Cajamarca en medio de la ‘burbuja' de los megaproyectos

HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍA
Pese a que se pronostica una crisis socioeconómica en la ‘Despensa Agrícola’ tras la paralización de varias megaobras, los habitantes de la zona rural indicaron que con proyectos en ejecución o sin ellos, diariamente deben labrar la tierra o buscar en la informalidad su sustento.

Recorrer la zona rural de Cajamarca es encontrarse con el campo en su esplendor. Los cultivos de arracacha, fríjol, zanahoria, arveja y demás variedad de verduras y tubérculos, dibujan en las montañas una colcha de retazos que instintivamente hace llegar a la memoria las palabras ‘Despensa Agrícola’.

De esta despensa se alimentan tanto cajamarcunos como bogotanos. Diariamente desde las veredas salen toneladas de comida a lomo de mula, para ser distribuidas en plazas de mercado del Tolima y de regiones vecinas. Pese a que labrar y hacer producir la tierra no es sencillo, varios campesinos se sienten orgullosos de su herencia.

Así lo narró un habitante de la vereda La Luisa, que lleva 14 años dedicado a la producción de fríjol, arveja, arracacha y zanahoria, actividad que le permite sostener a su familia. El hombre cercano a los 40 años, contó que el mercado está difícil, pues si bien la carga del grano se vende en $400 mil, se debe tener en cuenta los costos de producción como el pago de jornales y de fungicidas, este último es indispensable para proteger las plantas de plagas como la chiza o el cogollero. A pesar de ello, el agricultor no duda por un instante en su apuesta por el campo.

La Luisa, además de ser una zona de diversidad agraria, es reconocida porque allí se ubica el proyecto minero y la quebrada La Colosa, afluente que se conecta con el río Bermellón. Esta relativa cercanía entre la exploración aurífera y fuentes hídricas, es una constante preocupación para los habitantes, quienes indicaron que si bien la exploración está ‘congelada’, el riesgo continúa.

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Kilómetros más adelante, a un lado de la vía Panamericana y cerca a los fragmentos de la infraestructura complementaria del Túnel de La Línea, una mujer con su hija junto a un joven campesino de La Paloma, esperaban con paciencia la llegada de un transporte interverdal. En medio de la conversión salió a flote la difícil situación económica que les toca enfrentar cada día.

Por ejemplo, la mujer, madre de cuatro hijos, contó que décadas atrás le bastaba con llegar al pueblo para vender su mercancía, en cambio ahora la rutina que comienza a las 6:30 de la mañana, consiste en recorrer el mayor número de veredas que alcance en un día, de no hacerlo, no vería clientes.

Mientras que la historia del habitante de La Paloma se relaciona con la producción de leche, pese a que logra vender el litro a $850, el precio le genera pérdidas. “Desde hace muchos años hemos estado vendiendo a ese precio y los concentrados son más costosos cada día, al igual que la droga veterinaria”.

Los costos de producción le preocupan más al joven labriego que la paralización de la mina La Colosa, el proyecto de la doble calzada Ibagué – Cajamarca e inclusive el Túnel de La Línea, no obstante, precisó que el tema solo ha tocado a los que tenían algún vínculo laboral con ellos. Ahora “les toca buscar una oportunidad para dar una mejor calidad de vida a sus hijos”.

En cuanto al tema concreto de La Colosa, el joven dijo que “uno queda con la duda, porque ellos de toda manera tienen posesión ahí”.

Al otro extremo de Cajamarca, en la vía que conduce a Anaime, un conjunto de mulas cargadas con arracacha, conducidas por un arriero, se abre paso entre los vehículos, hecho que muestra que la producción está en un pico alto.

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Según los productores, la carga de arracacha actualmente alcanza los $110 mil y se calcula que a diario de la ‘Despensa Agrícola’ salen mil bultos de este producto a Corabastos en Bogotá.

 

La burbuja que envolvió a la ‘Despensa Agrícola’

Durante los últimos años los precios de arriendos y alimentos en la zona urbana se dispararon de una manera irracional para algunos, ya que antes de las empresas, se pagaba cerca de $200 mil por una vivienda y después alcanzó los $500 mil.

El aumento generó una demanda en el alquiler de casas, por lo que las casonas se transformaron en apartamentos citadinos. Para lograrlo, según las historias que cuentan en el parque principal, los propietarios accedieron a créditos. A pesar de que el negocio pintaba bueno, en la actualidad esos cambios que auguraban ser rentables se convirtieron en preocupación, pues ya no hay a quién arrendarle.

De la ‘burbuja’ de megaproyectos como la mina, la doble calzada y el Túnel, aumentaron los supermercados, como el caso de las viviendas. Varias personas se lanzaron a transformar sus pequeñas tiendas a espacios de ventas mucho más grandes.

Sobre los precios de comestibles y abarrotes, las opiniones son encontradas, mientras varios aseguraron que con la congelación de los proyectos La Colosa y la doble calzada las ventas cayeron, otros precisaron que no es así porque debido a la cercanía con Ibagué, las empresas optaron por traer la remesa desde allí.

Según Liliana Osorio, empleada de una tienda en el Centro de la población, la baja en las ventas se debe, en su caso, a la competencia que genera los supermercados y la costumbre que tienen los cajamarcunos de comprar en la Capital tolimense. “Ellos (supermercados) pueden vender a unos precios más favorables que nosotros, pero igual la clientela de nosotros es la gente del campo”, dijo la mujer.

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Metros más adelante está el negocio de Narcadis Antonio Cárdenas Díaz, quien relató otra experiencia, ya que desde su perspectiva el bajón en las ventas viene desde el año anterior, pero creció con el cierre del proyecto aurífero y la incertidumbre que genera las obras inconclusas asociadas al Túnel de La Línea.

“La economía de Cajamarca va de mal en peor, se pone más difícil”, comentó Cárdenas.

Como el comerciante, también es productor de aguacate y leche, contó que la situación en el campo tiene dificultades, entre ellas el pago del jornal o día de trabajo, ya que años antes de comenzar la exploración en La Colosa, tenía un costo que oscilaba entre $25 mil y $30 mil.

Tras la presencia del proyecto, el jornal alcanzó un costo de $60 mil con alimentación incluida. “Ahora como se cerró esto (mina) los jornales rebajaron un poco y se volvió a pagar, incluida la alimentación $40 mil”, dijo Narcadis.

Añadió que antes tenía cinco personas trabajando, pero a partir de este año solo laboran dos, el recorte se debió a que algunos trabajadores exigen que el pago sea al “estilo empresa”.

En concepto de Giovanny Alexánder Alonso, un vendedor de fruta, la expectativa de estas propuestas “dañaron la cultura del pueblo (y) alteraron prácticamente los factores, porque acá el pueblo se veía mejor antes de que llegaran esos proyectos (…) en Cajamarca el campesino es el motor principal”, comentó Alonso.

 

Por una producción limpia

Teniendo en cuenta que la base económica del municipio es la agricultura, durante los últimos años se conformaron organizaciones que buscan mejorar las semillas, al igual que promover en los agricultores una siembra libre de químicos.

Este es el caso de la Asociación de Productores de Semillas Andinas, Aprosan, organización que durante los últimos tres años dedica su esfuerzo en el mejoramiento de la semilla de arracacha.

Bernain Vargas, uno de los socios explicó que el objetivo es obtener un nabo más amarillo, con mejor textura, menos vulnerable a las enfermedades y que arroje un mejor rendimiento.

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En esta iniciativa agraria, participan 20 personas provenientes de veredas como Potosí, La Leona, Puente Hierro, La Tigrera, entre otras.

“Estamos en una etapa en la que tratamos de bajar los químicos de la semilla para compartirlo con la gente de la zona, esa es la misión que tenemos”, precisó el agricultor.

Del mismo modo, desde hace 15 años existe la Asociación de Productores Agroecológico de la Cuenca del Río Anaime, Apacra, la cual se especializa en trabajar en la producción, transformación y comercialización de agricultura agroecológica, principalmente sobre el río Anaime.

Cielo Báez, miembro de Apacra, contó que la idea de asociatividad surgió de la necesidad de ofrecer alimentos limpios para las familias, de ahí se pasó a ofrecer el producto al consumidor local y ahora se busca llegar a los usuarios de la región.

Como mujer, cuenta que otro de los alcances que llena de satisfacción a la asociación es aportar al empoderamiento de las de su género.

“Cuando ellas transforman las galletas de chachafruto o la arracacha pequeña que no se vende en arequipe, hemos logrado saltar pasos para poder empoderar a las mujeres en el tema económico que es complicado en una población como la nuestra”, comentó Cielo.

 

En búsqueda de la generación de empleos

Tras romperse la burbuja de los megaproyectos, la Administración municipal tiene el reto de proponer alternativas de empleo, pues con el cese de La Colosa y el Túnel de La Línea, se truncaron las expectativas generadas.

En cuentas de la Administración municipal, el número de personas desempleadas tras la congelación de las obras alcanzó los mil 200, de esta cifra 400 se derivarían del proyecto aurífero, según explicación de la multinacional Anglogold Ashanti.

Con respecto a este tema, el alcalde Pedro Marín, dijo que está buscando hacer una articulación con el Gobierno nacional y departamental, para iniciar proyectos que permitan emplear mano de obra cajamarcuna.

“En unos 15 días estamos iniciando un tramo de 800 metros de placa huella, en donde empezamos a generar empleo”, contó el Mandatario.

A la par, se está en el proceso del cobro de impuestos, pues se calcula que hay un recaudo pendiente que alcanzaría los $10 mil millones, rubro que permitiría impulsar proyectos de adecuación de vías y colegios.

También se pretende, “dinamizar nuestro agro, ese es un reto grandísimo que tenemos, vamos a empezar a trabajar en el tema de asociatividad, cadenas de productividad y comercialización”, precisó Marín.

De la misma manera, la Administración municipal, solicitó el apoyo de autoridades territoriales y nacionales para implementar una política agraria que perdure en el tiempo.

 

Implementación de la consulta popular

Pasados tres meses del ejercicio democrático, el Comité Promotor de la consulta popular, contó que actualmente se debe estar evaluando la terminación de los permisos ambientales que otorgó el Ministerio de Medio Ambiente sobre la Reserva Forestal Central, mientras Cortolima debería estar revisando las concesiones de agua.

Además, se está a la espera de que en las próximas semanas se emitan actos administrativos que continúen dando implementación a la consulta.

No obstante, Róbinson Mejía, llamó la atención en que aun el Ministerio de Minas y Energía sigue aduciendo que la multinacional Anglogold Ashanti puede permanecer en Cajamarca, es decir que en concepto de Mejía, esta cartera no quiere reconocer el alcance del resultado de la consulta.

“Nosotros hemos radicado una carta al Ministro y al día de hoy no ha querido contestar, nos va tocar tutelar, porque le estamos pidiendo más elementos de juicio y jurídicos, que sustente sus declaraciones”, dijo el ambientalista.

“Le estamos preguntando cómo van a implementar la consulta desde la cartera de Minas, de acuerdo a los resultados que se obtuvieron”, precisó Mejía.

Es de precisar que los resultados de la consulta, recaen sobre todo tipo de minería, es decir que también prohibirá el barequeo y la explotación de material de arrastre.

En este punto, el alcalde Pedro Marín, expresó que están revisando qué alternativas le pueden ofrecer a las personas que se dedican a la minería a pequeña escala. “No puedo llegar y decirles hagan esto cuando ellos no quieren hacerlo, es de concertar con todas estas familias que salieron afectadas y revisar económicamente cómo la Administración municipal les puede aportar”, precisó el burgomaestre.

Marín aprovechó para aclarar, porque tiempo atrás dijo que se cometió un error cuando se convocó a la consulta con una pregunta errónea, “en las indagaciones que he estado haciendo al respecto en el Gobierno nacional y los ministerios de Minas y del Interior, en donde realmente Anglogold Ashanti, no se ha ido de Cajamarca, están ahí, tienen los títulos mineros y la oportunidad de seguir explorando.

“Pero sí salieron afectados nuestros barequeros y mineros artesanales, estas personas que sacaban el sustento del río (…) salieron afectadas las personas más desfavorecidas, a eso es lo que le llamo un error, no al pronunciamiento del pueblo cajamarcuno”, aseguró el Mandatario.

 

Una tranquila Anaime

Hacia la 1:30 de la tarde en el parque principal de este corregimiento, un grupo de palomas revoletean en busca de alimento. A un costado en una caseta que vende uno que otro comestible y gaseosas, dos hombres se entretienen con un partido de fútbol, mientras que al otro extremo, cuatro ancianos pasan el tiempo jugando una partida de naipes.

Este es el panorama de un miércoles, el cual se repite diariamente, excepto los fines de semana cuando la comunidad le da vida al centro de Anaime, visitando el parque y las pocas tiendas que existen alrededor de él.

Fabriciano Amaya Gaona, un tendero de 73 años, contó entre risas que una vez un conocido llegó a visitarlo y le pidió dinero prestado, pasadas las horas y al ver que no llegaba nadie a comprar, se arrepintió de echarle el cuento.

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El abuelo narró que en su época de juventud fue jornalero, actividad que le dejó ocho operaciones, este hecho finalmente lo alejó del campo.

“La agricultura es lo que más se vende, aquí la arracacha es lo que más se siembra, el fríjol ya no porque hay un gusano que le da al cogollo y no le vale venenos”, contó Fabriciano.

A parte de la minería, Cajamarca tuvo la expectativa de proyectos como la doble calzada y la influencia del Túnel de la Línea, obras que fueron vistas como una ganancia para toda la población, sin embargo, Amaya Gaona opinó que para el caso de Anaime, el tema pasó desapercibido ya que “los que trabajaban en la mina y la doble calzada dormían y comían en Cajamarca (casco urbano)”.
 

“El transporte informal nos está afectando”

Oficialmente, en este municipio existen dos asociaciones de mineros. Una extrae material de arrastre y la otra lleva a cabo actividades de barequeo. Con relación a la última, se estima que existe un promedio de 60 barequeros que están en proceso de formalización con el Ministerio de Minas, ellos según la Asociación de Mineros del Tolima, se vienen capacitando en minería responsable y bien hecha. Alberto Enrique Cruz Tello, representante de la Asociación Minera e Hidrocarburos del Tolima, indicó que en este espacio se les explica que el uso de mercurio está prohibido y con lo relacionado al cianuro, “no es problema para la minería tampoco, porque se encontró que hay una bacteria que en un día los destruye, entonces en unos tanques especiales se les aplica la bacteria (al agua) y al otro día es potable”.

Para Cruz Tello, la extracción de oro no es novedad en la ‘Despensa Agrícola’, teniendo en cuenta que por décadas los pequeños mineros vienen extrayendo el metal de diferentes quebradas. Una de las problemáticas que se estaría registrando es con los barequeros andariegos, porque según él, ellos sí ejercerían prácticas que perjudican el medio ambiente.

En cuanto a los efectos de los resultados de la consulta, el representante de este gremio dijo que en un tiempo se empezarán a ver los efectos negativos para los que extraen arena y demás materiales que traen los ríos.

 

Mineros y formalización

Uno de los gremios formalizados en esta población del centro del Tolima es el transporte de pasajeros, sector que al parecer se estaría viendo perjudicado por el aumento de vehículos particulares que ofrecen el mismo servicio a un menor precio.

José Libardo Zapata, consejero suplente de la Cooperativa de Transportadores de Cajamarca y Anaime Ltda, Cotracaime, contó que no pueden competir con las tarifas que ofrecen los particulares. “Si una carrera vale $50 mil, ellos la hacen por $25 mil, ellos no pagan seguro ni rodamiento, no tienen un compromiso ni con el municipio, ni con el Estado, simplemente trabajan a sus anchas”, contó Zapata.

El conductor añadió que durante los últimos años, el gremio interpuso la queja ante la Alcaldía, el corregidor, el Gobernador y demás entes de control, pero la problemática continúa.

En cuanto, a si el gremio se favoreció ante la bonanza de los proyectos anunciados, precisó que inicialmente se habló de cambiar los vehículos para acceder a contratos de carga y pasajeros, sin embargo, finalmente las empresas optaron por contratar transporte de Ibagué.

Credito
XIMENA VILLALBA C.

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