La subienda regional del Tolima

Crédito: Camilo Jiménez / Archivo / EL NUEVO DÍA.
Buena parte de la riqueza cultural y económica del Tolima se debe a ese suceso natural que es la subienda. Cargado de historia y patrimonio, favorece a miles de personas.
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Falla geológica y obsequio de la naturaleza, el Salto de Honda ha sido históricamente una barrera para el transporte fluvial continúo por el Magdalena pero, al mismo tiempo, permite un acontecimiento famoso y prodigioso: la subienda de pescado.

En esas temporadas, que pueden durar meses, el Tolima entero se llena de pescado. A Honda llegan visitantes de todo el país, mientras los demás municipios reciben el coletazo de esa abundancia: miles de personas, de las cuales la mayoría no tienen la necesidad de tocar el río, viven la alegría de aumentar sus ingresos gracias a uno de los ‘boom’ comerciales más famosos de la región.

 

Los rápidos y las razones de la subienda

Los rápidos de Honda se dan por un cambio abrupto en la velocidad de las aguas que hace que los peces, que cumplen su ciclo reproductivo de viajar desde las ciénagas hasta el nacimiento del río, deban acercarse a las orillas, poniéndose a tiro de las atarrayas.

En otras épocas, cuentan los pescadores más antiguos del sector de ‘Pachomario’, se veía a los peces saltar a las canoas de tan numerosos.

Una de las explicaciones de este fenómeno hidráulico se dice que se produce por el alto volumen de sedimentos que arrastra el río Gualí, el cual desemboca unos metros atrás. Otro argumento es una posible falla geológica. Eso hace que la velocidad aumente de esa manera tan violenta.

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La subienda va bajando

Cualquier pescador al que se le pregunte, sobre todo si es alguno de los más veteranos, va a decir que la subienda es mucho menor que hace unos años: que había bagres de 50 kilos, una caneca se llenaba en media hora o alguna otra historia épica de la añoranza.

Jairo Pabón, que lleva más de 40 años pescando en el Magdalena, lo resume así: “La subienda de los últimos cuatro años ha sido de las más malas que recuerde. Ya la subienda viene bajando”.

 

La ocasión hace al pescador

Durante la subienda las orillas del río Magdalena son conquistadas por quienes llevan toda la vida viviendo de él, pero también por pescadores ocasionales. Los más antiguos tienen más derecho al ser quienes construyen las ‘camas’ desde donde se pesca en las orillas, pero los animales y las horas del día alcanzan para todos

Hay personas que viajan de municipios aledaños o de muy lejos. Pescan unos días, venden lo que alcanzan a sacar y se van hasta el próximo año. Como Diego Quiñones, que viajó desde Antioquia con dos amigos más. Llevaban tres días en el río, durmiendo en una carpa y cocinando en una estufa portátil de gas algunos plátanos y algo de lo que lograban sacarle al río.

“Nosotros nos dedicamos a lo que salga, aunque realmente no tenemos trabajo fijo. Yo he ‘camellado’ en construcción, carpintería y haciendo domicilios. Este año viajamos a Honda a conocer y para conseguir unos pesitos, pero no ha sido como pensábamos, la verdad”, comentó.

Don Raúl Rondón, uno de los pescadores más conocidos del norte del Tolima, les alquiló una atarraya al verlos intentarlo inútilmente con unos anzuelos demasiado rudimentarios. Los notó sin suerte y decidió no cobrarles: “Las cosas ya no son como antes, pero al que viene por acá por lo menos no le falta la comida”.

Ahora, al ser menor la cantidad de peces que alcanzan a subir, es imposible encontrar un pescador de tiempo completo. Los más antiguos se dedican el resto del año a tejer atarrayas o a cualquier otro oficio. Los foráneos pescan unos días y se regresan a sus casas a seguir buscando trabajo.

Especiales.

¿Por qué es tan popular la subienda?

Las razones por la cuales el pescado es tan célebre en el Tolima tienen elementos económicos, sociales, culturales y hasta religiosos.

En primera medida, la subienda se convierte en una fuente directa de ingreso para cientos de personas, pues la cadena económica se extiende por varios eslabones: pescadores, restaurantes, comerciantes, hoteleros, transportadores.

La dinamización de la economía, que se da al aumentar el poder adquisitivo, se materializa en otros beneficiarios indirectos: “La subienda hace que el pescador tenga más dinero en el bolsillo, pero también que gaste más”, comentó Martha Calderón, propietaria de una restaurante.

Luego están las propiedades nutricionales y el exquisito sabor de todas las especie. Sumado a ello, se consolidó por la influencia de la iglesia católica, que promueve su consumo en reemplazo de las carnes rojas en época de cuaresma.

 

Los hijos de la subienda

En el norte del Tolima, durante el mes de noviembre, comienzan a nacer los ‘hijos de la subienda’. La creencia es que al aumentar el consumo de pescado, que tiene propiedades afrodisíacas, los bebés llegan a los nueve meses.

 

Como esto a veces se pone tan malo, yo me gano la vida arreglando canoas, alquilando atarrayas, incluso enseño a pescar si me lo piden. El río nos da, pero a veces no alcanza para vivir

Raúl Rondón, pescador de Honda.

 

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Credito
CAMILO JIMÉNEZ

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