No le falta razón, pues en Washington es considerado uno de los funcionarios que más conoce esta parte del hemisferio.
Fue Subsecretario de Estado para América del Sur, jefe de misión en Venezuela y ocupó cargos diplomáticos en Nicaragua, Honduras y Jamaica, además de haber sido coordinador de la Oficina para Asuntos Cubanos en la cancillería estadounidense.
Ese conocimiento de nuestro país le da propiedad para hablar de todos los temas que marcan la relación bilateral.
En entrevista, Whitaker habló prioritariamente del proceso de paz con las Farc, al que su país acaba de unirse a través de un delegado especial.
- ¿Cómo ve el proceso de paz con las Farc?
Lo primero es decir que está muy bien diseñado. En el pasado ha habido muchos problemas con otros procesos debido a sus debilidades. En este caso se han evitado esas debilidades gracias a un esfuerzo muy serio de Sergio Jaramillo, Humberto de la Calle y todos los organizadores, para que se enfoque en lo que es, no en si democracia sí o no, capitalismo sí o no; lo importante es la dejación de armas y la integración de las Farc a la vida civil, democrática y desarmada del país.
Ha habido unos logros, como lo de la situación agraria, drogas, la situación política, las partes más difíciles son las que se presentan ahora, como la justicia transicional, que es una situación muy complicada porque a los colombianos les toca enfrentar esto después de la creación de la Corte Penal Internacional. Antes existían amnistía e indulto, hoy no existen esas posibilidades para Colombia.
Mi impresión es que ni la CPI ni la Corte Interamericana de Derechos Humanos están interesadas en ser un impedimento a la paz, ni mucho menos, simplemente están interesadas en que las víctimas se pongan en la mitad de este proceso, y creo que ese también es el interés del Gobierno.
- ¿Hay algo que le cause a EE.UU. algún tipo de duda frente al proceso, por ejemplo, la polarización política interna?
No he hablado con nadie en este país que crea que es posible lograr una paz sin un involucramiento masivo. En la elección pasada había mucha división, pero la oposición del Centro Democrático no está diciendo que está contra la paz, está diciendo que tiene otros conceptos. Y la vinculación de estos sectores es muy importante para lograr la paz. En estos procesos debe haber un involucramiento masivo, como lo hubo en Centroamérica.
- ¿La llegada del Delegado Especial de Estados Unidos puede ser una alternativa a la ruta de la justicia transicional que pasa por la CPI, dado que su país no ha ratificado el Tratado de Roma?
No estoy seguro de que ambos temas estén relacionados. Nuestra participación no tiene nada que ver con ese particular, es un proceso de acompañamiento, es una muestra más del compromiso de Estados Unidos de hacer parte de la solución.
Enfatizo que no somos mediadores, no somos parte de la negociación. Se nombró a Bernard Aronson porque el Gobierno de Colombia, nuestro socio, nuestro ‘partner’, nuestro amigo, nuestro aliado, nos lo ha pedido. Ahora bien, Bernard Aronson viene con unas habilidades y una experiencia muy importantes y por eso se le nombró. La experiencia que él tiene le da habilidad de negociación.
- ¿La designación del señor Aronson fue una solicitud de Colombia o fue una iniciativa de su Gobierno?
Lo primero. Incluso, en diciembre, cuando vino el secretario de Estado John Kerry, sostuvimos una reunión con Sergio Jaramillo y Humberto de la Calle, ellos plantearon el asunto y después, el mismo día, con el presidente (Santos) se nos pidió un involucramiento más directo de nuestra parte. Al cabo de una semana llegamos a la conclusión de responder afirmativamente al pedido del gobierno colombiano.
- ¿Qué tipo de intereses tiene Estados Unidos en Colombia que se puedan abrir con la participación del señor Aronson?
Hay varias formas de responder a esta pregunta. Si podemos ayudar a Colombia en ese esfuerzo los beneficiados van a ser los colombianos. Hay un involucramiento muy profundo con ustedes, los colombianos, y si se puede lograr la paz, va a abrir unas perspectivas de desarrollo económico, participación, inclusión, eliminación de la violencia, eso va a ser muy importante.
Segundo, una paz en Colombia va a demostrar la factibilidad, la utilidad de implementar el modelo que diseñamos conjuntamente con los colombianos. Yo he trabajado sobre Colombia desde 2008 y antes de eso en un país vecino (Venezuela) y sé muy bien que la inversión por nuestra parte ha sido muy fuerte y representa como el cuatro por ciento de la inversión total.
Obviamente, si se logra la paz va a implicar cosas como la manera de enfrentar el narcotráfico, y los elementos judiciales, porque ustedes saben que tenemos una colaboración judicial muy fuerte con Colombia y puede haber unas implicaciones para Estados Unidos en esas relaciones.
- Potencialmente, ¿cómo podría cambiar la lucha contra el narcotráfico?
Uno de los subacuerdos que se han logrado (en La Habana) es la erradicación voluntaria y si eso no sirve hay una erradicación manual forzada y si eso no sirve, pues finalmente vamos a la aspersión. Estamos involucrados en la erradicación manual y la aspersión. Entiendo la lógica del Gobierno colombiano de tratar de ver si eso funciona, prácticamente reclutando a las Farc en la participación del problema.
Narcotráfico
- Si el proceso de paz sale adelante, seguramente vendrá una reducción en materia de narcotráfico. En ese caso ¿ya no habría necesidad de más extradiciones, el tema debería ser revisado?
No estoy de acuerdo con ese planteamiento. Hay un mercado, la gran mayoría de la cocaína que se consume en Estados Unidos llega de Colombia, es decir somos parte del mismo problema. El hecho de que se firme un documento en La Habana no va a acabar ese problema, el narcotráfico seguirá existiendo.
Eliminando la violencia y la amenaza que significan las Farc se van a crear las condiciones para que la Fuerza Pública pueda enfrentar más otros aspectos del crimen. Ahora, no estoy seguro de que eso va a disminuir la necesidad de la extradición, que es una cosa muy buena para la justicia. El 95% de los extraditados terminan condenados en Estados Unidos y la casi totalidad de ese 95% admite su culpabilidad. Eso beneficia a la justicia norteamericana y también a la colombiana, pero lo más importante es que finalmente beneficia a las víctimas, que reclaman justicia. Esa es la herramienta más productiva de colaboración en la historia de Estados Unidos.
- Esas personas extraditadas negocian sus fortunas con la justicia norteamericana para conseguir rebaja de penas, pero no queda con qué reparar a las víctimas que dejaron en Colombia…
El proceso de rebajar condenas nada tiene que ver con las fortunas ilícitas que han ganado, no se compran los beneficios. La pregunta que tengo es: ¿Y si se quedan en el sistema judicial colombiano las víctimas sí reciben compensación? Creo que no pasa. Desde ese punto de vista ¿es mejor o peor estar en Estados Unidos o en Colombia? A mi modo de ver es igual.
- Las Fuerzas Militares se fortalecieron en gran medida gracias al Plan Colombia. ¿Desde su experiencia internacional, de firmarse la paz con las Farc habría necesidad de reestructurarlas?
Hay unos elementos importantes y creo que el principal es que bajo el liderazgo del ministro Pinzón (Juan Carlos, de Defensa) y todos los jefes militares se empezó un proceso de pensar en eso hace un año, y ese pensamiento está muy avanzado.
Segundo, lastimosamente Colombia va a seguir siendo un país con unos problemas de violencia muy graves. La tasa de homicidios es de 27 por cien mil, si quitamos los homicidios por el conflicto con la guerrilla, desciende como a 24. Eso indica que va a haber mucho trabajo para la Fuerza Pública. Tercero, esta es una cuestión para los colombianos, porque nuestra ayuda militar a Colombia es mínima, 30 millones de dólares al año. El grueso del presupuesto Colombia viene de ustedes.
Posconflicto
- ¿Cuál será la participación económica de Estados Unidos en el posconflicto?
Ustedes saben cómo funciona nuestro Gobierno: el Ejecutivo pide y el Congreso da, entonces no puedo hacer compromisos en nombre del Congreso de Estados Unidos. Habiendo dicho eso, mi posición como embajador es que es de suma importancia mantener esa relación y la habilidad de continuar ayudando a Colombia en ese esfuerzo. Se ha hablado de un Plan Marshall, de otro Plan Colombia, no sé lo que resulte, pero mantener un involucramiento muy fuerte con Colombia es de suma importancia.
- Usted conoce varios procesos similares en el mundo, su lectura es que sin ese acompañamiento fracasan los procesos…
Es difícil hablar en términos generales, cada proceso debe mirarse según sus propios elementos. En los procesos de América Central la paz vino muy rápido, vino por consenso muy fuerte de todos los sectores de la sociedad. En los conflictos en el Cono Sur existía la justicia transicional, y se habla mucho acá en Colombia de la seguridad judicial. Es bueno que se esté enfocando lo de la estabilidad judicial. Eso es de suma importancia.
- ¿Cómo lograr una justicia transicional equilibrada que salve este proceso de paz pero que espante el fantasma de la CPI en un futuro?
Hay dos elementos. Uno, es posible que se sobre-enfaticen los problemas que se puedan presentar con la CPI; no hablo por ellos, pero sí entiendo que su posición no es frenar procesos de paz, sino ayudar en procesos de paz, buscar unos estándares mínimos de justicia para que no tengan que involucrarse. El otro elemento, que para mí es el más importante, es lo que el pueblo colombiano va a aceptar, lo que es aceptable para ustedes. No no puedo decir si cinco años ó 10 años (de cárcel), o una prisión especial, esas son decisiones colombianas, pero el paquete total necesita ser explicado muy bien al pueblo colombiano y aceptado por ustedes.
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