Falta mantenimiento al canal que recoge aguas de los cerros noroccidentales

Crédito: HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍASectores en los que la hierba ha tapado parte del cauce del canal.
Debido a los estragos que el invierno ha causado en la Capital Musical, los vecinos de la quebrada El Pañuelo esperan que este sea intervenido para evitar alguna emergencia.
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La temporada invernal que se vive en Ibagué, y que ha dejado varios damnificados por deslizamientos de tierra y tuberías colapsadas, tiene con cierta preocupación a los habitantes de la comuna Dos, especialmente a quienes viven por Santa Bárbara, 20 de Julio, San Diego.

Esto, debido a la falta de mantenimiento del canal que lleva las aguas de la quebrada El Pañuelo, construido luego de la avalancha de 1995, que arrasó varias viviendas por este sector.

Aunque de momento no se ha registrado emergencia alguna, y los desarenadores se ven destapados, los habitantes del barrio Santa Bárbara esperan que antes de que suceda alguna emergencia, realicen el respectivo mantenimiento al canal, que a la fecha está enmontado.

La presidenta de Acción Comunal del barrio Santa Bárbara, María Teresa Urrego, informó que hace dos años Cortolima, por obras adquiridas, realizó el último roce por el canal, pero ya nuevamente está lleno de maleza.

“Se envió a Cortolima un oficio firmado por los presidentes de Junta de los barrios Alaska, San Diego y Santa Bárbara, para la limpieza, y nos informaron que esto debe ser bajo la modalidad obras por contrato y en noviembre la Corporación visitó la zona y estamos a la espera de la contratación.

“La contratación se abre con una licitación y se espera qué empresa será la encargada de la limpieza del box culvert, desarenadores y todo el canal que está lleno de maleza”, indicó Teresa Urrego.

El temor de otros ciudadanos que viven por este sector, en especial en la parte alta donde inicia el canal y que está más enmontado, es que debido a la densidad de monte, se pueda prestar para la inseguridad, pues allí podrían incluso esconderse ladrones o consumidores de estupefacientes.

Finalmente, la edil de este barrio ubicado cerca a los cerros noroccidentales, solicitó a Cortolima que traten de realizar estas limpiezas cada seis meses, y no se tenga que llegar a métodos como enviar oficios para recordar que ha pasado tiempo desde el último mantenimiento a esta obra que ha ayudado bastante para evitar nuevamente catástrofes como las de 1995 y 1996.

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Vive en el canal

Desde hace seis años Rigoberto Ávila García duerme en el canal de la quebrada El Pañuelo, dice que no siempre vivió en la calle, pues en algún momento de su vida tuvo un negocio de venta de mazamorra, pero lo perdió todo después de un accidente de tránsito que tuvo su esposa y tras varios problemas se separó y volvió a la calle.

“El accidente de mi mujer ocurrió en Chicoral, a un carro niñera se le pinchó una llanta, y el conductor la cambió pero no la dejó bien amarrada y se soltó cuando ella pasaba; estuvo un tiempo en coma y cuando despertó quedó loca, me pegaba, me botaba la mazamorra, hasta tuve problemas con los hijastros y una vez borracho volví a probar las drogas”, cuenta este hombre desde debajo del puente.

Narra que para su infortunio, desde niño le dieron a probar marihuana, y aunque intentó salir, la suerte no le sonrió y ahora vive de la caridad de los vecinos, y de los favores que él les hace a cambio de algo de comida.

“Yo no robo a nadie, mi papá se murió, y una hermana se llevó a mi mamá para Bogotá, entonces estoy solo acá, donde crecí, allí en la carrera 12 con calle Tercera vive una tía pero ella no me quiere. Lo peor es haber probado esa marihuana porque ahí llegaron otras drogas, me he inyectado, inhalado combustible, y acá Dios es quien me cuida, él está conmigo”, narra.

Con 50 años de edad, este hombre cuenta que en alguna ocasión trabajó en Bogotá en una fábrica de vidrios, por lo que sabe biselar, pulir y cortar, y espera algún día salir nuevamente de la vida que lleva y quizá recibir un bono solidario para pagar una habitación y así dejar de vivir en el canal de la quebrada El Pañuelo.

Credito
EL NUEVO DÍA

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