Consorcio del Túnel de la Lí­nea estarí­a pasando por la faja seguridad industrial

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
Nervios de acero y una resistencia incomparable: estas podrían ser las características de las personas a las que se les ha asignado la tarea de comunicar el Centro con el Occidente del país, en la construcción del Túnel de la Línea.

El deseo de hacer parte de uno de los proyectos de megaingeniería más osados e importantes de Colombia atrajo a costeños, cachacos, caleños y hasta tolimenses a lo que podría ser su peor "pesadilla", pues sus vidas penden de un hilo por la presunta inseguridad industrial a la que continuamente se exponen.

Obreros, maquinistas y electricistas, aparte de las funciones que cumplen, deben soportar altas temperaturas, poca oxigenación y contaminación por la maquinaria y las detonaciones con explosivos.

La lucha también es contra la muerte, para no correr la misma suerte de sus dos compañeros, John Jairo Marín Vanegas y Jairo Fernando Forero Rojas, quienes perdieron la vida al quedar sepultados por un deslizamiento de tierra.

"Trabajamos en malas condiciones"

Lejos de sus familias y del calor del hogar han tenido que estrechar lazos de amistad para proteger sus vidas, pues al trabajar en un espacio confinado, la respiración se combina con la oxidación, reduciendo rápidamente los niveles de oxígeno a puntos más bajos que los permitidos. Es decir, se dificulta la respiración, pese a las máscaras de protección que el consorcio Carlos Collins S.A. les suministra.

Así le sucedió a un operario, a quien sus compañeros debieron sacar en hombros minutos después de que se desmayara. De acuerdo con dicho testimonio, esta no era la primer vez que algo así ocurría, pues en reiteradas ocasiones la falta de oxígeno les ha hecho perder el conocimiento.

El hombre también reiteró que la concentración de monóxido de carbono aumentó los casos de carboxihemoglobina, intoxicación que les provoca dolor de cabeza y náuseas, porque la presencia del monóxido impide que la sangre transporte el oxígeno.

"Nosotros trabajamos en condiciones bastante difíciles, porque el aire es tan escaso y la temperatura es tan extrema que tú sientes que te ahogas. Lo que pasa es que existe mucha concentración de CO, monóxido de carbono, y eso hace que se complique la respiración”.

Expresó: “Me desmayé en la horas de la noche, mis compañeros me sacaron y posteriormente me llevaron al hospital de aquí de Cajarmarca, pero allí sólo le recetan a uno suero y no más, ni siquiera me incapacitaron, sin tener en cuena que estaba hinchado. En la obra se dice que los del consorcio le prohibieron al hospital que nos dieran incapacidad”, dijo un obrero, quien pidió la reserva de su nombre.

Ante estas declaraciones Rodolfo Yepes, gerente del hospital Santa Lucía de Cajamarca, indicó que dichas afirmaciones no son del todo ciertas, pues -según él- muchos de los obreros estaban buscando remuneraciones económicas e incapacidades por sintomatologías que no lo ameritaban.

De acuerdo con el Gerente, Cajamarca siempre ha sufrido por las enfermedades aéreas y diarreicas, es decir que el problema no es el túnel, sino que los obreros tienden a relacionar sus gripas y padecimientos físicos por el trabajo que realizan.

“Frente a las quejas porque no los incapacitamos, se presentó algo curioso y fue que las personas, por ejemplo, entraban a laborar a las 5:30, pero (antes) a las 5:15 llegaban a pedir que los incapacitaran, especialmente los días domingos y festivos. Tenemos el caso de un señor que en un mes vino cinco veces a pedir incapacidad, sin tener síntomas que lo ameritaran.

“En lo que respecta a que el consorcio nos hubiera llamado para pedirnos que no diéramos incapacidades esto no es así. Por el contrario fuimos nosotros los que hablamos con ellos (consorcio) porque notamos que estaba pasando algo raro, ya que los obreros solicitaban de forma frecuente y sin justificación las incapacidades. Pueda que en ese control que empezamos a hacer, 'justos pagaron por pecadores'”, dijo.

“Estamos entre la vida y muerte”

Para el 'Costeño', otro de los obreros, el sistema de ventilación del túnel es insuficiente y aparte de ello el tubo de respiración lo apagan en la noche, para disminuir el consumo de energía.

"En el túnel estamos hablando de una concentración de CO de 80 partes por millón. Es tal la contaminación que uno permanece todo el tiempo con mascarilla, pero cuando nos la quitamos y limpiamos la nariz con una servilleta o un papel, este sale totalmente negro.

"En realidad la seguridad industrial de la obra no es la mejor; lo digo porque no es la primera vez que trabajo en este tipo de proyectos. Tengo experiencia y sé que la ventilación es insuficiente. Los equipos de protección que nos dan no preservan nuestras vidas, pues los filtros no los cambian cada tres meses, cuando a los ocho días ya están dañados”, explicó.

Sumado a los inconvenientes sufridos por la poca ventilación, los obreros mencionaron que el hecho de que el terreno tenga siete fallas geológicas aumenta las probabilidades de accidentalidad. Por ejemplo, cuando se hacen voladuras en el techo del ducto quedan muchas piedras, que al menor movimiento se pueden desprender.

"En varias oportunidades se han registrado incidentes por el desprendimiento de rocas. Hace algunos días entró una 'retro' y le puso el vibrador a la pared ocasionando que se cayera una piedra entre el brazo de la máquina y el cuerpo de un supervisor. En otra ocasión estaban una ingeniera y un ayudante hablando y de un momento a otro se desprendió una roca que por poco los mata”, indicó otro hombre, que pidió el anonimato.

El ‘Rolo’, otro de los obreros, comentó por su aparte que desde la galería número 12 la contaminación es alta y la visibilidad es casi nula. Así mismo, mencionó que el consorcio no les brinda los elementos necesarios para proteger sus vidas.

“Las máquinas no tienen filtros, entonces el esmog y todo el polvo que sale de las excavaciones prácticamente nos los comemos todos, pues las máscaras que nos dan dejan pasar la contaminación; sumado a ello las turbinas del tubo de ventilación fallan, es decir que el aire no circula. El otro problema es que cuando vamos a pedir el cambio de los filtros el almacenista responde que no hay porque, según dicen, la orden es cambiarlos cada tres meses. En realidad muchos estamos aquí por necesidad, pero trabajar así es una pesadilla”, mencionó.

Un joven que trabajó como ayudante aseveró que cada vez que una entidad o ente gubernamental anuncia la vista a las obras el consorcio Carlos Collins S.A. suspende todo tipo de actividades en aras de que no se perciban realmente los problemas de contaminación.

“Cuando vino el Ministro de Transporte ellos (personal del consorcio) tres días antes pararon las actividades, sacaron la maquinaria y ahí sí pusieron a trabajar el tubo de ventilación, con el objetivo de que no se sintiera tanta contaminación. A los encargados de la obra no les interesa el factor humano; su única meta es terminar la obra rápido”, aseveró.

"Mejoraremos las condiciones"

Frente a las quejas expuestas por algunos obreros, EL NUEVO DÍA consultó la opinión de Leonidas Castro, ingeniero a cargo del área de salud ocupacional en las obras del Túnel de la Línea, quien señaló que tras los eventos donde perdieron la vida dos trabajadores y seis más resultaron heridos, se efectúo una reunión con directivos y el personal que trabaja en campo de cara a mejorar la seguridad industrial.

"En la reunión que hicimos con los obreros y la Gerencia del consocio se expusieron algunas necesidades, pero cuando los trabajadores vieron el personal administrativo no ratificaron la información que le han dado a los medios. En este momento hicimos algunos ajustes y acordamos que se van a mejorar procesos al interior de la obra.

"En cuanto a las mascarillas de protección, en este momento estamos utilizando las mejores a nivel nacional y mundial, puesto que estas son antialérgicas y livianas y permiten hacer un sello perfecto en la cara; adicional a ello tienen un cartucho antialérgico. Ahora, para establecer los periodos de cambio lo que se hace es poner a prueba los elementos para posteriormente enviarlos al laboratorio, donde se determina el nivel de saturación que tiene. Eso lo hacemos cada tres meses, pero ello no quiere decir que antes de ese tiempo no se puedan cambiar", respondió el ingeniero.

Las víctimas

El 22 de agosto del presente año murió el cajamarcuno John Jairo Marín Vanegas, de 24 años de edad, cuando se registró un deslizamiento de tierra en el sector conocido como Balconcitos de la vereda El Porvenir.

En el mismo hecho resultaron heridos Danilo Alberto Vargas, de 36 años de edad, quien tuvo contusiones en el pie derecho, al igual que José Yesid Perdomo Reyes, de 39 años de edad.Días después, el 25 de agosto, falleció Jairo Fernando Forero Rojas, tras quedar tapado por un derrumbe en la galería número 12 del túnel principal, a dos kilómetros de la entrada.

Allí mismo, Fernando Pulido Arciniegas, de 30 años de edad; Edilberto Lozano, de 33; Jorge Fabián Gutiérrez, de 30, y Fernando Bonilla Vargas, de 32 años de edad, salieron con lesiones considerables del lugar de la emergencia y fueron trasladados hacia el hospital Santa Lucía de esa localidad.

Piden suspensión de la obra 

Para algunos cajamarcunos y otros ciudadanos, tuvieron que pasar dos accidentes de gravedad, con muertes incluidas, para que las autoridades y entes de control tomaran correctivos. Tal es el caso de la Personería de Cajamarca, que pidió la suspensión de la obra hasta cuando se verifiquen las situaciones de riesgo dentro del túnel. 

“Cuando nosotros hicimos la visita al túnel para inspeccionar las condiciones en que estaban trabajando se pudo constatar que no todos los obreros tenían las dotaciones de seguridad industrial; aparte de ello no había buena señalización y cuando hacen las detonaciones no tienen acondicionadas sirenas.

Por eso como Ministerio Público pedimos que se suspendan los trabajos hasta que haya claridad por los hechos donde murieron los obreros; se puede aceptar que se registren accidentes, pero que cada vez que ocurran no puede haber pérdidas de vidas humanas”, dijo Diego Fernando Valencia, personero de Cajamarca.

Entre tanto, Fernando Hernández Acosta, jefe de comunicaciones de la Defensa Civil, manifestó que varios obreros le expusieron sus molestias por los riesgos a que estaban expuestos, porque el proyecto tiene una mala seguridad industrial.

"El día que se registraron los últimos heridos vimos cómo algunos de los obreros salían del túnel totalmente mojados, es decir que ni siquiera les dan overoles para protegerse. Así mismo, ellos (obreros) nos manifestaron que la prevención de accidentes es cero”. 

Credito
ANA LUCÍA RIVERA Q.

Comentarios