“Seguir profundizando la polarización es perverso”: Néstor Humberto Martínez

COLPRENSA- EL NUEVO DÍA
Desde España en donde atiende negocios personales el exsuperministro, Néstor Humberto Martínez habló con Colprensa sobre el cargo que deja y la forma como ve la política nacional.

Néstor Humberto Martínez ocupó por apenas 10 meses el cargo más polémico del segundo gobierno de Juan Manuel Santos: el de Ministro de la Presidencia. Pero lo hizo de tal manera que terminó ganando el apodo de ‘Superministro’, por lo que a la hora de su partida dice que para él, “esos meses fueron como un lustro”.

Tanto como su entrada, su salida del Gobierno fue polémica. Él prefiere ignorar las críticas fingiendo que no las escucha desde la lejanía que le da España. También asegura que su interés está como abogado y no ha pensado en su futuro político.

Sin embargo, asumirá acercar al presidente Santos con su antecesor, Álvaro Uribe, e insiste en que no es posible, ni sano para el país profundizar esa división política.

- De tantas posibilidades que se han hablado, ¿cuál será su futuro político. Asumirá la presidencia de Cambio Radical; le interesa la Presidencia. Como dijo hoy un analista radial; seguirá asesorando al presidente, quiere buscar la Fiscalía?

En este momento he tomado la decisión de retomar el ejercicio de la profesión de abogado. Constituye un gran reto personal ayudar a expandir en Colombia y en Latinoamérica a DLA Piper, la firma de abogados más grande del mundo. Ya volverá el tiempo del servicio público. Entre tanto, espero seguir opinando sobre los asuntos de interés nacional desde alguna columna.

- Usted explicó con claridad las razones personales para irse del cargo, pero ¿no siente que es un paso muy fugaz por un Gobierno en el que usted era pieza clave?

La responsabilidad del Ministro de la Presidencia resultó ser muy exigente. Ya en el pasado el presidente había tenido cinco secretarios generales en apenas cuatro años y eso sin que se transformara la naturaleza del cargo. Para algunos puede ser fugaz, pero a mí me pareció un lustro muy intenso, aunque muy gratificante.

- Tras su salida, ¿debe seguir existiendo el Ministerio de la Presidencia?, ¿qué es lo fundamental que hace ese cargo y no puedan hacer otros ministerios?

Desde el primer momento le dije al Presidente que el viejo cargo de secretario de la presidencia debería mutar al de Ministro para empoderar políticamente la posición y hacerla trascender frente a propios y a terceros. Así, se le otorgó una vocería que nunca había tenido, para liderar procesos de diálogo político y social con las bancadas de la coalición, con la oposición y con todos los sectores sociales. En esto de articular a la sociedad y liderar temas acompañando al Presidente, la posición es definitiva. El país ya vio la magnífica relación que teníamos con el Congreso, tanto con las bancadas de la colación como con los contradictores políticos. Esto no puede dejarse en manos de tecnócratas, que estoy seguro aislarían al Presidente. Igualmente, es muy conveniente contribuir a coordinar los aspectos trasversales del Gobierno, que involucran a varios ministerios. Sacar la política de la Presidencia costaría muy caro.

- Algunos interpretaron la designación temporal en ese cargo de Mauricio Cárdenas como un espaldarazo del presidente a ese ministro y una señal de lejanía con el vicepresidente Vargas. ¿Qué opina?

Quienes así piensan son perversamente perspicaces, pero no hay tal. La relación entre el Presidente Santos y el Vicepresidente Vargas es de profunda confianza. Además, Vargas Lleras es un motorcito de trabajo que no conoce la fatiga ni lo imposible, por lo que es mucho lo que le aporta al Gobierno. Lo que está haciendo en agua, vías, infraestructura aeroportuaria y puertos es algo que jamás se había imaginado el país. Por eso las encuestas lo califican muy bien.

- ¿Ya aceptaron, o cree que aceptarán, el presidente Santos y el expresidente Uribe, la posibilidad de que usted medie para acercarlos?

El Presidente Santos funge como jefe de Estado, y desde el 20 de julio dijo que ejercería como Presidente de todos los colombianos. Por eso bajo sus instrucciones busqué desde el primer momento aproximaciones con el doctor Óscar Iván Zuluaga y con el expresidente (Álvaro) Uribe. Con ellos empecé un diálogo que no puede quedar en punta. El país necesita consensos en asuntos vitales. No puede hacerse la paz en la Habana si no se consolida una visión de unidad sobre la reconciliación en Colombia. Seguir profundizando la polarización es perverso. Por eso he dicho que desde esta orilla ciudadana no desfalleceré en buscar mayores aproximaciones entre los dos. Eso es lo que dicta la razón y lo que quieren los colombianos.

- ¿Qué tendría de positivo conseguir una reconciliación entre ambos?

No es un tema social o de simples formas. Es de sabios escuchar a los contradictores. Gobernar significa decidir, y es mucho mejor decidir a partir de procesos dialécticos, del diálogo civilizado, y no de imposiciones unilaterales de lo que se cree es lo mejor. Cuando así se obra, el riesgo de errar es muy grande.

- Santos y Uribe se distanciaron, en buena medida, por la negociación con las Farc ¿cómo ve usted hoy el estado de ese proceso?

Con el presidente Santos el país conocerá la paz, no tengo ninguna duda. He podido ver de primera mano su método y su consagración a la negociación. El acompañamiento internacional que ha logrado para el proceso hace que este sea irreversible. Pero como estamos negociando en medio del conflicto y de la irracionalidad de las Farc, mientras se consolida el acuerdo, el proceso generará un desgaste muy grande para el gobierno. Frente a esta situación se requiere templanza y no renunciar a todos los instrumentos de defensa nacional para preservar la seguridad ciudadana. Por ello hace bien el Presidente en no aceptar el cese al fuego bilateral sin que se haya cerrado la negociación. En eso están plenamente identificados Uribe y Santos.

- ¿Cree que de continuar la escalada terrorista, el proceso debe terminar o quedar en suspenso?

Al inicio de las negociaciones se convino que éste se adelantaría en medio del conflicto. Nadie puede llamarse a engaño. Por eso no sería coherente levantarse de la mesa. Será muy útil, sin embargo, que paralelamente con la negociación se vaya desescalando el conflicto armado. Esto venía ocurriendo hasta que los sectores guerreristas llevaron a recrudecer la confrontación militar y mire en lo que andamos. ¿Habrá alguien que hoy no crea en que el cese al fuego unilateral era un estadio mejor? Es muy fácil hablar de la guerra desde un escritorio en Bogotá pero, ¿qué piensan, por ejemplo, los habitantes de Guapi?.

- ¿La Ley de Equilibrio de Poderes sí restablece ese equilibrio perdido en el Estado? Si así es, ¿cómo lo hace?

Constituye un avance, pero no es la panacea absoluta. Acabar con la reelección presidencial y de los altos funcionarios ya es un gran logro.

- ¿Qué le quedó faltando a esa Ley?

El fortalecimiento del Congreso debió pasar necesariamente por el fortalecimiento e ideologización de los partidos, y esa oportunidad se perdió al negarse la obligatoriedad de las listas cerradas. Y en materia judicial la reforma no se ocupó de muchos temas críticos que en su momento consideré importantes para el equilibrio y la seguridad jurídica. La reforma debió ocuparse del choque de trenes en la justicia que deriva de la tutela; eliminar la figura del “estado de cosas inconstitucional”.

- Además de esa ley, ¿qué destaca de la legislatura que termina?

Fue una legislatura muy importante. El Plan de Desarrollo que incorpora instrumentos muy valiosos para el cumplimiento de las metas sociales y económicas del gobierno, el equilibrio de poderes, el fuero penal militar, las nuevas fuentes de financiamiento para la justicia…, en fin. Y en los debates políticos el Gobierno salió siempre muy bien librado con el apoyo de la coalición.

- ¿Cuál es el balance de su salida?, ¿por qué tantos respaldos en la última semana? y ¿por qué parece tener también otros tantos críticos a su gestión?

Es muy positivo. Contribuimos a consolidar una firme coalición, superamos lo que pintaba como una compleja escalada de protesta social, abrimos el diálogo político a todos los sectores, mantuvimos una interacción constructiva con las cortes y todos los organismos de fiscalización, incluida la Procuraduría. Además, abrimos un nuevo espacio de vocería de las acciones del Gobierno que son muy importantes. Realmente estoy muy agradecido con el Presidente Santos por esta oportunidad y por las manifestaciones de afecto de todos los sectores políticos.

Críticos de seguro debe haberlos, pero no los he oído. Estoy fuera del país.

Credito
COLPRENSA

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