El empresario explicó que se trata de una finca pequeña, de apenas cuatro hectáreas, donde se han ejecutado proyectos innovadores de diferentes índoles como el uso de biodigestores para la producción de gas, un mecanismo para aprovechar los desechos de los animales; la miel de café se aprovecha como fertilizante, lo que permite emplearla como biocombustible para operar maquinaria.

En la finca se siembra la planta de sacha inchi, una fuente rica en Omega 3. “Es una muy buena opción de tener un omega de fuente natural, no necesariamente tenemos que comprar omega americano, sino que está acá en la región”, dijo Gómez.

El modelo productivo ha recibido distinciones como Rain Forest, Código Común AC, Fair Trade, UTZ Certified, Louis Dreyfus Commodities y C.A.F.E. Practices.

Para tener una alta valoración tanto nacional como internacional, la finca ha cumplido requisitos como la gestión social y ambiental, protección de ecosistemas, protección de la vida silvestre, conservación de los recursos hídricos, manejo integral de cultivo y conservación de suelos, entre otros.

La pretensión de Gómez es ofrecer productos de alta calidad sin intervención de químicos industriales y que se replique en otras zonas del Departamento.