Rectorías virtuales en tiempos de pandemia

Crédito: Suministradas / EL NUEVO DÍA
“Convertir el hogar en oficina, con impresoras, computador, internet y todo lo necesario para seguir ejerciendo el rol directivo. Esta experiencia ha sido bastante tortuosa y caótica”, dice directivo docente de Lérida.
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La crisis sanitaria del Covid-19, que se expandió por el mundo a partir del 2020, ha creado situaciones inesperadas en el mundo escolar. Han cambiado, parcialmente, las concepciones y prácticas pedagógicas y de gestión escolar del sistema escolar que de una u otra manera permanecerán en el futuro. 

A la situación de inequidad social y económica, que es propia de nuestro país, se suman hechos de inequidad y brechas en la oferta educativa, brechas digitales entre quienes tienen acceso a los recursos digitales exigibles en la educación a distancia, brechas en el acceso a las TIC, brechas en el uso de medios tecnológicos requeridos para garantizar la continuidad de la educación formal que se ofrecía hasta el año 2019.

“A pesar de los esfuerzos realizados, la conectividad y el acceso siguen siendo el punto débil al desarrollar iniciativas de educación y TIC en América Latina. Estas dificultades evidencian la persistencia de profundos problemas vinculados a la desigualdad digital”, dicen Ana Rivoir y María Julia Morales, en un informe reciente de la Unesco (Abril, 2021).

La educación, los aprendizajes, ahora dependen en gran parte de las características de los hogares de los que provienen los estudiantes. La encuesta del Dane sobre tecnologías en los hogares (2018) suministra el dato de que en el Tolima, sólo el 26.3%, un poco más de la cuarta parte de los hogares, disponían de computador portátil, en un 75.7% se disponía de conexión a internet pero sólo un 43.4% se utilizaban estas herramientas y medios tecnológicos para la educación y el aprendizaje; datos que muy seguramente han cambiado positivamente en tiempos de pandemia, hacia agosto de 2021. 

Lo negativo está en que, con relación a los indicadores de acceso, la conexión de computadores a la red internet y al uso de la red con propósitos educativos, el departamento del Tolima está por debajo de los promedios nacionales. 

 

Incertidumbre ante la presencialidad

Hacia la mitad del año 2021, todavía hay incertidumbre y dilemas en cuanto al regreso a las aulas, originadas en condiciones de infraestructura digital y de las instalaciones físicas de los planteles educativos; con directivos y docentes con débil formación previa para el uso de las tecnologías móviles. 

En el lenguaje se han incorporado conceptos y términos nuevos tales como la alternancia que se ha propuesto para el regreso a la educación presencial. No se han creado las condiciones apropiadas para ello por ende; hacia el mes de abril se calculaba que sólo el 11.6%  de los estudiantes colombianos, accedían a esta estrategia; directivos, docentes y estudiantes en su gran mayoría, siguen en sus casas a la espera de continuar los aprendizajes programados en los planes de estudio.

El Dane nos dice, según encuesta de junio de 2021, publicada en julio, que el 86.2% de los estudiantes en Colombia, han continuado las actividades educativas y de aprendizaje, recurriendo a varias opciones, con un porcentaje mayor de 90.1% en Ibagué (Dane, Encuesta Pulso Social, julio de 2021). Pero también nos dice que las personas en general todavía se sienten inseguras al transitar por las calles o veredas durante el día, en un porcentaje del 39.2%, porque están preocupados o nerviosos (39.1%) e inclusive hay situaciones de bienestar subjetivo que se representa en miedo o temor o en manifestaciones de tristeza (16.4%), situaciones que de una u otra manera afectan el regreso presencial de estudiantes y docentes a las aulas.

 

¿Qué piensan y dicen los rectores de IE?

Insisto en que de la calidad y desempeño de los rectores y coordinadores de las instituciones educativas oficiales depende la gestión y los resultados académicos de los estudiantes. Otros actores sociales y educativos tienen menor incidencia.

En el Tolima son 272 rectores, de estos 60 en Ibagué. Pero de ellos depende el funcionamiento de los 2.316 establecimientos educativos estatales urbanos y rurales; una red institucional ubicada en los 47 municipios del departamento, al servicio de la formación de los estudiantes matriculados. Una responsabilidad social y cultural que cada vez más se vuelve significativa en tiempos de crisis como los de la pandemia que afecta las actividades de toda índole.

 

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Credito
LUIS EDUARDO CHAMORRO RODRÍGUEZ

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