Plaza de El Salado: ¿tradición o renovación?

Crédito: Hélmer Parra / EL NUEVO DÍALa plaza de mercado ubicada sobre la avenida Ambalá tiene un amplio surtido.
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Mientras varios comerciantes se niegan a abandonar las instalaciones de la plaza en donde han laborado casi por 30 años, otro grupo de ciudadanos espera el resurgir de una nueva instalación a solo una cuadra.
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La plaza de mercado en el barrio El Salado desde hace cuatro años se divide en dos instalaciones ubicadas a tan solo una cuadra de diferencia, la primera está sobre la avenida Ambalá entre las calles 143 y 144 y guarda especial tradición pues ya lleva más de 30 años en este estratégico punto, la otra se inauguró en el 2018 y espera ser el punto en donde convergen comerciantes y productores campesinos; sin embargo ambas tienen panoramas distantes y hay opiniones divididas frente a la operación de las galerías que son visitadas por la cada vez más amplia población del sector.

Una plaza creada por y para la comunidad

La tradicional plaza de mercado del barrio El Salado y que aún es muy concurrida por quienes visitan la comuna Siete, guarda una amplia tradición y lleva casi 40 años al servicio de la comunidad. 

Bruno Beliseo Ramírez, uno de los promotores de este espacio indicó que el lugar guarda una característica particular y es que contrario a las demás galerías de la ciudad que se rigen según la normativa de la Alcaldía de turno, esta se creó por iniciativa de la comunidad. En la actualidad es administrada por Asofruplaza Salado, asociación que la conforman quienes tienen un puesto en este centro de abastos.

La plaza antigua ya tiene cerca de 40 años ubicada en ese punto. 

Ramírez indicó que pese a la presencia de nuevas superficies comerciales, la comunidad sigue llegando a la plaza y que esta sigue siendo uno de los puntos de referencia en el tradicional barrio que conecta con varias veredas de carácter turístico. 
Pese a que en el 2019 se intentó hacer un proceso de reubicación con la intención de despejar la zona, trasladar el comercio informal y disponer una plazoleta de comidas para mejorar la carta de presentación del también llamado ‘Pueblito tolimense’, el mismo no prosperó pues quienes están allí aseguran que el terreno cumple la normativa y debe ser respetado, mientras que hay otras voces que hablan de que la zona haría parte de una expansión de la avenida Ambalá. 

“Esta plaza es propia, de la comunidad y no es de la Alcaldía, esto lo hicimos nosotros hace más de 30 años con la Junta de Acción Comunal, aquí a veces no cabe la gente, han montado negocios grandes a los lados, pero esto no ha perdido su esencia, nos dijeron que teníamos que pasarnos y ninguno quiso.

“Para nosotros es un orgullo que El Salado tenga su plaza, hay otros barrios que no tienen nada propio, esto ya es una tradición”, dijo el comerciante.

A la fecha alrededor de 100 personas se benefician de forma directa del comercio en esta plaza de mercado, y actualmente se sigue sosteniendo por particulares.

En el lugar se puede encontrar un sinfín de productos de la canasta básica y es común que se pueda ver una  amplia oferta de frutas, verduras y también se haga la preparación de los platos representativos de la gastronomía tolimense. Quienes acuden a primera hora de la mañana pueden deleitarse con platos típicos como lechona, tamal o fritos como empanadas, pasteles y fritangas. 

Bruno Beliseo Ramírez, fue uno de los promotores de la primera plaza de mercado en El Salado. 

María Maira Correal, otra comerciante de la ‘antigua plaza’ como también se conoce esta central, señaló que actualmente tienen el apoyo del Gobierno local y que en una de las visitas del alcalde Andrés Hurtado, este les prometió apoyo para la central de abastos con arreglos locativos; sin embargo, hay que resaltar que Infibagué - quien administra las plazas de mercado- no tiene ninguna injerencia en su recuperación o mejoramiento. 

Un nuevo espacio que no despega

Desde el 2018 en la administración del exalcalde Guillermo Alfonso Jaramillo, se habilitó ‘la nueva plaza de El Salado’, nombre que tiene actualmente este sector pero que de forma inicial se denominó como el centro de reubicación de vendedores informales. La estrategia se contempló hace varios años con la intención de sacar del espacio público al comercio ambulante (ver recuadro) que estaba agolpado en la antigua plaza y para ese entonces, al igual que ocurre ahora, estaba generando problemas en la movilidad y seguridad.

El lugar tiene dispuestos 89 puestos de mercado para frutas, verduras, abarrotes, cárnicos, comidas rápidas y un amplia plazoleta campesina para recibir a los productores rurales que vienen a vender sus cultivos.

El panorama es desolador en la central de abastos inaugurada en el 2018. 

Sin embargo, pese a que se designaron 26 puestos a algunos beneficiarios por cuenta de una orden judicial, el lugar por ahora solo lo ocupan diariamente nueve personas, los fines de semana el ambiente mejora pero las ganancias siguen siendo mínimas, la comunidad no ingresa y prefiere comprarle al comercio informal que advierten es una tercera plaza de mercado.

“Se creó una división de criterios sobre intereses personales, sin pensar en el interés colectivo de la región, de la comunidad y por eso quedaron dos plazas, y más grave aún, ahora figuran tres plazas en el barrio especial El Salado. La antigua que ya la conocemos, la plaza nueva o centro de reubicación a donde llegan los campesinos de 14 veredas del corregimiento 13 y algunos del corregimiento 12 que comercializan sus productos y un grupo de los que fueron reubicados por la sentencia de la acción popular, y yo digo que está la tercera plaza por la cantidad de vendedores ambulantes con productos agrícolas que se nos han instalado a las afueras de la plaza de mercado con el beneplácito de los entes de control”, señaló Mario Rico, líder del barrio El Salado y miembro de la Junta de Acción Comunal.

La nueva plaza se creó para hacer un proceso de reubicación. 

El líder barrial señaló que este nuevo espacio designado por el Gobierno local está afectado por la falta de respaldo de las autoridades; por un lado por la competencia desleal afuera de las instalaciones y por el otro por la poca publicidad que existe. También suma el deplorable estado en el que está la malla vial que tampoco permite un flujo vehicular efectivo.

Argemiro, uno de los comerciantes que se instaló en la nueva plaza desde hace cuatro años y a diario está a la espera de clientes indicó que el panorama es complejo y que pese a que existen las condiciones, la plaza está vacía, “esto aquí es muy difícil porque espacio público no colabora, la Policía tampoco, hay muchos regueros afuera, no podemos trabajar tranquilamente porque no hay apoyo de ninguno.

Solo hay unos pocos comerciantes que acuden a diario en medio de la soledad. 

“Le pedimos al Alcalde que reubique a la gente de afuera, la plaza está vacía. En la calle venden el pescado casi que encima de la basura, comida cerca de donde orinan los perros y nadie dice nada, aquí tenemos agua, baños, todo y no sabemos qué hace la gente afuera”, dijo. 

Jaime Romero, otro de los comerciantes, sostuvo, “esta situación está dura, porque la verdad la Alcaldía no han servido para nada empezando por los regueros, ¿qué hacemos aquí entonces?, trae uno productos del campo y le toca es salir a repartir”. 

La invasión del espacio público: el dolor de cabeza

El ‘palo en la rueda’ para un funcionamiento correcto en la plaza de mercado tal y como ocurre en las otras centrales de abasto que tiene la ciudad, está relacionada con la invasión del espacio público. Los vendedores informales particularmente los fines de semana se apoderan de las calles aledañas a las dos centrales de abasto que hay en el lugar, los más afectados son los comerciantes que tienen que ver cómo los clientes por mayor cercanía y facilidad de comprar, incluso sin bajarse de sus vehículos, promueven esta situación que impacta su bolsillo.

“La Secretaría de Gobierno no nos ha mostrado un resultado eficaz que ponga en control o cintura esa invasión del espacio, con la Dirección de Espacio Público hemos hecho mesas de concertación pero no se han podido llevar a feliz término porque no hay criterio entre los mismos funcionarios de la Administración, no hay solidaridad entre ellos mismos, se toman acciones pero no se complementan, por eso nunca se llega a nada”, dijo Mario Rico, líder comunal. 

 

Precisamente como una forma de minimizar la presencia ambulante desde la Alcaldía de Rubén Darío Rodríguez (2004-2007) se han venido desarrollando una serie de trámites para darle cumplimiento a un fallo judicial que para ese entonces ordenó la reubicación del comercio informal, la solución se planeaba que se diera con un nuevo establecimiento.

En 2016 el gobierno de Guillermo Alfonso Jaramillo se propuso la terminación de la instalación de la nueva plaza, esto pretendiendo que además de los informales también se desplazaran los comerciantes que ya tenían locales en la antigua galería.

Este es el panorama habitual de la nueva plaza.

Según los argumentos del Gobierno local de ese entonces en el lugar se preveía desarrollar el proyecto de ‘Pueblito Tolimense’ y se pretendía hacer una ampliación de la calzada, por ello la necesidad de ya no solo reubicar a los informales, sino a la plaza en su totalidad. Pese a los operativos, la Administración no pudo desplazar a los ciudadanos quienes alegaron que la tierra fue donada a sus parientes y que lo que se esperaba era que terminaran pagando la administración del punto. 

El panorama es tan caótico en relación al espacio público que en enero un hombre murió por un impacto de arma de fuego que le propinó otro vendedor ambulante luego de que presuntamente discutieran por una ubicación en inmediaciones de la central de abastos. 

Destacado

  • En medio de la alta presencia de venta informal, particularmente los fines de semana, los comerciantes señalan que existe una tercera plaza que se hace afuera de las instalaciones de las dos existentes y tiene un mayor impacto, urge la presencia de la autoridades. 
  • En el 2018 se entregaron las instalaciones de una nueva plaza de mercado en el barrio El Salado en la que se hizo una inversión de $160 millones.

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Credito
Redacción EL NUEVO DÍA

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