Con la virtualidad se empieza a evidenciar desmotivación entre los estudiantes

Crédito: Colprensa / EL NUEVO DÍASe calcula que hasta el momento en Ibagué se cuentan menos de 50 renuncias de docentes  y a nivel regional la cifra no supera los 100.
La deserción escolar, la renuncia de maestros y la vulnerabilidad de los adolescentes ante conflictos de orden público, son algunos de los riesgos que rodean los entornos educativos.
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William Polo, presidente del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del  Tolima, Sutet – Simatol, dijo que tradicionalmente en el inicio del calendario escolar se ve una disminución de matrícula, pero en este año la virtualidad está generando un alejamiento de la escuela.

“En ese sentido, hemos notado no mucho en el Tolima todavía, pero sí tenemos unos indicios de que, especialmente, en los sectores rurales los niños que tienen entre 12 y 14 años, que están en primaria o en secundaria, han generado procesos de migración hacia al tema agrícola o pecuario, entonces esto genera una improbabilidad de regreso a clases”.

El sindicalista agregó, que en aquellas poblaciones alejadas y que están afectadas por la reaparición de grupos al margen de la ley como los paramilitares, disidencias de las Farc o incluso de las llamadas Bacrim, se ha generado una percepción falsa por parte de los adolescentes y han decidido “vincularse a esos grupos o los (han) reclutado de manera obligatoria. Esto nos genera una inquietud porque sí ha pasado en algunas zonas del país”.

Ante la situación, desde Simatol se busca generar una alerta de prevención y evitar que los menores sean extraídos de sus núcleos familiares de manera forzosa en el departamento.  

 

Incentivar las matrículas

De otro lado, en cuanto a las matrículas, según el Sindicato faltan entre 10 mil y 12 mil estudiantes en el Tolima y aproximadamente unos seis mil en Ibagué, por ello, se sigue insistiendo en generar las suficientes condiciones para que los estudiantes y padres de familia tengan confianza en un proceso académico desde la distancia.

“Por eso insistimos mucho en que hay que invertir, no solamente para volver a la presencialidad, porque tendremos que volver en dos o seis meses, o en un año y la idea es que la planta física esté en las mejores condiciones, que haya garantías de bioseguridad para todos nosotros”, expresó.

Agregó, que se dio un primer buen paso con las Sim card entregadas por el Gobierno departamental, pero debería pensarse en la entrega de elementos como tabletas digitales y desde el Estado asignar mayores recursos, al igual que, generar una mayor facilidad de contratación para que la conectividad llegue a los hogares más desfavorables.

Al preguntarle cuáles son las edades en las que habría una mayor desmotivación, Polo señaló que entre los niños de 11 y 15 años, “se podría hablar de un segmento bastante impactado por esta situación que obviamente generaría para nosotros una situación compleja (…) porque si no están en la escuela, estarán en situaciones y en escenarios poco probables para una calidad de vida”.

 

Credito
EL NUEVO DÍA

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