Con la licencia que le otorga el haber liderado diferentes procesos de paz, en defensa de los derechos humanos en su país (Guatemala) y a nivel internacional, la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, refirió cuáles son los principales retos que debe asumir el país frente a los actuales diálogos de paz que adelanta el Gobierno y las Farc.
La agenda de paz
Para la líder indígena guatemalteca, el Proceso de Paz que se adelanta en La Habana (Cuba), no debe ser ajeno a la ciudadanía, ni un tema que se discute en una mesa por parte de los negociadores.
“El conflicto no es un asunto de las partes, sino algo que tiene que ver con la nación, por lo tanto, los colombianos deben prepararse para una agenda de paz. Pienso que es importante tener en cuenta los temas que se están incluyendo en la negociación, pero también construir su propia perspectiva y agenda de paz”, advirtió.
Para Menchú, esta agenda debe construirse con base en los problemas que aquejan al país, sin que necesariamente se haya vivido el conflicto armado.
Advirtió que “no hay que criminalizar las áreas donde hay conflicto armado”, pues según ella, la paz debe pensarse en un conjunto que incluya todo el país.
Otras de las advertencias que hizo la Nobel de la Paz, fue explicar que la agenda de los diálogos se debe hacer a largo plazo, sin ocultar los hechos, ni tergiversar la verdad.
“No se debe participar en el sensacionalismo, porque esto afecta la agenda global. La paz no es responsabilidad de quienes están en la mesa, sino de quienes manejamos una influencia a nivel global en la sociedad”, acotó.
Reconciliación
Frente a las dificultades para lograr una reconciliación de cara al posconflicto, Menchú aclaró que el reto debe ser buscar casos paradigmáticos.
“Los temas de derechos humanos no son amnistiables, porque se terminaría rompiendo las normas nacionales e internacionales en materia de Derechos Humanos”.
Y añadió que “lo que sí es amnistiable son los delitos que se cometieron en el conflicto (...) los actos violentos tienen una frontera cuando murieron personas detrás de un arma, eso es diferente a la violación de derechos humanos”.
Así mismo, dijo que en estos casos es importante acudir a la investigación científica para evitar acusar a partir de prejuicios, y resaltó la necesidad de la participación civil, que, según ella, tiene diferentes versiones de acuerdo con sus experiencias.
Respetar las víctimas
Para Menchú, la paz del país no se puede reducir a un ‘borrón y cuenta nueva’, y señaló que debe existir un respeto por las víctimas.
“Esto aplica para el que no le llegó la violencia a su casa, pero si yo tengo familiares desaparecidos o en una fosa común, ¿cómo me van a obligar a un borrón y cuenta nueva?”.
Frente a este tema, uno de los más álgidos dentro de la discusión del proceso de paz, la activista de los Derechos Humanos dijo que existe una parte sicosocial que se debe cuidar, advirtiendo que es indispensable ver las diferentes aristas desde los actores.
“Los principales actores son los colombianos y las instituciones que tienen el poder y, segundo, es indispensable que el rol de las víctimas no sea criminalizado”.
Rigoberta Menchú fue exaltada por el rector de la Universidad del Tolima, José Herman Muñoz Ñungo.
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