El ruido y los borrachos tienen preocupados a los habitantes del sector del parque Murillo Toro

El ciudadano tiene videos grabados en las madrugadas donde se escucha el alto ruido.
Crédito: Jorge Cuéllar - EL NUEVO DÍA. El ciudadano tiene videos grabados en las madrugadas donde se escucha el alto ruido.
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Juan Carlos Borja Santofimio es un ibaguereño que vive en el edificio BCH frente al Parque Manuel Murillo Toro y con preocupación señala que desde enero de este año, tanto sus vecinos como él, se han visto afectados por un bar que funciona en las noches en el segundo piso y terraza de una casa declarada como bien cultural ubicada en la nomenclatura calle 10A número 3 - 35 del Centro.
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Según el hombre, desde que construyeron el bar que en redes sociales se da a conocer como Doninvita, el ruido es insoportable, les provoca problemas de salud pues se sobrepasan los decibeles y hasta las 3 de la madrugada  el estruendo en ocasiones es insoportable. 

“Se ha pedido con derechos de petición con Gobierno, con Cultura y también a la Policía, no se hace absolutamente nada, el ruido sigue”, dijo a este medio de comunicación Borja Santofimio. 

Agregó que por el ruido constante hay edificios circunvecinos cuyos apartamentos los están vendiendo por esta alteración de la tranquilidad. “Hay mucha gente que está desocupando, está vendiendo, y los apartamentos se están devaluando porque nadie quiere comprar por este sector, ni arrendar, y en cambio quieren huir de este lugar debido a ese bar”.

Borja Santofimio ya pasó diferentes derechos de petición a las secretarías de Gobierno, Cultura y otros entes por dicho establecimiento comercial. 

 

Bien cultural 

 

El establecimiento comercial está ubicado en el segundo y tercer piso, este último adecuado.

 

Con asombro señala que esta vivienda, que ha servido como sede de campañas políticas y de partidos políticos, es una casa de interés cultural ya que su construcción data de más de 70 años, con la adecuación en la terraza se alteró. 

“Encima del techo de esa edificación crearon una enramada alterando un bien de interés cultural de carácter municipal, el cual está declarado en el POT y hay un decreto que lo protege como bien de interés cultural”, dijo. 

Con preocupación agregó que, “hubo alteración en la fachada, pusieron unos cortavientos supuestamente para proteger la estructura, pero resulta que es para proteger a los borrachos que no se caigan de ahí, no sé si esas estructuras resistan. 

“Ahora la alteraron completamente para una discoteca, no sé si soporte ese peso, ese techo, y fuera de eso, el peso de la gente que entra”.

Asimismo, añadió el vecino del Parque Murillo, que en este periodo de pandemia por el Covid-19, las restricciones de bioseguridad al parecer no se estarían cumpliendo, “se observa ‘una mano’ de gente haciendo fila para entrar y aglomeraciones, gente sin tapabocas, se llama  a la Policía y a las entidades municipales y nadie hace absolutamente nada”.

Por último, destacó que otra situación que le preocupa es que, “Se han originado muchas riñas en la madrugada y eso no es para un sitio donde hay familia, donde hay niños que viven en el sector, ahí tiene que venir la Policía a intervenir, producto del alcohol, de las borracheras, salen de ahí a armar problemas”, concluyó el hombre. 

 

Contra el ruido 

 

El secretario de gobierno municipal, Óscar Berbeo, indagado por la denuncia ciudadana debido al ruido que produce este establecimiento comercial y otros en otros sectores de la ciudad señaló que, “no hay piedad, no hay estrato, no hay preferencia. Todos los bares, sea del que sea y esté donde esté, tienen que someterse a las normas de convivencia, si no cumplen las normas de convivencia van a ser cerrados conforme los procedimientos del Código de Policía en Ibagué”. 

Destacó que durante el fin de semana efectuaron diferente operativos contra la contaminación auditiva, sellaron cerca de cinco bares en las comunas Seis, Siete y 12, “nos ha tocado hacer muchos cierres definitivos porque no acatan el mensaje, al resto de bares que hay en cada uno de los barrios y en la zona rosa de la ciudad, por favor controlen los decibeles de sonido, si no, se van a someter a un cierre definitivo. Dejen trabajar pero también dejen trabajar al vecino, o sino, la Secretaría de Gobierno procederá a sellar su establecimiento”. 

 

Credito
Redacción Judicial El Nuevo Día

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