Mal sueño

Como se volvió tradición la campaña del Deportes Tolima es sorprendente en la fase inicial de los torneos y concluye con una decepción cuando se disputan las fases claves de los campeonatos.

Sin los fantasmas de Chicó o La Equidad, apareció el de Pasto, porque en este nuevo tropiezo el equipo de Nariño fue el que se convirtió en un obstáculo insalvable, en el entorno de un cuadrangular que se comporta con muchas de las condiciones de un sistema de eliminación directa.

Para empezar, el Huila fue eliminado en primera ronda, al perder en su casa frente a los ‘Pijaos’, en lo que en ese momento se calificó como un golpe certero del que sigue siendo el de mejor comportamiento fuera de casa durante el semestre; pero con el transcurrir de las jornadas, se entendió que el grupo ‘Opita’ no tenía con qué y por eso cayó en sus tres juegos en el Plazas Alcid, por la mínima diferencia y solo sumó, quien lo creyera, en su viaje a la tierra del clasificado a la final.

Luego se inició la caótica serie, ante el equipo del Galeras, al que se pudo arrasar en 45 minutos y se le perdonó, para luego del descanso y antes de la dudosa intervención arbitral, darle vida con el error de Banguero; pero la historia se repitió en el juego de vuelta, que se empezó ganando en solo un cuarto de hora, sin que la ventaja durara, al registrase otra pifia, esta vez de parte de Serpa y aunque de cierta forma marcó el destino, porque el colectivo no fue capaz de asimilar tal golpe, el que si resultó categórico ocurrió en el arranque de la etapa complementaria, porque después reinaron las incoherencias en la defensa, los relevos que a cambio de contribuir, se vincularon a la confusión como el de Arrechea, que en el primer partido jugó mal y al ingresar, en el de esta semana, lo hizo peor; para completar el desastroso panorama, los zagueros se tuvieron que enfrentar a la pareja más inspirada del anfitrión: Rendón y Jiménez.

En la doble confrontación con los de Flabio Torres, casi todo es para olvidar y algunas circunstancias no podrán ser explicadas, al igual que tampoco es fácil de entender que un equipo que se aseguró el cupo como el mejor, con dos fechas de adelanto, quede fuera a manos del que entró en el tiempo de reposición, sin que sirvan los puntos de ventaja; el fútbol es tan paradójico que los siete triunfos en 12 presentaciones en predio ajeno, se opacan con el segundo fracaso, pero en procura de encontrar la lógica, hay que recalcar que el Pasto fue mejor en condición de visitante, en esta semifinal, logrando seis de seis, por cuatro de nueve de los de Bernal.

Retomando, la semejanza con aquellos esquemas de exclusión directa, el alumno no disfrutaría del placer de encontrarse en los dos encuentros por la corona, de no ser, porque previamente, su maestro le hizo el favor de sacar de carrera al otro rival, Deportivo Cali, dado que el conjunto ‘azucarero’, al que muchos elevaban en el preámbulo de la semifinal, sucumbió en los 180 minutos, frente al de la Ciudad Musical, al obtener solo un punto y completar su balance con los seis que le ganó al Huila y ese que recogió en el duelo de apertura, cuando en buena parte del encuentro vencía en el estadio Libertad y en el cobro del ‘Alcatraz’, en el minuto final sobrevino la igualdad de los pastusos.

Para el fin de semana simplemente habrá que cumplir la programación, con un clásico del Gran Tolima, que escasamente servirá para sumar y con ello continuar en la parte superior de la tabla de reclasificación, inclusive, tal vez por encima de uno de los finalistas; de todos modos será parte de las cifras estadísticas del tan repetido juego regional.

Entretanto, en el Pascual Guerrero, en medio de la nostalgia, Mondragón y sus compañeros reciben a un colectivo jubiloso, al que aun derrotando no superarán, porque en la ronda todos contra todos anotó cinco goles más, que determinan la diferencia. Sufrimos otro desengaño, en lo que ya podría ser calificado de pesadilla, es por ello que ansiamos un alegre despertar para los seguidores tolimenses.

Credito
ROBERTO SANTOFIMIO

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