La Salud en el Tolima: urgencias con necesidades y edificaciones abandonadas

CRISTIAN BONILLA / SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
A pesar de que la Secretaría de Salud del Tolima, dio un parte de tranquilidad en el servicio de urgencias en los principales centros asistenciales de la capital tolimense, la preocupación es latente entre la ciudadanía.

El colapso en el servicio de urgencias del hospital Federico Lleras Acosta dejó otra vez en evidencia la crítica situación del sistema de salud en el departamento, aunque se implementaron medidas de choque para mitigar la situación, los ciudadanos se preguntan hasta cuándo tendrán que seguir lidiando con el ‘calvario’ que les impide acceder a un atención digna.

Ante las quejas y denuncias, y teniendo en cuenta el inicio de la Semana Mayor, funcionarios de la Secretaría de Salud del Departamento recorrieron ayer las urgencias del hospital San Francisco y del ‘Fedelleras’, en este último según el secretario (e) Luis Eduardo González había un comportamiento “conforme a los estándares de los indicadores que maneja la Secretaría.

“Estamos en un pico respiratorio alto, donde en este momento hay muchísimos pacientes que asisten por esta situación, es un tema patológico”.

En el caso del Federico Lleras, el funcionario precisó que se contaba con una ocupación de 111 pacientes “efectivamente ellos tienen registrados en el Reps (Registro Especial de Prestadores de Servicios de Salud) aproximadamente 48 camas, pero poseen un proceso de expansión de hasta 180, entonces el comportamiento es aceptable”.

Agregó, que los pacientes están rotando con mayor agilidad y que tanto en hospitalización como en las consultas se está atendiendo, también, que no hay problemas de insumos, medicamentos o inconvenientes con cuidados intensivos.

Con las EPS, “se definió un plan de contingencia para poder abordar esta situación de los servicios, donde verificamos que la atención primaria fluyera, que estuvieran suministrando los medicamentos los operadores y que no hubiesen barreras de acceso a la salud”.

Al preguntarle al secretario (e) por qué la semana pasada la atención en las urgencias del Federico Lleras estuvo colapsada, tanto así, que había pacientes en el suelo o en sillas plásticas por la falta de camas respondió que al hacer la verificación respectiva encontraron que mientras se “le define la conducta al paciente, aproximadamente, pueden pasar seis horas en observación.

“Al verificar nosotros, el lunes anterior hacia las 11 de la mañana, no encontramos pacientes en el suelo, sino en sillas, pero a veces son los familiares los que están de pie y es el que se sienta en el piso y genera confusión”.

No obstante, esta redacción conoció de manera extraoficial que en los últimos días en el ‘Fedelleras’ se instalaron 62 camillas más en urgencias, incluidas varias sillas reclinomáticas, lo que permitiría alcanzar una capacidad en atención de 110 pacientes, cifra que ya estaría al tope.

En lo que corresponde al San Francisco, la atención también estaría fluyendo dentro de lo “normal”, allí se hizo una expansión de 11 camas.

 

‘Pañitos de agua tibia’

Para el veedor de salud, Ancízar Rodríguez, quien conoció de cerca el colapso registrado la semana anterior, el panorama que evidenció ayer la Secretaría de Salud sería transitorio, pues la demanda que tiene el principal centro hospitalario del Tolima supera sus capacidades “tenemos un colapso que cada nada ocurre, constantemente puede suceder, porque muchas veces no tiene la capacidad instalada”.

A esta situación se suma que la mayoría de remisiones que recibe son de segundo nivel, lo que provoca que el servicio se sature.

“Aquí lo que se tiene que definir, en la red integral de salud junto a la USI y al San Francisco, es que cada uno tome la responsabilidad de cada nivel, que Ibagué tome el Uno y Dos y el Federico el Tres”, opinó el veedor.

 

Los contrastes de la salud

 A raíz de toda esta situación, varios usuarios en redes sociales comentaron que es paradójico que mientras en el Federico se registró un caos por falta de camillas y personal, existen dos edificaciones abandonadas a menos de tres cuadras una de otra, que alguna vez fueron reconocidas clínicas.

La primera de ellas, es la Unidad Hospitalaria Manuel Elkin Patarroyo o sede El Limonar del Federico Lleras, edificación que tiene ocho pisos y un helipuerto, consultorios, garajes, entre otros espacios, está avaluado en $70 mil 263 millones.

Actualmente, se encuentra desocupado en la mayoría de pisos, excepto en los niveles inferiores en los que funciona parte del área administrativa del hospital.

Lo que pueden apreciar los transeúntes cuando pasan por el lugar, especialmente, por las urgencias es falta de mantenimiento en las áreas comunes y paredes con graffitis.

Esta propiedad, actualmente, según el portal web Central de Inversiones S.A. Cisa, sigue en proceso de subasta.

El segundo inmueble es el que hasta hace nueve meses era conocido como la Clínica de Esimed, allí el panorama es igual de desmotivante, áreas comunes sin podar, paredes con humedad y varios pintados con aerosol, pisos en los que les falta baldosas y algunos pinos que perdieron su vistosidad debido a la falta de alguien que los cuide.

Carlos Alberto Díaz, vocero del Sindicato Sintrasaludcol, contó que pasados nueve meses siguen en total incertidumbre, pues hasta ahora ni los despiden oficialmente ni tampoco los emplean.

“Hasta la fecha no hemos visto absolutamente nada de respuesta por parte de los directivos a nivel nacional, es triste mirar cómo está la clínica abandonada y laboralmente no tenemos ninguna respuesta favorable”.

Recordó, que el último pago que recibieron los más de 200 trabajadores fue en noviembre, cuando les cancelaron una quincena, desde entonces no han recibido razón alguna de sueldos, cesantías y parafiscales.

Por lo que la mayoría de ellos, entre los que se cuentan enfermeros, instrumentadores quirúrgicos, terapeutas y servicios generales, les tocó rebuscar en otras fuentes laborales para poder cumplir con las deudas.

Díaz recordó que son varias a las reuniones que ha asistido tanto en Ibagué como en Bogotá, con delegados de la Supersalud, el Ministerio de Salud y de Esimed, pero todo ha sido en vano.

Lo único que ha conocido entre la información que va y viene, es que ya habrían vendido la entidad y que se estaría a la espera de un crédito internacional para pagarle a los empleados.

“Nos cansamos de hacer denuncias y adelantar todo lo que tiene que ver con los organismos de control, el mismo Ministerio de Trabajo a nivel nacional no da ninguna respuesta, pareciera que estuvieran a favor de estas empresas que hacen malas prácticas”.

Por ahora, lo que les queda, es seguirse reuniendo semanalmente para firmar una minuta de asistencia que avaló Mintrabajo, mientras los días siguen pasando y se cumple el año “para que probablemente se dé el cierre definitivo de la clínica”, precisó el sindicalista.

Credito
XIMENA VILLALBA C.

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