No más evaluaciones para el fracaso escolar

Crédito: Suministrada / El Nuevo Día.
El tradicional examen no puede ser un espacio dado para dominar o para convertirlo en mecanismo de coacción y estrategia de poder del docente sobre el estudiante.
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He llegado a la conclusión de que en Colombia existen normas suficientes sobre la evaluación y promoción de los estudiantes y que sustentado en ellas, es posible producir transformaciones a las concepciones y prácticas evaluativas que no están dando los resultados deseados. La pandemia del Covid-19, crea la oportunidad para reflexionar y actuar en la transformación de las concepciones que al respecto tradicionalmente se desarrollan en Colombia.

No es conveniente que los docentes y directivos docentes sigan pensando que las evaluaciones de los resultados de los aprendizajes, se soporten en concepciones propias del fracaso escolar que se manifiesta en los datos sobre reprobación o “pérdida del año escolar” o en la reprobación de asignaturas; en la deserción intra anual e interanual y en la repitencia escolar, fenómenos que no debieran existir o por lo menos tener una menor intensidad.

Los médicos, frente a una situación grave de salud de los pacientes que llegan a sus consultorios o quirófanos, siempre tienen en mente cómo salvar vidas o cómo atenuar los efectos de las enfermedades. Pero muchas veces ocurre que los docentes tienen en su mente “rajar” a los estudiantes en las pruebas de evaluación del aprendizaje porque muchas veces tienen en mente u obran pensando en convertir en sanción las notas, apuntan a castigar, controlar y dominar disciplinariamente a los estudiantes en los términos del filósofo francés Foucault, en Vigilar y Castigar (1976).

El tradicional examen no puede ser un espacio dado para dominar o para convertirlo en mecanismo de coacción y estrategia de poder del docente sobre el estudiante.

Educación.

Evaluar para aprender

Mi concepto sobre la evaluación del conocimiento adquirido por los estudiantes a través de la evaluación de sus aprendizajes, ha mejorado con la lectura de textos de tres autores, la del español Santos Guerra en ‘Una flecha en la diana. La evaluación como aprendizaje (2002)’, la del mexicano Gallardo Córdoba en ‘Evaluación del aprendizaje: retos y mejores prácticas (2013)’ y la del filósofo francés Foucault en ‘Vigilar y Castigar (1976)’.

Acojo la teorización y conceptos que hace Santos Guerra (2002,p.7) para desarrollar el propio, sobre evaluación del conocimiento en el sistema escolar colombiano. “Una de las finalidades que ha de perseguir la evaluación es el aprendizaje”, dice Santos, y así debiera ser. Para transformar la idea de que la evaluación de los aprendizajes de los estudiantes sea un momento final, para promocionar a un estudiante de un grado al siguiente.

Aprender más de los resultados de las evaluaciones internas que realiza cada docente como una de sus actividades profesionales, conjugar una sucesión de verbos que son útiles para las finalidades de una evaluación de aprendizaje deseable como producto de conjugar verbos como los siguientes: aprender, dialogar, diagnosticar, comprender, comprobar, explicar, mejorar, reorientar, motivar, rectificar, contrastar y reflexionar. Desechar o utilizar con menor intensidad, las metas u objetivos que surjan de conjugar verbos como los siguientes: medir, calificar, comparar, clasificar, seleccionar, jerarquizar, atemorizar, sancionar, acreditar, juzgar, exigir, promocionar y acreditar (Santos, 2002,p.9).

Cuáles de estos verbos conjugan nuestros docentes en los procesos de evaluación de los aprendizajes en los exámenes internos que diseñan y ponen en práctica en desarrollo de sus asignaturas del plan de estudios o al analizar e interpretar los resultados de las evaluaciones externas que realiza anualmente el Icfes, las pruebas estandarizadas de obligatoria participación en los grados tercero, quinto, noveno y undécimo de educación básica y media y en las pruebas Saber Pro, para quienes se gradúan en la Universidad.

 

Normas favorables

La legislación colombiana sobre evaluación del aprendizaje y la promoción, vigente en las actuales normas permiten las transformaciones necesarias para que disminuya el alto índice de repitencia escolar que se origina en la alta reprobación de estudiantes. “Cada establecimiento educativo determinará los criterios de promoción escolar de acuerdo con el sistema institucional de evaluación de los estudiantes… Durante el primer periodo del año escolar el Consejo Académico, previo consentimiento de los padres de familia, recomendará ante el Consejo Directivo la promoción anticipada al grado siguiente del estudiante”, dice el Decreto No. 1290 de 2009, cuya aplicación es apropiada para que se elimine o disminuya la reprobación y repitencia escolar y, muy seguramente la deserción escolar que propician estas decisiones sobre el rumbo escolar de los estudiantes.

Es necesario que los agentes educativos lleguen a un acuerdo sobre cómo garantizar a los estudiantes el derecho a “ser evaluado de manera integral en todos los aspectos académicos, personales y sociales” (2009), situación que no ocurre en prácticas evaluativas de tipo sumativo y no formativo, como debiera ser; evaluaciones que apuntan a castigar, controlar y dominar disciplinariamente a los estudiantes en los términos de Foucault en Vigilar y Castigar (1976).

Es necesario romper los mitos creados en torno a las pruebas estandarizadas externas en Colombia que realiza el Icfes, censales en los grados 3, 5 , 9 y 11 de los niveles educativos. Porque se ha creado la idea de que sus resultados son paradigma y parámetros de la evaluación de la calidad educativa. Muy necesario es dar mayor énfasis a las evaluaciones internas que realiza cada docente sobre las actividades académicas en el aula de las asignaturas que orienta, teniendo en cuenta criterios integrales de evaluación holística.

 

La magnitud del fracaso escolar en el Tolima

En Colombia, el fracaso escolar se cuantifica a través de los indicadores de eficiencia interna, esto es, las tasas de reprobación escolar entendida como aquella en la que los estudiantes no logran la aprobación de por lo menos tres asignaturas o materias del plan de estudios; la deserción escolar intraanual equivalente al abandono de los estudios durante el año escolar y la repitencia en la que los estudiantes reprobados deciden cursar de nuevo el correspondiente grado en el año siguiente o más adelante.

En el Tolima, en sus 47 municipios, según datos del Dane, en el año 2019, el total de estudiantes reprobados fue de 17.244 sobre una matrícula total de 298.875, lo cual equivale a una tasa de reprobación del 6.2%; la deserción intraanual para el mismo año fue de 10.611 desertores, equivalentes a una tasa de deserción del 3.8%. Así, entre estudiantes reprobados y desertores suman 17.855 estudiantes; de cada 100 estudiantes matriculados, diez constituyen la tasa de “mortalidad académica en el departamento, cifras que expresan la magnitud del fracaso escolar”.

En Colombia, la tasa de repitencia escolar en el año 2018, fue del 1.98%, frente a la del año inmediatamente anterior del 2.69%, según el Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana. Colombia es el segundo país con mayor repitencia, después de Marruecos, dado que el 41% de los participantes de los estudiantes evaluados en el país por las pruebas Pisa de este año, manifestaron haber repetido por lo menos un año escolar durante su trayectoria escolar.

Poca atención se presta al fenómeno de la repitencia escolar que tantos efectos negativos tiene sobre el éxito escolar futuro de un estudiante, sobre las implicaciones económicas que produce, “es un daño horrendo el que estamos causando a esos niños a los que les hacemos repetir el año” (Torres,1996, p.27).

Rosa María Torres, en artículo distribuido por el Ministerio de Educación dice expresamente: “Tradicionalmente, las estadísticas educativas convencionales, tanto a nivel nacional como internacional, han omitido el fenómeno de la repetición. La comprensión convencional del término universalización de la enseñanza primaria se ha limitado a la matricula universal de la población en edad escolar, desentendiéndose de si los alumnos matriculados permanecen en el sistema escolar, completan el ciclo primario y lo hacen en el número de años estipulado en cada caso”. De tal manera que el Dane no proporciona estadísticas anuales sobre repitencia, tampoco lo hace la Secretaría de Educación Departamental del Tolima.

Credito
LUIS EDUARDO CHAMORRO RODRÍGUEZ

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