Honda: 482 años de historia de la "Ciudad de los Puentes"

Crédito: Hélmer Parra / El Nuevo Día.
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Honda, otrora tránsito obligado y emporio comercial, es uno de los municipios más prestigiosos del Tolima. Con sus calles empedradas y sus vestigios coloniales es destino obligado en el Tolima.
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Las tierras en donde hoy se ubica Honda fueron descubiertas en medio de una de las expediciones comandadas por el teniente general Gonzalo Jiménez de Quesada.

Los españoles se encontraban adelantando una de sus numerosas excursiones cuando se toparon con un poblado de bohíos habitados por cientos de indígenas. Sus primeros moradores habían escogido esta zona porque era uno de los pasos más estrechos del Gran Río, donde casi se unían las estribaciones de las cordilleras Oriental y Central.

El caserío, que entonces era conocido porque había un ‘salto’ en el río que impedía la navegación, pasó a ser encomienda gracias a la imposición del Magdalena como principal ruta de intercambio comercial desde el altiplano hacia las demás regiones. De entre los cordones montañosos bajaban los productos que se querían transportar hacia el resto del país o hacia España.

Luego, con el aumento de la explotación minera en Falan y Mariquita, Honda se transformó en el desembarcadero de esta zona.

Cuando el Virreinato del Nuevo Reino de Granada se encontraba en aprietos por cuenta de las disputas con la Corona Inglesa, el comercio transatlántico se dificultó. En ese contexto, el puerto de la Villa de San Bartolomé y el de la Villa de Mompox se volvieron vitales porque el énfasis se movió hacia el intercambio nacional.

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El terremoto de 1805

A las 3:05 a.m. un terremoto de 6.1 Mw destruyó lo que entonces era Honda. Unas 109 personas quedaron heridas y murieron alrededor de 121, aunque esta cifra puede ser mayor por los escasos registros.

Se dice en las crónicas que las personas acomodaban tablones que servían como puentes para transitar sobre las grietas que aparecieron en las calles.

El Servicio Geológico Colombia, en estudios realizados con posterioridad, afirma que la mayoría de las construcciones de tapia pisada o calicanto, como por ejemplo los conventos de San Francisco, Agustinos Descalzos, La Popa y San Juan de Dios, así como la fábrica de aguardientes, el puente de piedra sobre el río Gualí y numerosas viviendas y bodegas, quedaron destruidas completamente. En total colapsaron 222 construcciones y 353 quedaron averiadas.

El paisaje de ruinas duró varias décadas y algunos viajeros, como Gaspard Mollien o Alfred Hettner, dejaron constancia de ello, según cuenta Ángela Inés Guzmán en su libro ‘La ciudad del río Honda’.

 

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Credito
CAMILO JIMÉNEZ

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