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María del Carmen Rincón conoce las condiciones de Alvarado porque ha vivido allí toda su vida, por esta razón, cuando se le presentó la oportunidad de emprender gracias al apoyo de una empresa privada y el Sena, no dudó en tomar la oportunidad.
Es así que hace parte del grupo de nueve mujeres y un hombre que conforman una asociación dedicada al amarrare y empaque de huevos, una tarea tan ardua como necesaria, en una de las cadenas de alimentos más importante.
La Asociación de Emprendedoras de Alvarado Tolima, Asodeat, son como una familia que le hace el quite al desempleo.
Empuje empresarial
EL NUEVO DÍA: ¿Quién es la representante legal de Asodeat?
María del Carmen Rincón: Mi nombre es María del Carmen Rincón, nací y crecí en Alvarado, aquí he vivido la mayor parte de mi vida, solo por una corta etapa estuve en Bogotá. Al inicio de mi adultez fui docente, trabajaba en ese campo porque necesitaban profesores en las veredas, fue una experiencia muy bonita trabajar con niños. También trabajé como secretaria en el colegio y la parroquia.
E.N.D.: ¿Cómo nace la asociación?
M.R.: Hace unos años hubo una reunión de padres de familia en el colegio Enrique Caicedo, convocada por la doctora Claudia Orozco, quien trabaja para la Avícola Triple A, ella nos dijo que iban a empezar a realizar unas capacitaciones junto al Sena, porque la empresa quería ayudarnos a montar un emprendimiento.
Iniciamos casi 40 personas a estudiar con el Sena, pero con el paso del tiempo la gente se fue retirando y quedamos pocos. Finalmente, fuimos 16 personas las que culminamos esas capacitaciones.
E.N.D.: ¿En qué año empieza a operar la empresa?
M.R.: El Grupo Bios y el Sena nos hicieron el acompañamiento, y la compañera y primera presidenta de Asodeat, Paola Mateus, fue quien hizo todos los trámites para constituir la asociación. Es así que empezamos a laborar el 2 de junio de 2017 con 12 personas, dos hombres y diez mujeres. Pero ahora somos diez, solo nos acompaña un hombre, Fernando.
Esta experiencia ha sido muy bonita, porque somos personas con dificultades. Norma y Patricia son madres cabeza de familia, Fernando tiene un problema en la mano, cada uno tiene diferentes roles en su vida. Por eso este proyecto ha fortalecido a estas familias.
E.N.D.: ¿En qué consiste el trabajo de la asociación?
M.R.: Nosotros realizamos el amarrado con cabuya y empacado de huevos. Nos traen el producto desde Ibagué o de la Granja de San Pacho (Alvarado). Una vez en bodega, allí se selecciona el huevo que está en buen estado, también hacemos las cajas.
Nosotros dejamos la cubeta de huevos lista tal y como el consumidor la encuentra en los supermercados. Ese es el proceso que realizamos acá, en un trabajo conjunto con todas mis compañeras.
E.N.D.: ¿Cuántos huevos pueden llegar a empacar en un mes?
M.R.: Eso depende, por ejemplo, estos días hemos estado recibiendo para amarrar casi 3.900 huevos, es decir, más o menos 117.000 huevos al mes. Para realizar un pedido entramos a las 7 a.m. y salimos a las 11:30 de la mañana.
Ahora nos rinde mucho el trabajo, porque cuando iniciamos salíamos en la noche. Pero ahora tenemos experiencia, nos entendemos muy bien y la práctica da sus frutos. Es como en una oficina, al principio usted llega y no entiende, necesita tiempo para alcanzar el ritmo.
E.N.D.: ¿Cuál es su sueño a nivel empresarial?
M.R.: Quiero que la asociación se fortalezca mucho más, en eso trabajamos de la mano con la Fundación Bios, quienes nos están dando la asesoría para que nuestro emprendimiento crezca.
Además, queremos iniciar un proyecto con el aguacate, porque se pueden hacer muchas cosas aprovechando la pepa, la pulpa, la cáscara y la fruta que no sirve para exportar. Ya hemos hecho aceite y continuamos conociendo las propiedades.
Eso es lo que queremos tener, algo adicional al servicio que estamos prestando de amarrar huevos, porque este puede ser un negocio intermitente. Por ejemplo, en la pandemia sufrimos mucho porque no tuvimos tanto trabajo.
E.N.D.: ¿Al final la asociación se convirtió en una salida real en el mundo laboral?
M.R.: Claro, somos mujeres que la mayoría superan los 40 años, la realidad es que a nuestra edad es muy difícil conseguir empleo, y aquí tenemos cierta estabilidad.
E.N.D.: ¿Asodeat es como otra familia para usted?
M.R.: Somos como una familia, cuando uno no va a trabajar como que le hace falta ese momento del día, compartir con las compañeras, porque las diferencias no faltan, pero todo tiene solución.
E.N.D.: ¿Qué le falta a la economía de Alvarado?
M.R.: La verdad uno a veces no busca las posibilidades para salir adelante. Aquí han llegado muchas capacitaciones del Sena, pero la gente es apática a prepararse. En esta pandemia vi algo grande, aquí muchas personas hacen tamales pero no emprenden en ese negocio, es decir, por qué no los hacen cada ocho días. Incluso yo vendí tamales, y la verdad es que da, pero a veces uno se estanca solo.
E.N.D.: ¿Cuál ha sido el papel de las entidades en su emprendimiento?
M.R.: Hemos recibido apoyo del Grupo Bios, es decir, la empresa privada, pero de parte de la Alcaldía de Alvarado la ayuda ha sido muy poca, no hemos tenido como ese ‘empuje’ por parte de ellos.
E.N.D.: ¿Quienes conforman su familia?
M.R.: Vivo con mi esposo, estoy casada hace 21 años y tengo tres hijos.
E.N.D.: ¿Qué le gusta hacer cuando no está en la empresa?
M.R.: Aparte de ayudar a mis hijos con las tareas y hacer los oficios de casa, me gusta crear cosas con material reciclable.
DATO
Más de 100 mil huevos puede llegar a empacar Asodeat mensualmente.
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