Hijos de Armero completan un duelo de 34 años

JORGE CUÉLLAR - EL NUEVO DÍA
Entre oraciones, historias, relatos y anécdotas se conmemoró un año más de la desaparición de la ‘Ciudad blanca’. Para centenares de familias la ilusión de hallar a sus seres queridos no se apaga.

La esperanza de encontrar a los hijos, madres, hermanas y demás familiares que vieron por última vez el 13 de noviembre de 1985, permanece después de 34 años de la tragedia.

Aunque el paso del tiempo empieza a borrar algunas de las huellas que dejó la erupción del Volcán Nevado Ruiz, en la memoria y corazón de los sobrevivientes, sigue intacto el recuerdo de aquel miércoles en la noche.

“Fue un día muy triste, uno confió mucho en los organismos de socorro, en las autoridades y en el párroco de la iglesia”, dice con tristeza Mariela Barragán, quien busca a sus hijas Ángela Astrid Ramírez Barragán y Luisa Fernanda Ramírez Barragán.

La mujer vistió en este día con una falda azul y una camiseta blanca que llevaba estampada la imagen de una de sus pequeñas.

“Siempre he venido y encontrado personas, incluso vecinos míos que los daba por muertos, entonces vale la pena y la valdrá, yo sigo esperando”.

Mariela comentó que ese trágico día estaba en la casa junto a su familia y a pesar de que cayó ceniza y arena, las indicaciones del párroco fueron “que nos tapáramos las narices con pañuelos húmedos, pero él sí se fue”.

En cuanto a las niñas, lo último que conoció fue que las sacaron con vida, según algunos videos que vieron sus conocidos, “no pierdo la esperanza, porque he visto que han aparecido muchos”.

 

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Aprovechó para culpar al Bienestar Familiar por su pérdida, pues en sus palabras la entidad no esperó para confirmar “si los padres vivían o no, sino que hicieron con nuestros hijos lo que quisieron”.

Ella, al igual que muchos progenitores siguen esperando conocer el Libro Rojo del Icbf, pues oficialmente es el único registro de las adopciones que se hicieron en la época.

Durante este tiempo de búsqueda, la armerita se ha apoyado en la Fundación Armando Armero; expresó que no tiene plata, solo la fe de recibir datos válidos al 312 5089236 - 310 2313761 o en la Fundación.

 

“Hablé con el Presidente y no me creyó”

Entre la multitud de personas que visitó ayer a Armero, estuvo Leopoldo Guevara, el líder de la Defensa Civil de Venadillo, quien fue el primero en darse cuenta de que la ‘Ciudad blanca’ había desaparecido.

Narró que ese 13 de noviembre estuvo en la población y se reunió con el alcalde ‘Poncho’ Rodríguez, quien le manifestó “nunca me pararon bolas y nos vamos a ir con todo”.

Hacia las 9:30 p.m. estando en Venadillo, escuchó que posiblemente el Volcán había hecho erupción. Ante la zozobra, tomó un vehículo para verificar lo que había sucedido, pero solo logró llegar hasta el cruce que de Lérida lleva al Líbano, pues la vía estaba bloqueada.

Hacia las 4 a.m. desde Venadillo abordó una avión de fumigación junto a Fernando Rivera, para revisar desde lo alto qué estaba pasando “siendo imprudentes nos metimos a volar en la lluvia, cuando llegamos a Armero encontramos semejante espectáculo difícil de describir, ver más o menos 15 mil o 20 mil personas batiendo los brazos, pidiendo auxilio y enterrados hasta el pecho”.

Los hombres llamaron a Bogotá y dieron la información de lo sucedido. “En un principio nadie nos creyó”.

La llamada que hizo a la Casa de Nariño pasó por la Secretaría General de la Presidencia, el director General de la Defensa Civil hasta llegar al presidente Belisario Betancur, ninguno de ellos podía asimilar la información, lo único que atinaron a decir fue “que estaba loco, que me controlara que esa noticia fue muy grave. Hablé con el Presidente de la República y no me creyó, solo lo hizo un locutor de la Voz del Tolima, Édgar Antonio Valderrama. Él empezó a difundir la noticia como era”.

Tan solo hasta que ese medio emitió la información, fue que tomó relevancia y credibilidad.

Luego, llegó el Ejército y la Policía a confirmar la información y a dar inicio a los rescates. A las 11:30 a.m. llegó el presidente Betancur, quien al ver el desolador paisaje, aceptó que Armero había desaparecido.

 

El símbolo de la tragedia

Con el paso del tiempo, el lugar en donde falleció la niña Omaira Sánchez se convirtió en un sitio de peregrinación, varios aseguran recibir milagros y favores especiales por lo que cada año, desde diferentes lugares del país llegan creyentes a orar y a poner una flor en acción de gracias.

Sin embargo, en 34 años se han tejido diferentes historias de las horas previas a su muerte, tanto así que a hoy existen tres altares. Al llegar al lugar, el visitante se encuentra con la venta de objetos religiosos, de decoración y hasta joyas, igualmente, están los videos que muestran la angustia de la pequeña enterrada entre lodo.

Luego está el altar principal rodeado de placas de agradecimientos, santos, muñecas y un hombre que se ‘adueñó’ del sitio asegurando hacer limpiezas espirituales.

Unos pasos más adelante hay una cruz blanca, en donde también se asegura estuvo la niña, durante este miércoles se vistió de rosas rojas, claveles blancos, mensajes, oraciones y veladoras.

Y más escondido, pero en la misma zona, está el tercer altar rodeado por algunas partes de una estructura envueltas en maleza, a un lado se ve una pequeña estructura en la que también se colocan velas y veladoras.

Sobre esta creencia y fe, el sacerdote Jorge Eliécer Vázquez mencionó que actualmente se está adelantando el proceso de beatificación de la ‘niña Omaira’; sin embargo, precisó que es un proceso largo porque se debe recoger evidencia de los milagros realizados, “es una posibilidad de que también sea una beata. Es un sitio de peregrinación, pero tiene que conservarse con el sentido cristiano católico y no con otras cosas que no son”. 

 

Uniformado evadió la tragedia

En la conmemoración de los 34 años de la tragedia de Armero, se conoció la historia de Jairo Trujillo, quien hizo parte del curso 034 en la Escuela Alejandro Gutiérrez de Manizales, donde se graduó 1974 como Agente carabinero de la Policía Nacional. Él tras su graduación fue destinado a laborar en la Policía Tolima, allí estuvo alrededor de 8 años en diferentes municipios. Con el paso del tiempo, en junio del 1982 fue notificado de su traslado a la base de distrito N°6 de Policía en Armero, lugar que recuerda con aprecio, cariño y amor, pues nació su único hijo, Jairo Alexander Trujillo Duque, el 12 de febrero de 1983, en el Hospital San Lorenzo de la 'Ciudad Blanca', donde con el pasar de los días esta familia se fue enamorando más y más de esta hermosa población del norte del Tolima.

Imagen eliminada.

Fue así que por más de dos años trabajo en beneficio de la seguridad ciudadana, para lo cual en la mañana del día de la avalancha culminó su turno de 'amanecida' y salió a turno de descanso, que aprovechó para viajar junto a su familia a Fresno a visitar a unos parientes de su esposa, y el 14 de noviembre le tocaba regresar a laborar. La noche anterior a ello se enteró de la tragedia en el municipio, por lo que retornó de inmediato al lugar. En el municipio observó en la calle que las cosas materiales las había arrastrado el lodo, y se dedicó de inmediato a la emergencia.

En la conmemoración de los 34 años de la tragedia, regreso a Armero donde estuvo presente junto a su esposa e hijo, quien también decidió seguir los pasos de su padre, sirviéndole a la patria como hijo de Armero, pues actualmente tiene el grado de Mayor de la Policía nacional.

Credito
XIMENA VILLALBA C.

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