manejo de los dineros de la Nación.

Quisiera que hubieran reglas más fuertes. Otro aspecto, tomando como ejemplo el país en donde vivo, que quiero mucho y al que siento como mi casa ahora, es la oportunidad para las personas adultas de trabajar, así como a menores de edad.

Eso sí, con reglas bien estructuradas. Se ganan un sueldo y están trabajando. Lo que me llama mucho la atención es la oportunidad de trabajar a personas que ya tienen más de 60 años, pueden hacer voluntariados, trabajar en casi todo y les pagan muy bien. Tienen un buen concepto sobre ellos y no piensan que luego de los 55 ya no sirven para nada, esa sería mi ciudad imaginada.

 

Mayra Candia (Chile)

Viví en varios barrios, sin embargo el último donde permanecí fue Santa Ana. Y desde junio de 2016 vivo en Chile; recuerdo con mucho cariño la calidez de las personas, su comida deliciosa y su clima cuando aquí estamos en invierno.

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Aquí no se consiguen ni tamales ni lechona, así hagan el buen intento incluso de hacer y vender pan. Extraño mucho cada una de estas cosas y por eso cuando visito a mi familia, una de las cosas que más añoro es eso, disfrutar de la comida de la ciudad.

Cumplí tres años por fuera, pero pienso que mi ciudad podría ser algo así como aquí, donde es grande el respeto hacia el medio ambiente, la cultura ciudadana y la seguridad que se vive aquí en Santiago; creo que si se lograran mezclar estas cosas con la calidez de mi gente en Ibagué, por supuesto la ciudad donde está mi familia, sería todo completo.

 

Yuli Magaly Asencio (España)

Viví en el barrio Germán Huertas durante toda mi vida hasta que decidí hace tres años venir a España donde resido actualmente, llegué en agosto de 2016 y trabajo en el departamento de Marketing y comunicaciones de una empresa de Madrid. Lo que más recuerdo de Ibagué son los ocobos florecidos y los festivales gastronómicos.

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Lo que más extraño es la comida, y creo que para cualquier colombiano. Pero en mi caso el tamal, la lechona, las empanadas, toda la parte gastronómica del Cañón del Combeima que es también de mucha tranquilidad y está cerca a la ciudad.

Imagino a Ibagué más segura, con cultura ciudadana y con transporte más actualizado tipo tranvía, para que todo estuviera comunicado; autobús, tren, todos con un valor único y con más actividades culturales al aire libre aprovechando el buen clima. Es una lástima que la gente allí no valore lo que tiene.

 

Familia Rojas Angarita (México D.F.)

Andrés y Adriana son una familia ibaguereña que desde 2005 reside en Ciudad de México, México, pero que no pierde sus costumbres tolimenses ni el respeto por la identidad tradicional de su gente. Un inmenso amor los hace recordar hoy, lo valioso de esta ciudad que los hizo conocer y formar un hogar.

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Actualmente él se desempeña como diseñador gráfico en la empresa Hecman, y ella, como jefe de producción en el área de administración de la empresa Boy London. Comparten sus días y alegrías junto a Mariana, su única hija, y quien también comparte el gusto por el rock.

- Adriana Angarita:

Viví los primeros años de mi infancia en el Centro y hasta que me casé lo hice en el Ricaurte junto a mi familia. Dejamos Ibagué para viajar a Ciudad de México.

Historias

Recuerdo en especial cómo se vivía en tranquilidad para esa época, que todo quedaba muy cerca, el nivel de seguridad y confianza que tenían nuestros papás de dejarnos salir desde muy chiquitos a lugares tal vez lejos como el centro de la ciudad; pero por ejemplo eso aquí en México no podemos pensar dejar salir a nuestra hija casi que a la esquina, y pues eso era diferente con nosotros para la época.

También asomarme desde una de las ventanas de mi casa y ver el Cerro de La Martinica, el poder caminar por casi cualquier parte y encontrar un árbol frutal, una guayabita que nos pudiéramos comer mientras disfrutábamos del lugar.

Sin embargo, uno de los recuerdos más valiosos es el poder haber conocido a quien es hoy mi esposo.

¿Cómo se imagina a Ibagué?

He imaginado la posibilidad de regresar a Ibagué siempre y cuando sea una ciudad que brinde oportunidades de trabajo importantes, teniendo en cuenta la posición estratégica que tiene; que se pueda explotar al máximo el potencial que tiene en cuanto al turismo y otros, y que sus gobernantes dieran al 100 por ciento el beneficio a la población. Y que sea también una ciudad que incentive la creatividad empresarial.

- Andrés Rojas:

Los mejores años de mi vida, parte de mi niñez y juventud. Viví un año en el barrio Calarcá y hasta 2005 en Casa Club.

Historias

De Ibagué recuerdo la calidez humana, su comida que es la que más me gusta de todo el país, recuerdo mucho los parques en los que siempre encontraba a muchas personas haciendo deporte; también tengo muy buenos recuerdos de los proyectos musicales en los que llegué a colaborar, siendo la Capital Musical tenía muchos espacios para poder difundir la música.

Recuerdo mucho sus bellos paisajes, su naturaleza y en general todo su ambiente que hacían algo único de Ibagué y el Tolima en especial.

Algo que me sigue pareciendo muy especial como recuerdo, era salir del colegio y llegar caminando a casa.

Las distancias eran muy cortas, se iba uno por toda la carrera Quinta disfrutando de toda la comida sabrosa que uno podía encontrar.

¿Cómo se imagina a Ibagué?

La he imaginado como una ciudad próspera ya que hace parte del corazón del país, una ciudad avanzada en todo sentido, llena de políticos decentes, que hagan una buena labor por la ciudad.

Es un sueño, algo que siempre he imaginado. Que sea muy futurista, que sea más progresista como otras que tiene Colombia.

 

Mauricio Vila (Panamá)

Nací en El Vergel, en Ambalá. Nací en un paraíso, diría. Me fui de Ibagué hace 20 años, casi 21. Extraño mucho la ciudad, sigo conectado a ella gracias a las redes sociales y viajo frecuentemente desde hace 5 años, y cada vez que voy es como un calmante para mí.

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Incluso para mis hijos, que aunque nacieron allí, desde muy pequeños viven aquí en Panamá. Todos, junto con mi esposa que también es ibaguereña, disfrutamos mucho regresar y visitar a los nuestros. Recuerdo una Ibagué pueblerina, en que nos conocíamos la mayoría de la gente, una Ibagué pequeña donde era fácil hacer cualquier diligencia.

Me parece que a Ibagué le falta, aunque ha mejorado. Pienso que primero, debe haber trabajo para la gente, los ibaguereños son buenos para el trabajo; si la gente tiene trabajo, no está haciendo pendejadas. Progresan, es ver el desarrollo de una ciudad, educar a sus hijos, verlos triunfando.

Y eso es algo que ha perdido la ciudad, mucha gente talentosa que por falta de oportunidades y seguridad decide irse para otras partes. Necesitamos de unos políticos que trabajen por Ibagué, que generen posibilidades. Creo que el trabajo es la madre de todas las tranquilidades.

Y de igual manera, educación. Así una familia progresa. Con esas dos fórmulas veo a mi Ibagué mejorada, no le pido más. Vivimos en Chitré, sigo siendo pueblerino, vivo feliz. Nada de pico y placa, estoy a punto de jubilarme pero no puedo detenerme, sigo en mi oficio de paisajista, soy bastante organizado en el diseño de interiores.

 

Margarita Gómez Albarello (USA)

Imagen eliminada.¿Qué recuerdo, qué extraño de Ibagué? Todo. Todo, absolutamente todo. He estado aquí por casi 20 años, vivo en St. Louis -una ciudad intermedia de USA- , hablo inglés con acento fuerte y algunas personas me preguntan que por qué lo tengo aún cuando he vivido por tanto tiempo aquí.

 

Les he explicado muchas veces, generalmente a mis estudiantes, que el acento es una forma inconsciente de decir que yo extraño. Cada vez que hablo estoy evocando los recuerdos, estoy evocando las montañas, la comida, la familia, los amigos, absolutamente todo. Sigo muy aferrada a mi país y a mi pueblo.

Me he dedicado a enseñar español, y cuando lo hago lo que quiero es que mis estudiantes se enamoren de mi cultura. Aquí tenemos una buena fama, Colombia es precisamente el país perfecto y aunque cada vez que lo menciono muchos aún lo relacionan tristemente con narcotráfico, trato es de que conozcan las cosas buenas.

Extraño mi familia, amigos y lo digo de todo corazón, a El Nuevo Día, la vida de periodista. También la comida, me encanta la lechona aunque ahora me convertí al Judaísmo. Y así todo, a todos les cuento: mi ciudad está rodeada de montañas, hace calor y desde allí algunas veces se puede ver el nevado entonces es un contraste maravilloso.

Las caminatas cuando aún se podía ir a los termales de El Rancho. Estando uno aquí es todo distinto. Por eso creo que esa Ibagué no tendría corrupción, así progresará enormemente; que tuviéramos el empuje para sacarla adelante. Que sea una Ibagué limpia, pero principalmente sin corrupción.

Credito
ALEJANDRA CAVIEDES

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