‘Medicina espiritual’: sanar el cuerpo, sanar el alma

Crédito: ARCHIVO / EL NUEVO DÍALa medicina que está buscando la puede encontrar en Dios
Aunque las evidencias científicas, en el papel, no avalan que la fe pueda sanar realmente los problemas físicos o las enfermedades, muchos médicos y sicólogos califican a la oración como un buen medicamento. Y no es que necesariamente porque ellos crean que las plegarias sean los remedios de las enfermedades, sino porque reconocen que a sus pacientes les hace bien conectarse con su propia fe.
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A decir verdad, orar genera en el paciente o en quienes lo rodean, una sensación de paz, de serenidad y  de lo que se podría llamar de una ‘anestesia’ efectiva.

Hay otros que sostienen que curar enfermedades por medio de hierbas, esencias, energías o presiones sobre ciertos puntos del cuerpo, es un ‘don’ que muchos pacientes les conceden hoy a las llamadas medicinas alternativas.

Y aunque nadie debe dejar de  acudir a consultas médicas o de personas especializadas cuando padece alguna convalecencia medida nadie puede negar los ‘poderes’ de la fe. Es decir, dejar las cosas en manos de Dios también nos san.

De hecho, los propios institutos de salud de países en desarrollo han creado una oficina dedicada al estudio de algo que se ha llamado como la ‘disciplina de la fe. Incluso, algunas investigaciones avaladas por esas dependencias demuestran los altos grados de recuperación en personas que tienen a Dios en su corazón. 

En el caso específico de Colombia, varios profesionales de la medicina ‘oficial’ ya se han especializado en terapias naturales para el tratamiento de sus pacientes, y muchos de ellos también aseguran tener resultados exitosos en sus tratamientos.

 Dicho de otra forma, el recurso a la oración no excluye, sino que al contrario anima a usar los medios profesionales y naturales para conservar y recuperar la salud, así como también incita al paciente a cuidar y a aliviar el cuerpo y el espíritu, tratando de vencer la enfermedad. 

El problema del asunto, a mí manera de emitir un diagnóstico, es que personas con escasa o sin ningún tipo de formación médica, como masajistas y ‘curanderos de tercera’, suelen utilizar argucias para estafar a la gente.

Bajo el rótulo de tocar a las puertas de Dios, con los argumentos de los tratamientos alternativos y en lo que yo llamo como los ‘negociantes de la fe’, muchos avivatos suelen causar más daños y se aprovechan de cuanto incauto pueden.

Obviamente creer en charlatanes, esoterismo y brujería, sin lugar a dudas, sí son prácticas peligrosas. En la actualidad hay centenares de consultorios ‘piratas’, de iglesias de garaje y una inusitada proliferación de personas que ‘curan’ a punta de siniestras pócimas y rituales.

Se trata de individuos que ni siquiera tienen un respaldo profesional, ni mucho menos espiritual que garantice un buen diagnóstico o que ofrezca una explicación científica del tratamiento que se está realizando.

En síntesis, hay que ser cautos ante el extenso fraude. Y perdone que les insista en decirle que, sin olvidar su fe, siempre será más saludable acudir a un especialista. 

La victoria de la fe sobre la enfermedad, así como sobre otros sufrimientos humanos, no se da solamente a través de la plegaria. Además de la devoción están la curaciones portentosas que ofrece la ciencia.

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Credito
EuclideS KILô Ardila

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