¿Cultura o garrote?

Eduardo Pilonieta Pinilla

La cultura ciudadana debe aprenderse y por lo tanto alguien debe enseñarla y una vez adquirida debe ponerse en práctica de inmediato a fin de que la convivencia social se dé dentro de unos parámetros específicos que faciliten el poder vivir en paz.
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A quienes peinamos canas nos enseñaron a portarnos socialmente con el Manual de Urbanidad y de Buenas Maneras de Antonio Carreño “para uso de la juventud de ambos sexos en el cual se encuentran las principales reglas de visibilidad y etiqueta que deben observarse en las diversas situaciones sociales”, que si bien fue escrito para otra época sus contenidos modernizados no pierden su vigencia.

Con él aprendimos normas sobre: el aseo, la manera de comportarnos dentro y fuera de la casa, las normas aplicables a una conversación, la forma de presentar a las personas, las maneras con que debemos obrar en las visitas y en las reuniones sociales, el comportamiento en la mesa, etc.

Hoy el tema es de etiqueta, que son las normas o formalidades que deben cumplirse en la interacción social que, curiosamente, tampoco se nos enseña y ello conlleva a que muchas veces nos equivoquemos y hagamos verdaderas tonterías al actuar socialmente.

Hasta aquí hablamos de zanahoria; ahora bien, si ésta no funciona también existe el garrote y éste consiste en el castigo que se nos aplica cuando no cumplimos algunas de las normas de convivencia, denominándose sanción social.

Un ejemplo típico serían las normas de tránsito y el comportamiento que debe observarse cuando nos ponemos al frente de un volante y que de no acatarlas conduce a volver caótico lo que con un poco de cultura podría ser medianamente ordenado.

Ahora, si usted no respeta esas normas pues debe ser sancionado, a ver sí doliéndole el bolsillo entiende la necesidad de hacer las cosas como se debe y hoy es fácil hacerlo; basta con implementar las cámaras electrónicas y ellas se encargan de manejar todo el proceso, solo que sería bueno no convertirlo en un modelo de enriquecimiento a terceros como sucedió hace algún tiempo.

El que la hace la paga y si usted no quiere pagar no lo haga; es así de sencillo. Se aprende por las buenas o por las malas.

Si usted no respeta esas normas pues debe ser sancionado a ver si doliéndole el bolsillo entiende la necesidad de hacer las cosas como se debe y hoy es fácil hacerlo. 

 

 

 

 

EDUARDO PILONETA PINILLA

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