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El gobierno consiguió que la plenaria de la Cámara aprobara, vía proposición y votando en bloque todo el articulado, el mismo texto al que la plenaria del Senado había dado su visto bueno. Sin embargo, lo hizo con flagrantes violaciones del reglamento del Congreso, en particular la necesidad de debate del articulado. Por cuenta del pupitrazo se debería hundir en la Constitucional. Un triunfo pírrico.
La reforma tiene varios males, algunos muy graves. Uno, que atenta contra la libertad de elegir porque obliga a prácticamente a todos los colombianos a entregar sus aportes, hasta lo correspondiente a 2,3 salarios mínimos, a Colpensiones. Las únicas excepciones serán las de aquellos que queden en el régimen de transición. Dos, que hay una confiscación de hecho de los ahorros de los dieciocho millones de colombianos que están en los fondos de pensiones privados y cuyos dineros correspondientes a los aportes hasta 2,3 salarios se irán a una pozo común en Colpensiones. Esa plata, cuyo dueño es hoy cada uno de los ahorradores en sus cuentas individuales en los fondos privados, sería en adelante del Estado. Tres, que lo propuesto es insostenible y no resuelve los problemas estructurales del sistema actual por varias razones: una, que todas las pensiones en Colpensiones están subsidiadas y entre más alto el salario, mayor el subsidio. Al determinar que el umbral será de 2,3 salarios, y no de 1 o 1,5, aumentan los subsidios, que además son regresivos, y con ellos el hueco financiero del sistema; dos, no modificó la edad de pensión, 62 años los hombres y 57 las mujeres, una medida impopular pero indispensable. En Colombia hoy el promedio de vida es de 77 años y además han bajado de manera radical la tasa de natalidad y la de fecundidad, 1,4 hijos por mujer. Los colombianos vivimos mucho más y los jóvenes serán cada vez menos, de manera que un sistema piramidal como el colombiano está destinado a colapsar.
Cuarto, la reforma le dará unos recursos sustantivos a Petro con los que hoy no cuenta. Los dineros del presupuesto nacional que hoy están destinados al pago de pensiones serán liberados para que el gobierno los malgaste en corrupción y en asegurar apoyos políticos vías otros subsidios en plena época de elecciones.
En fin, otra vez, como en tantas otras cosas, estamos en manos de la Constitucional.
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