El oro del Tolima

Por la Fiebre del Oro se ha cambiado la historia. En la Edad Media el importante comercio de pimienta, azafrán, canela, cominos, clavos de olor, cardamomo, jengibre, nuez moscada, cúrcuma y otras especias, se transportaban desde el Lejano y Medio Oriente por el camino de la seda a los puertos del Mediterráneo.

Los dueños de aquellas rutas eran ricos y poderosos sultanes, califas, egipcios y mercaderes italianos que dominaban el negocio, acumulaban riquezas, construían templos y palacios. Para contrarrestar este creciente poder los reinos de España y Portugal apoyaron con barcos, hombres, títulos, honores y dinero a audaces navegantes para que emprendieran la búsqueda de una nueva Ruta de Indias por el occidente y así adueñarse del lucrativo mercado.

Fueron estos ambiciosos propósitos los que provocaron la preparación de los viajes que terminaron descubriendo a América en 1492 por Cristóbal Colon, de la vía por el Cabo de Buena Esperanza hasta la India por Vasco de Gama en 1498 y de la Tierra del Fuego, la odisea de Fernando de Magallanes en 1521 y demostrando que la tierra sí es redonda.

Una vez fue descubierto por Colón el continente Americano, los navegantes y exploradores españoles, portugueses y las flotas de barcos ingleses encontraron en estas tierras una población de aborígenes que poseía incontables objetos en oro que les fueron arrebatados y con los cuales se cargaron las bodegas de los barcos de la época que durante 200 años cruzaron el Océano Atlántico.

De allí surgió la leyenda de “Eldorado”, un lugar en donde el metal precioso se encontraría en cantidades jamás vistas. Olvidada quedó la búsqueda de nueva Ruta de las Indias para intercambiar las especias.

El siglo XVI, el periodo histórico dedicado al descubrimiento de nuevas tierras y la conquista de sus nativos, estuvo marcado por singulares hechos, todos con la finalidad de apoderarse del oro precolombino por ello se organizaron las expediciones españolas con aventureros y mercenarios que lo primero que incluyeron en su carga fueron espejos, cuchillos de mala calidad y objetos en vidrio (así se puede leer en las crónicas de la época) para cambiarlos por el oro de los indígenas.

Se transportaron hacinados y encadenados como esclavos pueblos enteros del África Central para ser vendidos a los hacendados que los obligaron a trabajar en las minas del Cauca, Nariño y Antioquia. Se asesinaron millones de indígenas que “se negaban” a señalar el sitio de Eldorado. La población indígena en el siglo XVI en lo que hoy es Colombia era aproximadamente de 14 millones de habitantes y para el siglo XX se calculó en tan solo un millón, las enfermedades traídas, el hambre, las guerras y la explotación los aniquilaron.

Se destruyeron y escudriñaron los sitios sagrados de los pueblos indígenas en busca de tesoros. Hasta se intentó vaciar la laguna de Guatavita, mientras ejércitos, bucaneros y piratas saqueaban los territorios de América como lo relata Germán Arciniegas, el escritor más serio y erudito que tuvo Colombia en el siglo XX. España e Inglaterra se enfrentaron en una larga guerra en varias batallas navales y son numerosos los barcos que reposan en el fondo del mar Caribe con cofres repletos de tesoros precolombinos

En el Tolima

Al Tolima llegaron los conquistadores, encabezados por Don Gonzalo Jiménez de Quesada, fundador de Bogotá. Este codicioso abogado falleció en Mariquita, donde aplicó la llamada “justa guerra”, que le otorgaba el derecho de apoderarse de las tierras y bienes de los indígenas y de someter o esclavizar a aquellos que resistieran. El capitán Francisco Núñez Pedroso atraído por los aluviones con visos dorados de los ríos del norte del departamento fundó a Mariquita en 1551 y en las aguas de los ríos Sabandija y Venadillo con 450 indios bajo su mando lavó oro corrido.

Andrés López de Galarza nombrado para “pacificar” el Valle de las Lanzas enfrentó a sangre y fuego al pueblo pijao, asesinando a miles de ellos, fundó en 1550 Ibagué en el cruce de los ríos Bermellón y Anaime y en 1551, al no poder resistir la ferocidad de los indígenas, lo trasladó al sitio actual. Los más antiguos pectorales en oro fueron encontrados en la región de Ataco, figuras de tiempos de antes de Cristo. Algunos estudiosos sostienen que Eldorado estaba en el Tolima. Minas de oro y plata existieron en Mariquita e Ibagué. Todavía en 1870, la compañía inglesa extraía oro de los ríos Irco, Tuluní, Saldaña, Coello, Combeima y cuarzo aurífero de la quebrada Cay.

Panorama actual de la Minería

Actualmente la compañía Mineros El Dorado, transformada en Mineros S.A. y recientemente en Minera de Ataco S.A., adelanta gestiones para la explotación de la concesión de títulos mineros en las orillas del río Saldaña en Ataco. Finalmente la licencia de explotación fue negada en 2015. La compañía Mineros S.A. explora las zonas de Falan, Santa Isabel, Casabianca, Villahermosa y Líbano.

Y la compañía multinacional Anglogold Ashanti, que explora en el cerro La Colosa de Cajamarca calcula sus reservas en 25 millones de onzas, también posee varios títulos mineros en la cuenca de los ríos Anaime, Bermellón y Combeima. Otras empresas sin autorización explotan ricas zonas auríferas en Coyaima, Ataco y Chaparral, en donde miles de familias viven del “barequeo” o lavado de arenas.

Por qué esta fiebre del oro en Colombia?

Por causa de la crisis financiera de 2008 originada en el colapso del sistema hipotecario de vivienda en los Estados Unidos, el dólar y otras monedas importantes del mundo se tornaron volátiles y los ahorradores se lanzaron a comprar metales preciosos. El valor de una onza troy de oro (31.1 gramos) que era de 380 dólares en 2003, alcanzó a 950 dólares en 2008, llegó hasta mil 600 dólares en 2012 y muestra un descenso en 2013 a un valor promedio de mil 300 dólares.

Por el crecimiento de las economías de China, India, Corea, Rusia, Turquía y Brasil producen también un aumento en la demanda de materias primas y artículos que utilizan metales y aleaciones a base del oro.

Por los cambios en la legislación colombiana favorecen la entrega de títulos mineros y concesiones a multinacionales. Tan solo en 2013 se recibió dos mil 500 nuevas solicitudes mineras de un total de nueve mil existentes. La falta de aprobación del nuevo código minero permite volver a la aplicación de normas obsoletas que favorecen los intereses de las multinacionales mineras. Por las ventajas tributarias que reciben las compañías mineras que no pagan impuesto de remesas sobre sus utilidades, que según el Dane son inferiores al 10 % de la utilidad, mientras todos los colombianos pagan el 33 % de impuesto sobre la Renta líquida. Son muy altos los niveles de evasión de estas compañías que han logrado también descontar del pago del impuesto de renta los pagos por regalías, contrariando los preceptos de la Constitución Política.

Como lo explica el especialista Álvaro Pardo en la revista Razón Pública de febrero 5 de 2012, las normas han convertido a Colombia en “paraíso fiscal para compañías mineras”. Por las bajas tasas fijadas para el pago de Regalías del oro, que es tan solo de 4% del valor de la producción en mina, si es de excavación y de 6 % si es extracción del aluvión. Tasas razonables cuando el valor de la onza era de 380 dólares, pero grotescas cuando los precios hoy son superiores a mil y hasta mil 600 dólares

Por ejemplo, en 2011 el país recibió $288.182 millones por regalías, por concepto de oro y otros minerales, incluidas todas las compañías nacionales y extranjeras. Analistas afirman que separando el carbón, el oro paga regalías por tan solo el 3 %. Podría considerarse insignificante este pago comparado con el daño ambiental que se produce y el impacto social y político negativo que hasta ahora no se ha estudiado, según estudio de Guillermo Rudas, Consultor de la CGR. Pero la política de centralización en el uso y la decisión del manejo de la regalías del actual gobiernos del presidente Santos y la aprobación por el Congreso del Acto Legislativo 05 de 2011 y la ley 1530 de mayo de 2012 agrava la situación regional al despojarlas de la propiedad de las mismas y de la autonomía para su administración.

La explotación de oro y otros minerales en Colombia en los próximos años será motivo para la participación ciudadana a través de mecanismos como las consultas populares, el debate jurídico, el control político de los Partidos, el apoyo de organizaciones no gubernamentales nacionales y extrajeras, de los lideres ambientalistas y los académicos que con seguridad superaran las equivocadas acciones hasta ahora ejecutadas por las multinacionales.

Credito
Carlos García Orjuela. Especial para Ecológicas El Nuevo Día

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