Juan Manuel Ospina afirma que Álvaro Uribe ya está en decadencia y su época está llegando a su fin

A la izquierda, el expresidente Álvaro Uribe y, a la derecha, Juan Manuel Ospina, presidente del partido Dignidad.
Crédito: Cristhian Bonilla / EL NUEVO DÍA.A la izquierda, el expresidente Álvaro Uribe y, a la derecha, Juan Manuel Ospina, presidente del partido Dignidad.
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Juan Manuel Ospina, presidente de Dignidad, dijo que el candidato de la Colombia Humana le tiene miedo a que el centro se siga consolidando.
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¿Cómo va el proceso de construcción y crecimiento de Dignidad en el escenario político colombiano? 

 

Vamos a muy buen ritmo si tenemos en cuenta que Dignidad empezó a existir legalmente en abril. Hasta ahora la tarea ha sido productiva en términos de que se ha empezado a entender que necesitamos un cambio fundamental en el país ante una gigantesca crisis económica, social y ambiental. Como una nueva opción política, creemos que estamos en el momento, el lugar y con la gente que es para volver una oportunidad de cambio en una realidad. 

 

¿Dignidad es producto de un acumulado político en cabeza del senador Jorge Robledo o nació por los hechos circunstanciales del paro? 

 

Dignidad existe porque Jorge Enrique Robledo entendió que el trabajo, la organización, la estructura, el reconocimiento, las banderas que se fueron construyendo a lo largo de muchos años en el Polo necesitaban un espacio político nuevo para integrarse con querer de la gente, porque este es un partido de ciudadanos con políticos a su servicio. En la gestación de Dignidad confluyen realidades y dinámicas diversas y nuestra tarea es integrarlas para que salga un proceso más fuerte.

 

Con mucho convencimiento, el senador Robledo aseguró hace unas semanas que el próximo presidente va a salir de la Coalición de la Esperanza, pero el resurgimiento del Nuevo Liberalismo y la candidatura de Alejandro Gaviria aún no se habían dado. ¿Qué lectura le dan a estos hechos? 

 

Lo primero que diría es que la Coalición de la Esperanza se volvió codiciable. Hay una cola larga preguntando por nosotros. El más interesado en ‘comerse’ la Coalición es Petro, pero él está planteando unas políticas distintas a las de nosotros. Ante esa posición clara, viene a decir que si no nos vamos con él, Álvaro Uribe va a seguir en el poder, cuando creo que está en decadencia, creo que la era de Uribe está llegando a su fin. Algunos colegas suyos me han preguntado: ¿Y qué pasará en la segunda vuelta? Yo les respondo que no ensillemos antes de traer las bestias. Uno no puede anunciar cuál va a ser la jugada final cuando no se sabe cómo se va a desarrollar el partido. 

 

Petro dijo en la reciente entrevista con El País de España que deliberadamente el centro asume posiciones “etéreas” para recoger el voto uribista en una eventual segunda vuelta... 

 

Han vendido la idea que ser de centro es ser baboso, indefinido, gelatinoso. Pero no: acá hay posiciones claras de convergencia que son fruto de saber encontrar los elementos en los que estamos de acuerdo. Eso es lo piden los colombianos, porque están mamados de las peleas. Pero para Petro si no hay pelea, es tibieza. Ese es un falso dilema. Donde la Coalición de la Esperanza llegue a la segunda vuelta, va a recoger electores moderados de derecha, pero también muchos de los moderados que están con Petro. Lo que le da miedo es la erosión que le podemos producir con una posición de centro que está siendo victoriosa. 

 

Es decir, ¿están esperando recibir el voto anti Petro en una segunda vuelta contra él? 

 

Obvio. Eso que llamamos posiciones de centro, en un momento de esos se vuelven anti Uribe o anti Petro. Ese es el susto de él: que una posición consolidada de centro se vuelva muy atractiva para el grueso de sus electores que no son radicales sino gente aburrida con la situación. Ese es el punto. Ahí es donde las posiciones de un centro propositivo se vuelven el gran enemigo de las posiciones extremas. 

 

Dilian Francisca Toro, presidenta del partido de la U, llamó a los sectores de centro a una única consulta. ¿Qué le dicen a quienes, como ella, perteneciendo a los partidos tradicionales, están tocando las puertas del centro? 

 

Muchos son los llamados y pocos los escogidos. En un momento dado podría llegar Dilian, pero no el partido en el que está. Lo mismo ocurre con Alejandro Gaviria, quien podría estar en un momento dado, pero no se puede traer a César Gaviria del partido Liberal.

No puede ser que los saquemos por la puerta y no los metan por la ventana. Ingrit Betancourt es una persona independiente que ha tenido posiciones y las ha sabido defender. Ella está mirando. 

 

¿Cómo va la construcción de la lista al Senado? 

 

Está caminando sobre la base de unos principios generales y una normatividad ética muy clara. Será una lista única abierta conformada por candidatos de las diferentes fuerzas políticas que están en la Coalición. Se están contemplando nombres y eso está sujeto a revisión, análisis y discusión. A la Cámara, la idea es que en la mayoría de los departamentos puedan hacer listas de coalición, pero hay lugares donde la situación no lo permite y es algo que respetamos. Para nosotros es tan importante la elección de la Presidencia como la del Congreso. Si queremos tener un Ejecutivo que transforme el país, necesitamos un Congreso que respalde ese proceso, por eso no hay que precipitar la conformación de listas y estas sean fruto de la deliberación, la disciplina, el orden y no de imposiciones. 

 

¿Cree que la clase política aprendió alguna lección con el estallido social? 

 

No me atrevería a condenar al conjunto de la clase política porque es diversa. Hay individuos dentro de la clase política desprestigiada que en este momento si tienen la conciencia y la lucidez suficiente de que lo que pasó allá tiene que ser políticamente atendido y de la manera en que lo haga depende en buena medida su futuro político. Es instinto de conservación. 

 

¿Cómo avanza Dignidad para las elecciones de consejos municipales de Juventud? 

 

Los jóvenes son claves y esas elecciones son un camino muy válido para acercar la estructura del trabajo político a la rabia juvenil. Consideramos que la movilización que no logra transformarse en acción política acaba anarquizada o simplemente se va disolviendo. Tenemos unas cifras muy esperanzadoras: 1.080 jóvenes en Colombia se inscribieron en 200 listas bajo las banderas de Dignidad. De ese número, más del 80 % es la primera vez que se asoma a un escenario político. Si amarramos esa protesta con una propuesta política que construimos entre todos, la sacamos del estadio. Creemos que nos va a ir muy bien.

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Credito
Redacción Política El Nuevo Día

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