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Algunas de las señales sísmicas estuvieron asociadas a emisiones pulsátiles de ceniza confirmadas a través de las cámaras web utilizadas para el monitoreo volcánico. De otro lado, la sismicidad asociada a fracturamiento de roca en el interior del edificio volcánico aumentó en el número de sismos y mostró niveles de energía sísmica liberada similares a los del 21 de mayo.
Cabe decir que esta sismicidad se localizó en los sectores nororiente, norte y sur del volcán y en el cráter Arenas, a una distancia máxima de 6 km a partir de este y a profundidades que oscilaron entre 1 y 7 km.
En cuanto a la actividad superficial, la altura máxima de la columna de gases y/o ceniza fue de 1300 m medidos desde la cima del volcán y ha presentado una dirección preferencial de dispersión hacia el nororiente. Asimismo, continúan las variaciones en la desgasificación de dióxido de azufre y la salida de vapor de agua desde el cráter a la atmósfera.
En ese orden de ideas todos estos indicadores ratifican lo que el SGC ha reiterado: la actividad del volcán Nevado del Ruiz sigue siendo muy inestable. Es posible que los niveles de actividad sísmica, así como los niveles de desgasificación o salida de ceniza disminuyan o sean oscilatorios, en el sentido de aumentar unos días y disminuir otros.
Sin embargo, esto no implica que el volcán haya retornado a sus niveles normales de actividad, por lo que se recomienda no acostumbrarse a estos cambios oscilatorios de actividad y pensar que es una actividad normal del volcán.
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