Con los gimnasios cerrados, instructora busca su sustento como domiciliaria

Crédito: ANTONIO GUZMÁN OLIVEROS
En su motocicleta, Sonia Urrego recorre las calles de Ibagué entregando pedidos.
Pese a que el Gobierno nacional permitió la actividad de ejercicios individuales y al aire libre, los dueños de gimnasios e instructores piden que les permitan abrir y trabajar con las medidas respectivas de bioseguridad, y así, como en los almacenes, con ingreso de cierta cantidad de personas.
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Y sin poder ejercitarse y trabajar en su oficio, la instructora Sonia Ibeth Urrego Sánchez tuvo que salir en su motocicleta y laborar como domiciliaria, todo, para no dejarse morir de hambre durante este aislamiento preventivo.

Ella, junto con propietarios de gimnasios y personas que les gusta mantenerse en forma, esperan pronto la apertura de estos lugares, con la consigna de que el deporte es salud y así como ellos son disciplinados para sus rutinas, también lo serán para aplicar las medidas que les exijan.

“En este momento no tenemos ninguna posibilidad de trabajar porque los gimnasios están cerrados y nos afectamos los entrenadores, instructores y dueños, al no poder abrir ni siquiera con protocolos.

“El ejercicio es salud, salud mental, bienestar; es una actividad que hasta los mismos médicos aprueban, entonces, qué mejor que los gimnasios puedan aportar para que todas las personas tengan calidad de vida física y mental”, asegura Sonia Urrego.


 

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Dedicada a los domicilios

Desde los 15 años, cuando debía acompañar a su mamá a ejercitarse por razones médicas, Sonia Urrego se enamoró del ejercicio y decidió hacer de él su proyecto de vida, pues aparte de ser instructora, también ha competido en campeonatos de fisiculturismo.

“Como yo, somos muchos compañeros que nos ha tocado reinventarnos en oficios distintos. No tuve otra opción y los gastos siguen, las deudas no se congelan; entonces en mi caso, me tocó este recurso mientras tenemos una ayuda del Gobierno y para seguir laborando en los gimnasios.

“Nos toca ser recursivos, hay compañeros trabajando en restaurantes, en la calle vendiendo cosas, suplementos deportivos, estamos en el rebusque. Seguimos a la espera de que nos colaboren y seguir subsistiendo mientras se genera nuevamente una alternativa para nosotros los entrenadores”, agregó.

En Ibagué, propietarios de gimnasios han tenido que entregar las bodegas donde funcionaban porque ante el desespero de seguir pagando deudas. Otros esperan las directrices para abrir y adoptar lo que el Gobierno decida y otros, que llegue una ayuda para poder vivir mientras vuelven a trabajar.

Credito
EL NUEVO DÍA

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