El mensaje en Semana Santa fue por el derecho a la vida

Crédito: Fotos: Jorge Cuéllar - Antonio Guzmán Oliveros / EL NUEVO DÍA
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Dos años después volvió el viacrucis a las calles, los feligreses acompañaron las imágenes católicas con la oración. La fe se renovó luego de la crisis generada por el Coronavirus.
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Con el mensaje al derecho a la vida y no al aborto, se cumplió la Semana Santa, que después de dos años de tener que realizarse de manera virtual, debido a la pandemia por el Covid-19, volvió a sus feligreses.

El Nuevo Día estuvo en Carmen de Apicalá, Espinal y Guamo, en cuyas parroquias los feligreses llegaron para rezar el Santo Viacrucis, y los cargadores para llevar las imágenes con las que recorrieron en oración las 14 estaciones.

En Espinal, el viacrucis fue presidido por monseñor Miguel Fernando González Mariño, obispo de la Diócesis de Espinal, quien explicó que es “importante pedir perdón por el terrible crímen del aborto y a las mujeres que contemplan esa posibilidad que no lo hagan y, la sociedad respete la vida y darle facilidad a la mujer gestante para que pueda traer esa criatura”.

Y sobre el retorno de las procesiones a las calles, Monseñor indicó que lo ocurrido durante esta Semana Santa muestra la fe arraigada en los corazones de los tolimenses, en el alma y en su forma de vivir.

“Estaban esperando ansiosamente expresarla como es costumbre por las calles y templos, esa fe está arraigada y eso me llena de alegría y nos ayuda a todos a fortalecer la fe”, agregó monseñor González Mariño.
    
Por la Vida

“En nuestra Diócesis y Catedral de Espinal hemos ofrecido el Santo Viacrucis, así como otros  momentos de oración en Semana Santa pidiendo perdón por los abortos, causa más alta de mortalidad en el mundo. Un crimen grave, una insolencia de una sociedad que no ama la vida.

“Hay que pedir perdón al Dios de la vida que nos permite vivir. Tenemos que pedirle perdón por los que no lo hacen, orar por las ‘criaturitas’ que han muerto siendo inocentes”, puntualizó monseñor Miguel Fernando González.

Ciudad de fe

Las calles de Carmen de Apicalá rebosaron con turistas y pobladores que salieron a orar por la paz y la vida, tras dos años. Esta población cuenta con la imagen de Nuestra Señora del Carmen de Apicalá y es aprovechada para realizar turismo religioso. Aquí confluyeron cargueros de las imágenes bien uniformados para vivir esta ‘fiesta’ de la religión católica, así como las personas con sus crucifijos, denarios y camándulas para recibir la palabra de Dios.

Por la cruz

En Guamo, esta redacción asistió a la adoración de la Santa Cruz, que se cumplió sobre las 3 de la tarde luego de la conmemoración de la muerte de Jesucristo.

"Nuestra fe es para vivirla, no guardarla ni mantenerla en silencio, hay que compartirla; los mayores la transmiten a los menores, se ayudan entre todos y, orando entre todos, salimos adelante", MIGUEL GONZÁLEZ. Monseñor.

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Credito
Antonio Guzmán Oliveros - Redacción EL NUEVO DÍA

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