Con personal del proyecto ‘Gobernanza Forestal y Control y Vigilancia’ de la Subdirección de Calidad Ambiental de Cortolima, se vigilaron nueve corredores viales del Departamento para evitar el traslado del árbol nacional en la región.

Estos también se hicieron con el apoyo de la Policía Nacional Ambiental y la Secretaría de Ambiente y Gestión del Riesgo.

También se ubicó personal en cada una de las entradas de los centros religiosos, plazas de mercado y terminales de transporte para explicarles a los creyentes el impacto ambiental que se genera cuando se corta y se vende la palma que sirve como hábitat de loro orejiamarillo en Ibagué, Espinal y Cajamarca.

Destacaron que en cada uno de estos lugares se evidenció un cambio en la actitud de los feligreses, quienes prefirieron cambiar la palma de cera por otras especies como la Palma de Areca y otras.