Las implicaciones de la decisión de la Corte en la regiones

Crédito: Larissa Grace | Digital collage artist / EL NUEVO DÍA.
Una doctora en derecho y dos mujeres que se practicaron el procedimiento, uno clandestino y el otro no, dan sus puntos de vista sobre las implicaciones que tendrá esta decisión en regiones como el Tolima.
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Dos semanas después de que la Corte Constitucional despenalizara el aborto hasta la semana 24 el país sigue discutiendo los ecos de una decisión sin precedentes.

Por un lado, un puñado de la sociedad civil celebra la determinación del alto tribunal como un avance hacia el respeto por los cuerpos de las mujeres. Por el otro, otra numerosa parte se ha mostrado contraria a la medida, anunciando incluso un referendo para modificar el fallo.

Sin embargo, no se ha hablado lo suficiente sobre las brechas que padecen las mujeres que viven en las regiones para acceder a este derecho.

 

Las repercusiones en la regiones

Según Magda Stella Reyes, profesora de la Universidad de Ibagué y doctora en Derecho de la Universidad de Sevilla, en la Fiscalía regional Tolima los casos de mujeres procesadas no son altos porque estos se dan en su mayoría en la clandestinidad.

“El grueso no se realiza dentro de un procedimiento hospitalario de salud claramente autorizado. En una ciudad como Ibagué, que es muy pequeña, las mujeres que realizaban estas prácticas temían sean descubiertas o delatadas y procesadas por el tipo penal de aborto. Ahora estas mujeres, con más tranquilidad, podrán realizarse la interrupción voluntaria del embarazo en EPS o IPS o centros de salud con todas las condiciones de salubridad e higiene adeudada”, afirmó la docente.

En Colombia se realizan al años 400.400 abortos con métodos no seguros, de los cuales las regiones más apartadas tienen menos acceso a servicios sanitarios que garanticen la idoneidad de los procedimiento.

“Es una compensación que no repara las vidas perdidas en la clandestinidad, pero permite un proceso más seguro para las mujeres. Esa decisión no obliga a nadie a abortar simplemente permite una opción legal y seguirá para quien lo desea” finalizó la académica.

 

Un caso en la legalidad        

Camila* se practicó un aborto a principios de noviembre del 2021. Tenía seis semanas de embarazo y acudió al programa de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) de Profamilia.

“Tuve la suerte de conocer el caso de una chica que ya había pasado por el procedimiento y me comentó los detalles: que los pasos estaban claros y además eran respetuosos. Lo hice en una sede Profamilia en Ibagué”, contó.

Camila*, que tuvo una hija siendo adolescente, relató que “conocía las dificultades de maternar sola en un ambiente de pocas oportunidades laborales y de pobreza. Si yo traía otro bebé al mundo definitivamente iba a sufrir y yo no quise eso.

Sobre los detalles relató cómo, desde que entró al sitio, fue atendida por otra mujer que la guió en un proceso tan extraño para ella. Ese primer momento fue el más complicado, asegura: “Uno siente toda esa presión que se da por la percepción moral de las demás personas y el miedo es grandísimo. No quieres que nadie sepa a qué vas, pero cuando te atiende otra mujer que sabes lo que sientes cambia todo”.

 

Un caso clandestino

Mariana* se practicó el procedimiento, de forma clandestina, con un mes de gestación. Cuenta que, aunque no se veía complejo, para ella fue traumático por cuenta de un abuso que sufrió durante el proceso.

“Esta persona me aplica una inyección, pero para hacerlo antes me sube el vestido, intenta tocarme el abdomen en una muy baja, casi en mi vagina. Me pregunta que si tengo lastimados mis ‘senitos’ y ahí entiendo que eso está fuera de lugar”, comentó.

En su momento decidió no hacerle ningún reclamo a la persona, pues intuyó que si lo hacía él se negaría a continuar y ella no tenía otro sitio al cual acudir.

Mariana* explicó que el método de planificación que utilizó con su pareja falló, sumado a que se encontraba sin empleo y a que ya tiene un hijo de 10 años: “Vi muy afectados todos mis objetivos de vida: ejercer mi carrera, trabajar y mejorar la calidad de vida de mi hijo”.

Finalizó haciendo un llamado a erradicar la clandestinidad para evitar casos como el suyo.

“Es necesario evitar las violencias que se dan en espacios de clandestinidad como me sucedió a mí es urgente. Las maternidades no deben ser un obstáculo para los proyectos de vida de las mujeres, por eso personalmente estoy a favor de la despenalización total para tener la capacidad de decidir”, concluyó.

 

No todos los contextos son iguales

La profesora Magda Stella Reyes, madre de dos hijos de 5 meses y 7 años, afirma que no todos los contextos sociales y económicos de un país como Colombia pueden variar mucho, por lo que la decisión de practicarse este procedimiento no es la misma para todas las mujeres.

“Dios me dio la oportunidad de decidir de manera voluntaria tener mis hijos porque tengo un hogar, trabajo estable y porque sé que ser madre, a pesar de ser una labor inmensamente compleja, es una oportunidad de crear y de construir sociedad. Ahora, si estuviera en otra posición seguramente decidiría estudiar antes de ser madre”, aseveró.

 

*Nombres cambiados a solicitud de las mujeres.

 

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