Celebrando en el Día Internacional del Crochet “manos tejedoras”

Crédito: Pixabay
El Día Internacional del Ganchillo no es una gran fiesta que todos conozcan, pero es una fiesta que ha ganado conciencia y atención año tras año, a medida que la moda se reinventa para hacerse sostenible con relación al medioambiente.
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Claudia Marcela Arenas es la persona detrás de “Mar, Arte Textil”, un emprendimiento que tiene como base la técnica del tejido crochet.

“Soy un artista textil a la que le encanta tejer objetos en trapillo y me encontré con el crochet hace seis años y desde entonces hallé una herramienta poderosa con la cual he podido explorar todo mi potencial creativo y ayudar a otras personas a iniciarse en el proceso”, cuenta.

Claudia Marcela asegura que el crochet es “la magia que emana de los dedos y una aguja de ganchillo. De allí van a surgir tramas de colores y mil posibilidades de formas”. 

Y señala que si bien esta técnica es un mundo desconocido para muchos, “también es apasionante para otros, además de que representa un legado ancestral y que hasta hace poco tiempo hizo parte de la cotidianidad de lo que se consideraba la esfera privada de lo femenino”.

 Sin embargo, y como han hecho las mujeres con muchos otros estereotipos, tejer ha sido resignificado como una forma de empoderamiento y no de sumisión.

Un artículo de la politóloga Sandra Barda publicado en 2017 señala que el tejido dejó de ser una práctica de lo privado en el universo femenino a convertirse en canal de empoderamiento de las mujeres a través de prácticas performativas y de emprendimientos económicos.

La fiebre por el crochet, como explica Claudia Marcela, despegó en 2020 con el ‘movimiento DIY’ o “hágalo usted mismo”, que surge durante el confinamiento, pero que se ha mantenido en estos dos años siguientes. 

 “Así que repentinamente hemos visto que este año el crochet es una de las tendencias de moda. Lo vemos en revistas, en recomendaciones de grandes expertos en estilismo, en pasarela y en redes sociales. El auge tiene que ver con un poco con ese halo de nostalgia que la industria de la moda viene explorando desde hace ya algunos meses”, pero también pienso que está relacionado con el el espíritu de estos tiempos de postpandemia”, señala Claudia Marcela.

La artista hace referencia a cómo la moda está experimentando un cambio relacionado con sus procesos para ajustarse a las metas del desarrollo sostenible.

En la Semana de la Moda en Nueva York, que comenzó el pasado viernes, la agencia EFE reseñó que las marcas estaban trabajando por el “aprovechamiento de telas sobrantes de otras firmas y fábricas para hacer piezas a medida, duraderas y que no siguen tendencias”, lo cual representa un verdadero cambio en un industria que cuenta con dos temporadas por año y que, según la Organización de Naciones Unidas,”es responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global”.

“Por eso lo he hecho a mano se considera ahora tan valioso”, explica Claudia Marcela Arenas. 

 Con todo, el crochet no es algo nuevo: “el tejido es muy cíclico, al igual que todo en la moda. El tejido siempre vuelve, pero reinventado, siempre cambiante. Hoy se ha viralizado gracias a las redes como YouTube y el auge ha sido impulsado por gente común, que encontramos inspiración y aliento en los demás y, a su vez inspiramos, a otras personas”.

Dice que el hecho de “ver nacer un proyecto de nuestras manos puntada apuntada es profundamente satisfactorio sientes que tú tienes un poder único que se puede transmitir a otros”.

Y eso es magia, concluye.

En Bucaramanga, además de “Mar, Arte Textil”, emprendimientos como ‘Arte en Crochet’, creado por la Ingeniera Industrial Alicia Jerez Hernández, y ‘Tejido V TI NA’ son algunos de los referentes en esta técnica de tejido en la ciudad. 



 

Credito
Vanguardia

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