La música ‘rompe’ fronteras y el Ibagué Festival es la prueba fehaciente

Crédito: Archivo / EL NUEVO DÍA
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Después de la pandemia, el Ibagué Festival llegará a la región a dejar un precedente histórico de la mano de la gestora cultural Julia Salvi, los artistas, la academia y los públicos.
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El Ibagué Festival está ‘a la vuelta de la esquina’, y en esta nueva versión la ‘Ciudad Musical’ hará eco con los artistas locales y los provenientes de las zonas limítrofes del país que construyen identidades plurales.

Hablamos con la mujer que está detrás de este gran evento, Julia Salvi, gestora cultural y presidenta de la Fundación Salvi, quien desde el 2019 gestó el proyecto en la ciudad con el objetivo de crear un diálogo permanente entre culturas para afianzar en los escenarios insignias y desde los territorios, las expresiones musicales de la nación que están permeados por la ancestralidad y la colonización. 

Esta entrevista es una ‘antesala’ a lo que significa el festival para la ciudad y la cultura para que los diferentes actores sociales que hacen de este evento una realidad se apropien de ella y la impulsen cada año.


 

¿Cómo ha sido crear esta nueva versión?

Ha sido un reto muy grande; hemos querido mantener la orientación que veníamos manejando en las ediciones pasadas porque vimos que el público tanto académico como el público en general respondieron muy bien a ese planteamiento del festival.

Por supuesto la dinámica que tenemos en el manejo de ciudad no pudo consolidarse para las fechas de mediados de año porque tuvimos elecciones, y fueron un poco atípicas. La campaña electoral invadió completamente nuestras vidas cotidianas y no queríamos entrar en un momento donde el país estaba concentrado en otros aspectos de la vida. 

De allí que decidimos aplazarlo, y escogimos esta fecha, del 15 al 18 de septiembre, buscando un espacio donde ya está organizado el Gobierno ya la ley nos permite hacer los convenios como se debe y la ciudad y el país manejan su curso normal.

 

¿Cómo fue la divulgación de esas otras versiones en la ciudad?

Antes de la pandemia, tanto en Cartagena como en Ibagué íbamos en un camino de crecimiento; es decir, de ampliar las oportunidades de los músicos nacionales e internacionales y propiciar los encuentros, porque consideramos que hay una gran población estudiantil y profesional que no tiene oportunidad de salir del país.

La pandemia nos hizo buscar otras formas de llegar al público entendiendo más que nunca que las personas necesitaban un programa como el que nosotros ofrecemos en un período tan difícil de su vida diaria. Fue muy pequeña la programación pero muy exitosa, y el festival virtual que hicimos abrió una posibilidad de tener un público que, si no podía viajar, podía disfrutar del festival.

Después de la pandemia regresamos a nuestra programación manteniendo una propuesta más reducida porque todavía estamos en un proceso de cambio económico y de cuidado, pero con un valor más fuerte por el aprecio que las personas y los mismos músicos le han dado a la posibilidad de asistir, encontrarse y poder conocer y participar en los interesantes programas que se llevan a cabo. 


 

¿Qué se busca con el Ibagué festival?

Festival

Buscamos valorar y poner en escena todas las músicas internacionales, nacionales y locales de diferentes épocas y estilos, desde la música académica, sinfónica y de Cámara, hasta las populares, urbanas y tradicionales, de región y experimentales. Todas son parte de una historia cultural de nuestra memoria por lo que nuestro lema es ‘las músicas que somos’.

Hemos querido que en un mismo escenario tengamos la oportunidad de disfrutar de diferentes estilos y géneros. Así mismo, tenemos grandes compositores en la historia musical del país cuyas obras las estamos incluyendo para que se reconozcan y los jóvenes crezcan conociendo y amando sus propias raíces que en muchos casos no valoran, porque las desconocen o consideran que solo los grandes compositores del viejo mundo son importantes, cuando en realidad el viejo mundo está preparado para escuchar nuestra música.

El festival es una oportunidad para fortalecer la educación y la vida musical de la región y para actualizar el imaginario colectivo con nuevos referentes artísticos y de producción técnica de alto nivel.

 

Este año el disfrute musical será de ‘frontera a frontera’ ¿cómo llegaron a esa idea?

Nuestro concepto artístico cada año nos permite ir reconociendo los territorios del país y sus manifestaciones musicales. En esta ocasión, de frontera a frontera visibiliza las músicas del Archipiélago de San Andrés y de Nariño y celebra el sincretismo cultural, el diálogo entre regiones, la diversidad y la riqueza de las expresiones que nacen en las zonas limítrofes del país

En el Archipiélago de San Andrés se encuentran músicas de orígenes africanos y europeos pero con aportes de las culturas del Caribe, así como en Nariño se han apropiado y recreado tradiciones afrodescendientes, indígenas y mestizas.

Esta es una oportunidad de comprender más ampliamente nuestra dimensión cultural y de integrarnos simbólicamente como nación diversa de gran riqueza creativa y expresiva.

 

¿Cómo hicieron para elegir a los artistas que estarán este año y donde algunos son tolimenses?

El festival se caracteriza por conformar su programación con artistas internacionales, nacionales y locales. En el caso de las agrupaciones regionales del país, tenemos el privilegio de ir a los territorios con el director artístico, Alejandro Mantilla; Mateo Vegalara y yo, para conocer las dinámicas de cada contexto, escuchar y seleccionar los músicos que por su calidad y estilo le convienen al criterio de programación. Este contacto humano directo con los artistas es fundamental.

Cada año según el eje temático que se prioriza, se escogen los lugares que se van a visitar y se establecen las comunicaciones con los representantes de artistas nacionales e internacionales. Para el Ibagué Festival la visibilidad y la presencia de los artistas de Ibagué y del Tolima es muy importante porque se debe partir de reconocer y valorar lo local, de promover su circulación y de propiciar su interacción con artistas de otras latitudes.

  

¿Cómo ha sido la transformación de los públicos a través de este festival?

Parte del trabajo que queremos hacer es orientar a los jóvenes músicos sobre cómo manejar el público, cómo manejar su propia presentación, porque muchos de ellos estudian, pero no tienen oportunidad de practicar su presencia en el escenario para que puedan realmente crear su propio proyecto y puedan ser invitados a otros espacios.

Así mismo, el programa educativo del festival incluye una oferta de talleres de producción técnica sobre los aspectos de montaje y realización de conciertos en sonido, iluminación y escenotecnia, porque vemos una falencia y una dificultad que tienen los mismos organizadores de eventos.

Sin embargo, la principal transformación de los públicos la impulsamos a través del concepto de la programación artística con su diversidad de estéticas, géneros y formatos, con su alta calidad artística y técnica y con la formación de audiencias que llevamos a cabo en municipios, barrios e instituciones mediante cursos de apreciación musical.

 

¿Por qué llegar a Ibagué?

El exalcalde Guillermo Alfonso en su momento me invitó a crear un festival que fuera muy especial en su calidad y diversidad musical, por lo que lo diseñamos con esas características. Además, porque en la ciudad musical debíamos generar un proyecto diferente a lo existente y singular, que aspiramos a que se convierta en uno de los festivales más importantes del país desde esta región. 

En este festival, le damos importancia a las músicas académicas y a las músicas populares y tradicionales, pero así mismo, con igual valor visualizamos las músicas locales y las expresiones urbanas. Ello contribuye a que tenga una importancia equivalente a festivales de América o de Europa.

Ibagué, es el escenario ideal para hacerlo, y yo creo que el Conservatorio del Tolima, la Universidad de Tolima, la Universidad de Ibagué, la Efac y el colegio Amina Melendro lo estaban esperando y por eso ha sido tan importante su llegada.

Es importante mencionar que al ser Ciudad Musical, tenemos el compromiso no solamente de mantener ese nombre sino de actualizarlo y darle nuevo significado y a ello contribuye tener el aval del Concejo Municipal que aprobó el proyecto. La Alcaldía y la Gobernación han sido muy generosos y comprometidos con el festival, pero debemos ampliar y fortalecer la alianza con los empresarios de la región a fin de lograr su sostenibilidad y profundizar la labor artística, educativa y cultural que nos hemos propuesto.

 

Ya el festival está en Cartagena e Ibagué ¿tiene pensado ir a otra ciudad con él? 

No gracias; yo dije eso mismo con Cartagena, pero acá estamos a gusto. Realmente la labor de montaje de dos festivales tan sofisticados, complejos y con tan importantes es mucho.

 Además, sé que hay otras organizaciones que están haciendo estos proyectos en distintas regiones del país, lo que me hace muy feliz por saber que somos parte ya de un gremio que está trabajando en la construcción de festivales y de diversidad cultural nos hace sentir acompañados.

 

¿Cómo ve la llegada de la nueva ministra de Cultura y qué retos cree que debe afrontar?

La veo muy positiva porque es una mujer que ha dedicado su vida a la cultura que la tiene en el corazón, pero también en su cabeza y que nos puede aportar muchísimo desde esa experiencia profesional y humana que ella misma tiene. Creo que tiene un reto enorme y es justamente ampliar el presupuesto que le permitirá fortalecer lo existente y crear nuevos proyectos y programas.

 Su inteligencia y experiencia le permitirá escuchar a los diferentes gremios y sectores culturales del país. Si ella nos permite trabajar de la mano podemos sacar adelante muchas cosas que todavía se tienen que perfeccionar y que nos permita a cada proyecto a partir de su historia y características plantear con ella estos cuatro años de trabajo en el Ministerio.

 

¿De dónde nace su interés por la música? 

Porque tuve la fortuna de compartir mi vida con un hombre para quien la música era su vida; tan importante era, que fue artista pero también constructor de instrumentos, en este caso el arpa. Ese amor por la música lo compartí y fui partícipe de su vida profesional, lo que me permitió darle a mi país la oportunidad de construir en la música un valor importante para la sociedad.

De allí, me he dedicado los últimos 16 años a crear esos espacios en Colombia con los festivales, la lutería, la promoción de jóvenes talentos, el desarrollo de orquesta sinfónica de jóvenes.

Inicié con el festival de Cartagena, como evento relacionado con la música clásica del viejo mundo pero en íntima relación con la música de Latinoamérica, con la convicción de que a los compositores y a las músicas académicas les hacía falta un espacio.

 

Usted no toca ningún instrumento, pero durante todos estos años acompañando a los artistas en sus procesos de fortalecimiento ¿se interesado por alguno? 

El acordeón, por ejemplo; yo amo el vallenato porque es una poesía, es una historia, es algo que sale del alma, que habla, lo que tú escribes, cómo te sientes. Cuando tú ves y escuchas a un vallenatero eso te envuelve; me gusta porque aparte de que tiene poesía es alegre.

Por el mundo clásico, pues el piano me parece un instrumento hermosísimo que abarca todo, y el arpa porque para mí es la voz de los ángeles.

 

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Credito
Redacción Facetas

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