De mal gusto

Con mucho escepticismo los seguidores de nuestro glorioso equipo Pijao vivimos las dos primeras fechas del famoso cuadrangular semifinal de la Liga Postobón I, luego del buen juego ganado de visitante al Atlético Huila en Neiva y luego el traspiés sufrido ante el onceno Pastuso en Ibagué.

De mal gusto pasó a ser el sinsabor sentido en la fecha anterior, cuando vivimos todas las vicisitudes negativas que se puedan registrar en un torneo de 18 fechas, en apenas 60 minutos de juego, de local y enfrentando a un duro rival. El juego ante el Deportivo Pasto es atípico, pero es parte de la historia que se tiene que vivir en el gran mundo que rodea al fútbol, un deporte implícito y lleno de miles de misterios nada justos. 

Las lesiones llegaron en un momento inoportuno, las malas entregas que generaron errores y a su vez un penal que sentenció el juego, luego las expulsiones y finalmente la desazón al final del juego. El penal fue bien pitado, pero fue antecedido por un error garrafal al realizar una mala entrega del volante Danovis Banquero, producto del exceso  de confianza de los que no se pueden tener a estas alturas del torneo y que generó la jugada fatal, que tuvo al mismo protagonista en la jugada de fondo. 

En la expulsión de Yair Arrechea fue acertado y en la del arquero Anthony Silva, el único que puede certificar el hecho es el propio árbitro Wilson Lamouroux, que fue quien sancionó la falta e interpretó como ofensa los reclamos del arquero paraguayo, que ofuscado pudo haber revertido su error y aumentar las cargas a esas alturas del juego. 

La anécdota del juego la tuvo Gerardo Vallejo, a quien le tocó bailar con la más fea al tener que colocarse el buso de arquero, luego de agotados los cambios y debido a la intemperancia del mismo. Lo hizo bien y apenas tuvo que soportar una llegada del delantero Luis Zapata que hubiese podido aumentar el resultado, ya que el juego tuvo su triste final y por un lánguido marcador en contra. 

No tengo en la memoria un hecho particular o similar, donde el arquero del equipo local por diversas circunstancias hubiese tenido que ser un jugador de campo, pero si malas actuaciones de árbitros que generaron inclusive hechos tristes y de poca recordación. 

Precisamente hace 41 años y quince días el árbitro Octavio Sierra, generó un espectáculo muy grave en el estadio San Bonifacio, cuando validó el segundo gol del Deportivo Cali con la mano, de parte de  Fabio ‘Guaracha’ Mosquera. Esta anotación que le dio el triunfo a los verdiblancos 1-2 causó un revuelo enorme en el recién remodelado escenario, que ocasionó disturbios graves, pues alrededor del coliseo no estaba pavimentado y la piedra voló por todos los sectores del mencionado escenario. 

El árbitro finalmente desocupó las instalaciones a eso de las 8:00 de la noche, con estricta vigilancia policial, transportado en carro oficial y ante miles de enfurecidos hinchas que se sintieron ‘atracados’ por malas decisiones arbitrales, en un hecho que marcó la historia de los enfurecidos hinchas Pijaos.

Credito
JUAN CARLOS LOPERA

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