A altas horas de la noche del martes, alrededor de 70 trabajadores del hospital Federico Lleras Acosta tratan de dormir dentro de la Catedral de Ibagué; bajo el intenso frío y acostados en el piso sobre bolsas de basura, estas personas siguen con su protesta pacífica ante la crisis que atraviesa el centro asistencial.

También transcurren esta jornada casi sin poder comer, pues no existe facilidad de pasar algún alimento por entre las rendijas inferiores y laterales del portón de la parroquia, ni mucho menos de cocinar. Los asalariados viven su primera noche que, esperan, no se vaya a convertir en una más.

Hacia las 11:30 de la noche, Nelsy Gómez, presidenta de Anthoc Tolima, sindicato de trabajadores de la salud del Departamento, comentó a EL NUEVO DÍA que todos en el lugar han extrañado a los mandatarios y hasta al propio gerente, José Raúl Reyes Cuéllar, pues pensaban que alguno de ellos iba a ver cómo estaban.

Entre tanto, Leonardo Murcia, esposo de una de las profesionales de la salud que participan de la protesta, se acercaba en ese momento al templo para dejar comida pequeña, además de elementos de aseo como cepillos de dientes, bolsas y blanqueador, que pudo recolectar entre amigos de otros afectados.

“Para mí es triste ver cómo las personas tienen que venir a mendigar para que les paguen algo que ya se han ganado, con seis meses de trabajo (…). Verlos en esta situación es muy deprimente”, sostuvo, en compañía de su pequeña hija, de quien afirmó que "también vino a apoyar a su mamá”.