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El panorama en los barrios San Bernardino y El Potrerito, de la localidad de Bosa, se ha tornado sombrío tras el devastador incendio que arrasó con varias viviendas y dos fábricas en la zona. Más de 30 hogares fueron gravemente afectados, y aunque algunas estructuras intentan mantenerse en pie, la mayoría de las casas quedaron totalmente calcinadas. Los muros, techos y pertenencias de los afectados se redujeron a escombros y cenizas.
El incendio, que se originó en una fábrica de icopor y otra de plásticos, habría sido provocado por un volador con pólvora que cayó sobre los techos de ambas empresas. El fuego arrasó con las instalaciones y, con él, los sueños y esfuerzos de muchas personas que perdieron su lugar de trabajo y, en algunos casos, sus ahorros.
Evelyn Méndez, una de las afectadas, relató que perdió todo su dinero, el cual había estado ahorrando para pagar su carrera profesional.
“Trabajaba solo los fines de semana y estaba reuniendo para estudiar idiomas. De los nervios no pude sacar nada”, lamentó la joven.
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El impacto del desastre es aún más grave, ya que algunas viviendas quedaron tan dañadas que las autoridades determinaron que son inhabitables. En consecuencia, muchas familias se vieron obligadas a abandonar sus hogares, pero, como explica Maritza Sotaquirá, otra de las afectadas, no tienen a dónde ir: “Se quemaron las camas, se quemó el computador y no tenemos a dónde ir. Nos dijeron que nos fuéramos, pero no tenemos a dónde”, expresó con angustia.
La situación es crítica, ya que muchos de los damnificados han tenido que pasar noches en vela, vigilando sus viviendas para evitar saqueos.
Aunque los vecinos han organizado ollas comunitarias para brindar algo de alimento a los afectados, la falta de una respuesta efectiva por parte de las autoridades ha sido evidente. Los damnificados exigen una solución inmediata y una mayor presencia del gobierno para brindar apoyo y asistencia.
“Ayer tuvimos acompañamiento, pero hoy estamos totalmente desamparados”, señaló un vecino preocupado.
El desastre ha dejado una profunda huella en la comunidad, que sigue esperando una respuesta urgente para reconstruir sus vidas y encontrar un lugar seguro donde vivir.
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